Desde Chile, con amor

Por Livio Maderi

“Mi amor por ti”, de Teresa Calderón. Alfaguara, Santiago, Chile, 2005.

“Mi amor por ti” es la historia de un amor signado por la poesía (Teresa y Tomás son reconocidos escritores), por un no lejano pasado político traumático (la dictadura chilena), por la pobreza, la bohemia y el alcohol. Es, como todas las historias de amor, una historia única, pero es también universal porque Calderón sabe extraer de cada episodio el núcleo profundo que acerca a todos los seres.

El amor es reflexivo, conjetural, se difumina hacia todas las zonas de la sensibilidad, el conocimiento y el recuerdo. La novela de Teresa Calderón (o memoria que se quiera -la protagonista se llama como la autora, y los otros personajes, escenarios y referencias son estrictamente verosímiles si no históricos-) se expande sirviéndose de cualquier elemento o suceso como detonante. No es casual que “Fragmentos de un discurso amoroso”, de Roland Barthes, aparezca en más de una ocasión citado en los epígrafes que abren cada capítulo. Así, los ojos del amado, por ejemplo, la llevan a considerar la rareza de que los ojos vean lo que quieren ver y no la realidad. Y enseguda reflexiona: “Me alarma tener un punto de vista único, lo que en definitiva nos transforma en los seres más subjetivos del mundo”. Y por asociación inmediata, los ojos la llevan a meditar sobre los espejos y a recordar un libro de Andersen que leía de chica, en el que el diablo construye un espejo que distorsiona todo lo bueno, hermoso o noble que se refleja en él, mostrando sólo lo malo, feo e innoble.

Estructurada en capítulos que despliegan en tiempos cruzados, no cronológicos, la historia de este amor “maldito”, la novela de Calderón es, en su nostálgica amargura, un canto apasionado que seduce, envuelve e implica amorosamente al lector.

Nacida en La Serena, Chile, en 1955, Teresa Calderón es autora de numerosos libros que justamente la ubican en un lugar de privilegio en las letras contemporáneas del país hermano.