Mundo hostel

Mundo hostel

Una manera distinta y más económica de alojamiento, donde se comparte la habitación, un living, un baño y hasta la cocina. Conozca un punto de encuentro, y a veces de partida, para miles de viajeros que recorren el mundo.

TEXTOS. GASTÓN CHANSARD. FOTOS. AMANCIO ALEM, NÉSTOR GALLEGOS y G. CHANSARD

El viajero puede armar su propia historia desde un plan rigurosamente diseñado durante meses, desde la casualidad, desde las relaciones que pueda tener en tal o cual lugar, desde las necesidades económicas, desde la aparición de un amor fugaz o desde un hostel.

Los viajeros del mundo construyeron su diario de viaje desde ese clima tan especial que encierran los hostel. Es que ese lugar de hospedaje está diseñado para que la gente se encuentre en espacios comunes. El hostel es un tipo de alojamiento donde hay habitaciones compartidas y también privadas, con y sin baños a compartir, una cocina de uso para todos los huéspedes, un living, una computadora, un jardín y en muchos hasta una piscina. Y todo esto por un precio inferior a otro alojamiento, sólo superior a las tarifas de un camping.

Teniendo en cuenta esas características, muchos de los pasajeros intercambian datos de sus viajes y a través de las experiencias recogidas, muchos deciden improvisar una hoja de ruta que quizás no tiene nada que ver con lo anteriormente planeado. Las relaciones humanas son el alma de esta clase de alojamientos y es por eso que en una fiesta o en una cena del hostel (algo casi cotidiano), una tarde en la pileta o un café en el living puede modificarse un plan que, en previa, aparentaba ser perfecto e indestructible.

El hostel, que explotó en Europa como alternativa de hospedaje barato para jóvenes viajeros, se expandió por todo el mundo (Argentina no es la excepción) y desde hace varios años compite de igual a igual ante los hoteles, su hermano mayor. Pero la expansión no sólo fue geográfica, también generacional. Lo que al principio sólo fue un territorio para jóvenes, hoy se puede decir que es para todo tipo de edades y muchas personas con más años también se atreven a vivir la sociable estadía de un hostel.

Las anécdotas, las diversas costumbres, las culturas disímiles y los diferentes idiomas confluyen en espacios comunes, casi como una gran familia que convive por una noche, dos días o hasta una semana. Y entre los de allá y los de acá el viaje se va armando al ritmo de uno o varios hostel.

LA PARTICULAR SANTA FE

Y un día en Santa Fe también desembarcó el hostel como alojamiento. Pero, a diferencia de la gran mayoría de estos sitios, en nuestra ciudad tomó vida de otra forma para adaptarse al ritmo menos turístico y más tranquilo que tienen las calles santafesinas.

Lejos del ruido, las fiestas internas, las grandes comidas entre los visitantes que se alojan y las charlas interminables que finalizan en un “y mañana arranquemos juntos”, en el primer y único hostel que tiene nuestra ciudad las cosas son diferentes. “Acá es distinto, todo es más tranquilo, va de la mano del ritmo que tiene la ciudad, no hay movimiento de noche, ni de fiestas y esto tiene que ver con las tareas de la gente que allí se aloja, ya que muchas personas vienen unos días a trabajar o van a la facultad”, manifestó Ángeles Maciel, una de las encargadas del establecimiento.

Teniendo en cuenta esas características, en el Santa Fe Hostel “no hay intercambio de experiencias entre los viajeros, tampoco de salir juntos y mucho menos de continuar el viaje entre ellos”.

Siguiendo con las comparaciones, mientras la gran mayoría de esta clase de alojamientos están habitados por extranjeros, aquí lo habitan más pasajeros argentinos. “Después de un año y medio de vida que tiene el hostel en Santa Fe, podría afirmar, en términos de porcentaje, que por acá pasaron entre un 65, 70 por ciento de turistas nacionales y el resto de otros países”.

Tranquilidad y descanso, esas dos palabras son las que vienen a buscar muchos de los circunstanciales habitantes que tiene el hostel. “Santa Fe se convirtió para muchos extranjeros en un lugar de paso, por ejemplo hay muchos que paran acá y vienen de Córdoba o Buenos Aires para seguir su viaje a Cataratas. Este es un punto medio que ellos toman como descanso, sirve para parar un poco con el ritmo turístico y cargarse de energías para seguir con esa gran recorrida que hacen los europeos o los norteamericanos cuando visitan nuestro país o gran parte de Sudamérica”. Ángeles agregó que “los turistas extranjeros llegan a Santa Fe sabiendo que es una ciudad tranquila; por lo tanto no se molestan demasiado por conseguir excursiones: van a algún museo, al centro o la costanera. Básicamente quieren descansar”.

Con respecto a los compatriotas que hacen parada en Santa Fe, “algunos están de paso y otros se albergan por motivos muy puntuales, como por ejemplo el casamiento de algún familiar o amigo, la carrera del TC 2000 u otro tipo de eventos empresariales o universitarios”, aseguró.

Otro punto que destacó Ángeles tiene que ver con la adaptación de la gente al “mundo hostel”, las diferencias entre algunos argentinos y también con los extranjeros. “Al argentino le cuesta incorporar la idea del hostel, más allá de que muchos se alojaron en ellos, todavía no tienen el código de convivencia; por ejemplo les molesta lo del baño compartido o esperar para usar la computadora. Me parece que muchos lo piensan como una opción más económica pero pretenden hacer el uso de un hotel. Mientras que el que viene por necesidad, ya sea por estudio o trabajo, este tipo de lugares les viene bárbaro para sentarse a estudiar o ponerse a trabajar con la computadora. Para esos argentinos es más cómodo”.

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en un hostel conviven distintas generaciones que comparten estadías pero también anécdotas y proyectos.

EXTRAÑO DE MÉXICO

“Santa Fe Hostel” es el único hostel que tiene la ciudad y el primero en dicho rubro. Cuando llegó el momento de pensar el proyecto, por la cabeza de la familia Maciel (también son propietarios de otro hostel en Córdoba) rondaba la idea de alojar a muchos extranjeros que estarían de paso por la ciudad, aunque también admiten que el riesgo era muy grande porque Santa Fe no está tan explotada a nivel turístico. “Pero nunca creímos que íbamos a tener más pasajeros argentinos que del exterior”.

A la hora de recordar algunos de esos pasajeros que llaman la atención por algún hecho o característica especial, en la memoria de Ángeles estaba un chico de México. “Había una mexicana que estaba haciendo un intercambio universitario y paraba en la residencia que le daba la Universidad y al poco tiempo llegó a visitarla el novio y se alojó en el hostel durante un mes, pero en el transcurso de ese mes salió muy poco de acá”.

El hostel ya se ganó un espacio en el mundo de los viajeros y, a diferencia de los otros alojamientos, es muy fácil de incorporarlo a la lista de los mejores recuerdos de un viaje.

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más datos

SANTA FE HOSTEL

El único hostel que tiene nuestra ciudad comenzó a funcionar en marzo de 2008, está ubicado sobre Boulevard Gálvez al 2100 y tiene capacidad para 13 pasajeros. Cuenta con dos habitaciones compartidas y una privada con baño propio. Además, sus visitantes también pueden disfrutar de una piscina, una computadora con acceso a internet, una amplia cocina, televisión y dos salas de estar.

UN POCO DE HISTORIA

Todo comenzó a principios del siglo XX cuando a un maestro alemán, Richard Schirrmann, se le ocurrió buscar más comodidades para cuando salía de excursión con sus alumnos por el campo. Los viajes de Schirrmann ganaron tanta fama que en 1909 el maestro se vió alentado a abrir el primer hostel en un castillo reconstruido en Altena, Alemania. Diez años más tarde, fundó la Asociación Alemana de Albergues para Jóvenes. y vio cómo el movimiento alberguista se expandió con rapidez, primero en Europa, y en el resto del mundo entre los años “30 y “50.