Un homenaje de ficción a los primeros maestros jesuitas

Un homenaje de ficción  a los primeros maestros jesuitas De un alumno a su madre

El Colegio de la Inmaculada Concepción se encuentra celebrando los 400 años de la lelgada de los jesuitas a Santa Fe.

En el contexto de los festejos por los cuatrocientos años de la llegada a Santa Fe de los primeros maestros jesuitas, Padre Francisco del Valle y Hermano Juan de Sigordia, los alumnos de 7º grado de Nivel primario y los de 1º año de Nivel Secundario del Colegio de la Inmaculada Concepción quisieron rendir a ellos y a sus sucesores, un homenaje a su entrega y desafío.

Para ello imaginaron “sus asombros, sus añoranzas, sus alegrías y tristezas, sus encuentros y desencuentros, sus sueños y pesadillas” y, a través de diferentes tipos de textos ficcionales (cartas, biografías “no autorizadas”, descripciones, relatos de anécdotas, diálogos) plasmaron en la hoja y a través de su palabra lo que han podido “figurarse” de los orígenes del Colegio y de sus primeros hacedores.

Sonia Bonazzola, vicedirectora del Nivel Secundario del Colegio explicó a Nosotros que la intención fue “que los alumnos más chicos, de 7º de primaria y 1º año de secundaria, tuvieran acceso a una historia tan rica como la que generó la llegada de los primeros jesuitas”. Para ello, las docentes de Lengua de ambos niveles, Marina Vanzi y Silvia Ragalli -respectivamente- elaboraron un proyecto al que denominaron “Escritos en el aula” que permitió que los chicos puedan recrear las vivencias de aquéllos hombres.

La propuesta contó con la colaboración de la Prof. Maria Ema Candioti, sumó todo el aporte del material escrito con que cuenta el Colegio y la presencia de dos profesores muy ligados a la institución: Carlos Pauli, historiador y ex director de la Inmaculada, y la Prof. Raquel Garigliano, madre de un ex alumno, quienes “explicaron de manera muy didáctica qué fue lo que encontraron los jesuitas cuando llegaron a Santa Fe la Vieja y de qué manera se acercaron a los aborígenes para concretar la tarea que finalmente logró la Compañía de Jesús”.

Ahora, “podemos decir que la llama de aquellos primeros jesuitas sigue viva y vigente en la educación de tantos jóvenes de la sociedad santafesina que concurren al Colegio”, sostuvo Bonazzola.

Volviendo al proyecto, se desarrolló íntegramente en las aulas de las tres divisiones de 7º grados y las cuatro de 1º año, con correcciones diarias en las horas de Lengua. Pero no termina allí: para el año que viene está prevista la publicación de los trabajos, en el marco de los 400 años de presencia jesuita en Santa Fe.

En estas páginas se reproducen -con sus respectivos autores- algunos de los textos, que representan una pequeña muestra de los “Escritos en el aula”.

DIARIO PERSONAL DE UN JESUITA

21 de marzo de 1628. El suelo está cubierto de hojas amarillentas y secas. Nuestras mulas avanzan con pesadez. A nuestro alrededor se encuentran grandes árboles de robustos troncos. “Quebrachos”, me dijeron que se llaman. Mi nombre es Fernández Leoni, un nuevo misionero jesuita. Me encuentro en mi primera misión y decidí tomar nota de mi experiencia para dejar un registro a la Compañía.

Al llegar la noche, llegamos al pueblo indígena mocobí. Fuimos recibidos por el padre Provincial de Santa Fe, Carlos Verzales, y unos sonrientes nativos...”

Nicolás Churchú, 1º B.

CARTA DE UN JESUITA A UN AMIGO EN ESPAÑA

Santa Fe, 15 de noviembre de 1610. Estimado Javier: Te escribo amigo mío porque hace mucho tiempo que no lo hago, pues las evangelizaciones en estas nuevas tierras me tienen muy ocupado. Actualmente me encuentro en la ciudad de Santa Fe; ésta posee abundante vegetación, se destacan las tunas (una especie de cactus) y en los bosques se encuentran enormes tigres que son un alimento muy común en las tierras del Litoral.

Nosotros tenemos como objetivo principal evangelizar y enseñar las primeras letras en una escuela que estamos construyendo con gran ayuda del Excelentísimo Gobernador Arias de Saavedra y sus amabilísimas hijas, quienes acarrean carretillas con materiales para la edificación...

...Me despido y espero que imagines mi nueva vida en estas tierras americanas. te bendigo en el nombre de Dios y te dejo un abrazo. Francisco del Valle, s.j.

Santiago Galgani, 1º B.

CARTA DE UN JESUITA AL GRAL. DE LA COMPAÑÍA

Sudamérica, 21 de septiembre de 1620. Hermanos jesuitas: Hemos llegado a Santa Fe, ciudad que está recostada sobre un río llamado Quiloazas, en el centro de las Provincias de Sudamérica. La región está habitada por distintos grupos de indígenas. Querandíes, Mocobíes, Avipones.

La tierra es muy fértil, hay abundancia de plantas, frutos, flores y animales exóticos que no hay en nuestras tierras... El río es muy generoso, posee gran variedad de peces que nos alimentan cada día, pero también atrae a un insecto llamado mosquito que pica permanentemente y cuya presencia molesta cuando uno quiere descansar. Otro acecho del río es un animal llamado yacaré. Éste vive en las zonas pantanosas haciendo peligrosa la navegación por su curso.

Pero lo que más llamó mi atención son sus habitantes. Ellos son muy distintos de nosotros... Estos nativos tienen un gran valor que es el espíritu comunitario, son muy solidarios entre ellos y también con nosotros que venimos desde lejos... Espero verlos pronto. Marcos.

Mariano Llapur, 1º B.

“AMIGOS PARA SIEMPRE” (RELATO)

Cuenta la historia que un día, allá por el año 1749, llegó a nuestras tierras un monje jesuita con corazón tan bueno y generoso que los indios no alcanzaban a entender;...

Cuánto le costó a este misionero nacido en Polonia, llamado Florencio Paucke, adaptarse a las costumbres indígenas de esta región, habitada por indios poco amigables que hablaban una lengua difícil de entender: el mocobí...

Una tarde, Paucke venía del río con las vasijas cargadas de agua cuando, de pronto, escuchó un llanto de dolor proveniente del monte; sin dudarlo se dirigió hacia aquel lugar y se encontró con un indio que había sido atacado por un puma... La gran sorpresa de Florian fue... darse cuenta de que al que había salvado la vida era nada más y nada menos que el temible “Qapare”...

Lautaro Machena, 1º C.

UNA NOTICIA

Para “El periódico de Santa Fe”, “¡Ya llegaron!

7 de octubre de 1609. Después de tantos reclamos, al fin llegaron los sacerdotes jesuitas que darán clases aquí en Santa Fe. Los maestros llegaron anoche, luego de una larga travesía en barco desde Europa. Ellos son el Hermano Juan de Sigordia y el Padre Francisco del Valle. Ambos darán clases en el nuevo colegio y aseguraron que se quedarán en estas tierras, a pesar de los malones y de los mosquitos.

Santiago Prono, 1º C.

DIARIO DE UN INDÍGENA

Día 1: Fue ayer que los expulsaron de nuestras tierras. Se extrañan mucho sus costumbres, sus oraciones, sus cantos. Estamos muy tristes por este hecho, pero como el padre Florian Paucke me nombró jefe de la tribu, seguiré trabajando.

Día 2: Nos reunimos todos en la capilla San Javier, oramos por el jesuita alemán y por su amigo español Bartolomé Díaz. También cantamos la canción que ellos nos enseñaron y que tanto nos gusta: “Alabado sea el Señor”...

Matías Barnaba, 1º D.

EL SUEÑO HECHO REALIDAD

...Sentado en la escalera del patio redondo, no podía dejar de pensar en el trabajo de escritura. Cuatrocientos años es mucho tiempo y no se pueden poner en una hoja, pensaba. No se en qué momento me quedé dormido, y entonces soñé ...Hace muchísimos años, nuestros antepasados recorrieron las costas. En un tiempo remoto decidieron vivir en el nordeste de nuestro país...

También soñé que a las orillas del río se acercaban unos enormes barcos, en ellos venía un grupo de sacerdotes que traían paz y tranquilidad a los pueblos nómades... Viajamos a Santa Fe, y recorrimos el lugar... Al despertar me di cuenta que mi sueño era la respuesta al proyecto de escritura.

Juan Chiaraviglio, 7º B.

LA MISIÓN

Cuando los vi llegar sentí la curiosidad de saber quiénes eran, y por qué estaban aquí. Fui sigilosamente a su campamento para poder observar de cerca. Pero un hombre notó mi presencia y aunque no lo crean me invitó a estar con ellos para conocerme un poco.....

.... Un día, el misionero recorría el territorio y en un abrir y cerrar de ojos un tigre se apareció frente e él; lo acorraló y cuando estaba a punto de matarlo los hermanos Mocovíes que lo acompañaban lo ayudaron a escapar......

Daniel Tardivo, 7º C.

Alumnos del Colegio de la Inmaculada Concepción se pusieron, por un momento, en la piel de aquellos hombres que protagonizaron la llegada de los primeros jesuitas a Santa Fe. Y alumbraron cartas y relatos que recrean la ciudad de entonces.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS Y COLEGIO DE LA I. CONCEPCIÓN. FOTOS. EL LITORAL.

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El proyecto “Escritos en el aula” permitió recrear la historia desde la perspectiva de los actuales estudiantes.

De un alumno a su madre

Ésta es la carta de un alumno del Colegio de la Inmaculada Concepción, a su madre, cuando la institución debe cerrar sus puertas, debido a las órdenes de los reyes españoles

“Santa Fe, 12 de julio de 1767. Querida madre: Hoy me dirijo a usted, para comunicarle algo extraño que ha sucedido. Ayer por la mañana, mientras nos encontrábamos desayunando en el comedor de este querido colegio, llegó un aviso del rey de España, que dejó completamente mudos a todos nosotros. Se nos comunicaba que empacáramos nuestras pertenencias y nos fuéramos inmediatamente de la institución...

Todos comenzamos a preocuparnos por nuestros amables y queridos maestros y también, por nosotros, que quedaríamos en la calle, sin estudios ni formación alguna.

En el día de hoy, muy temprano, personas extrañas, autoridades reales, invadieron el colegio y nos expulsaron... Por este motivo le estoy escribiendo desde un banco de la plaza central. Aquí están desordenados, por uno y otro lado, los baúles de los jesuitas con lo poco de sus pertenencias que han podido sacar.

La tarde de la expulsión se mantuvo lluviosa, junto a un vacío enorme en toda la población y, más aún, un desconcierto total en las caras de los maestros.

Un compañero de mi clase escribió frases emotivas en paredes y puertas. Hubo una que me impactó;... decía: “El colegio vacío deja en ruinas a la ciudad”.

Madre, pronto nos veremos. Su hijo, Juan Larrea.

Arturo González Rey, 1º “D”.