Llegó a los 68 puntos en el 2009 y se fue ovacionado en casa
Colón colgó en el arbolito su
mejor año en Primera División
Le ganó 1-0 a Godoy Cruz y ahora debe esperar que Lanús no saque cuatro puntos de los seis que le quedan para así ir a la zona de grupos en la Copa Libertadores.

Entrando a la historia: sale Colón a la cancha para jugar con Godoy Cruz Antonio Tomba de Mendoza en el Cementerio de los Elefantes. Al ganar 1-0 y llegar a los 34 puntos en cada torneo corto, selló el mejor año calendario en Primera.
Foto: Flavio Raina
Darío Pignata
A un año, este 2009, de colores tipo arco iris, Colón lo estaba pintando con gris. Impensado e increíble. Es que esos solitarios tres puntos —bombazo de Nieto a Estudiantes— de los últimos doce que se pusieron en juego —derrotas con Lanús, Newell’s y Atlético Tucumán— complicaron el final de un año que será, a todas luces, inolvidable: la mejor campaña de almanaque con 68 unidades desde que se volvió a Primera División, la clasificación a la Copa Libertadores (se resuelve entre hoy y el domingo si empieza en etapa 1 con repesca o 2 en zona de grupos), haber estado en boca de todos en los dos torneos cortos, la consolidación de ese promedio débil de hace un par de años y el plus que generó esta campaña. Porque el valor agregado fueron las convocatorias de jugadores propios a la Selección Argentina de Maradona, algo que —entre otras cosas— posibilitó la venta millonaria de Prediger al Porto de Portugal y poner en vidriera a su arquero Diego Pozo, que por más que no es un pibe, está en la mira de Boca y dos clubes de México.
Y porque siempre se hablaba de “insertar” un par de jugadores de las inferiores en Primera División, algo que en este 2009 se fue consiguiendo de a poco: en el primer semestre pidió pista Facundo Bertoglio; en el segundo, se ganó la camiseta Quilez y toca pito Bauman. Los tres, con continuidad y cruzando los dedos para que no sufran lesiones, serán capital propio en el 2010.
Fue un año que salió en la práctica casi perfecto de cómo se había trazado en la teoría de la política deportiva sabalera. Porque siempre se habló de jugar la Copa Libertadores, dejar una base de 55/60 puntos para el promedio y empezar a generar la política deportiva para que de una vez por todas se puedan insertar de manera sostenida los elementos formados en las divisiones inferiores.
Se sabe, en el fútbol nada es el del día a la noche. Pero si Colón hoy tiene una pensión “casi” terminada para 85 chicos, más de seis canchas en su predio, 20 convenios del proyecto “Crecer Juntos” firmados con clubes de varias provincias, un coche 0 km adquirido para empezar a darle kilómetros en búsqueda de talentos y la idea de apuntar a una frase que alguna vez dijo Macri y Ameal está lejos de cumplir: “Sueño con un Boca que tenga siete u ocho titulares generados en el semillero”. No debe estar tan lejos el pensamiento de Lerche para el futuro. Mucho más, cuando todavía rebota aquélla frase en Comité Ejecutivo: “Hoy estamos bien porque vendimos a Prediger, pero no todos los torneos se puede colocar un jugador en Europa a cambio de millones de euros”.
¿Qué pasó en el final?
Sin dudas que Colón tropezó, en el final, con una mezcla letal de elementos negativos. Se cruzó con el mejor Lanús y encima ofreció la peor versión de Colón, en un verdadero partido-quiebre: el granate levantó y el sabalero se cayó. Esa noche, Lanús pareció el campeón de Cabrero y no el de Zubeldía. Y después, los dos partidos despilfarrados en apenas un puñado de días: Newell’s primero, Tucumán después. En el medio, el efecto Collado y cuatro titulares menos (Pozo, Rivarola, Fuertes, Garcé) en el Jardín de la República. Demasiado golpe para un equipo que ya venía a los tumbos.
Se puso demasiado énfasis en el tema físico. Desde el “Turco”, cuando habló de jugadores “grandes en altura y pesados”, hasta Pozo que ayer dijo increíblemente que “en el primer tiempo, ya estábamos cansados”. Es posible que Colón hubiera sentido la seguidilla más que otros. Pero quedó en claro que Mohamed siempre tuvo más equipo que plantel. Porque en el momento decisivo, no funcionaron los recambios. Y esto debe ser analizado a fondo, porque si Colón se cansó en el final de 2009, es bueno saber que en el 2010 jugará partidos cada cuatro días promedio, entre el certamen criollo y la Copa Libertadores. A favor del técnico: las lesiones de Maxi Caire y Juan Manuel Lucero, descartados durante casi todo el semestre. Y un poco más abajo la rara molestia de Bertoglio, la joyita sabalera.
La base está
Es cierto que Colón termina, con la fuerza de Nieto, entre las delanteras que más festejaron. Pero en el fondo, sólo el campeón del primer semestre (Vélez) y el posible campeón de la segunda parte (Banfield) tienen menos goles en contra que Colón, con una defensa que apenas recibió 35 goles en 38 juegos. El momento nacional de Pozo, el gran año del “Chino” Garcé y la profesionalidad de Alexis Ferrero para jugar a un costado a pesar que él mismo prefiere el centro del bloque defensivo fueron los pilares para cerrarse atrás. Pero, además, a falta de un pulpo como Prediger, todos pusieron un poquito más para correr y marcar.
El problema fue la falta de fútbol y desequilibrio para ganar los partidos que había que ganar. Como el de Boca en La Bombonera. O el de Banfield en Santa Fe. Le faltó al “Turco” el jugador que cambie el ritmo. Todos apuntamos a Bertoglio y el chico no explotó, entre otras cosas por la lesión que lo persiguió. Pero tampoco hubo rueda de auxilio, porque Alfredo Ramírez tuvo un campeonato apenas discreto y Rivarola no descolló como en el anterior. Y, se sabe, Pellerano llegó y está para otra cosa.
No está mal, como idea de juego, pretender llegar mucho por afuera con los carrileros: bastante bien Ricky Gómez y sorpresivo Quilez. Pero no hubo nadie que lastimara por adentro pero arrancando desde atrás, más allá de los dos tanques arriba (Fuertes-Nieto).
Colón debe resolver claramente su política deportiva para el 2010. Y ser claros con los socios, como en el 2009 cuando presidente y DT dijeron “queremos clasificar a la Copa Libertadores”. Históricamente, todo equipo del interior o equipo “chico” de Buenos Aires que juega la Libertadores, en parte descuida la competencia casera. El promedio consolidado indica que Colón puede “tirarse” una canita al aire en cuatro meses infartantes y apretados porque se viene el Mundial.
Colón llegó al final con la lengua afuera. Cansado en todos lados. Con titulares indiscutidos, como Capurro y Goux, en el banco. Con Ricky Gómez saliendo a los 20 minutos y Quilez quedándose en el vestuario sin salir a jugar el complemento. Llegó con lo justo. Menos mal que dibujó una sonrisa en el final para justo premio interno a este grupo y alegría para la gente en Santa Fe. Y si bien el “Turco” dijo que no tenía para pelear el título, ayer Colón tuvo de a ratos la suerte del campeón: Godoy Cruz pegó dos tiros en los caños, se le lesionó el arquero el titular (Ibáñez), el suplente (Ramírez) la tocó por primera vez cuando la fue a buscar adentro después del penal de Nieto y Pozo le sacó una pelota envenenada a Higuaín abajo.
Así, con los tres puntos de ayer, el equipo llegó a 68 unidades y redondeó la mejor campaña en Primera División desde el almanaque. Armó el arbolito y festejó. Ni pensó ayer en la Virgen. Empezó a pensar hoy. Para pedirle que Lanús no saque cuatro puntos de los seis que le quedan.






