AL MARGEN DE LA CRÓNICA

La Selección, un programa de chimentos

Cuando Diego Maradona aparece en escena, algunos periodistas deportivos se obnubilan. Dispuestos a todo y con el único objetivo de que el “10” los mire a los ojos y les tire una frase con su marca registrada, corren tras él poniéndolo al tanto de los últimos chimentos de un fútbol que parece cada vez más envuelto en la histeria colectiva.

“Diego, Diego, dicen que Grondona quiere a Riquelme en la Selección...”; “Diego, Diego, Zapata opina que ahora es muy light jugar con la celeste y blanca...”; “Diego, Diego, Bilardo parece enojado con Mancuso...”; “Diego, Diego, Claudio Vivas dijo que este tipo de partidos amistosos no sirve de mucho”.

Aunque parezca mentira, cada uno de estos “Diego, Diego...” existió y, como no podía ser de otra manera, Diego contestó.

“Lo cité y él no vino”, dijo sobre Riquelme; “No da la categoría como para que responda”, disparó sobre Vivas; “Zapata me tiene sin cuidado”, respondió acerca del volante de Vélez Sarsfield.

Del fútbol y de estrategia nadie habla. No queda claro si es porque Maradona no sabe o no quiere hacerlo o porque, en realidad, muchos periodistas deportivos no se lo preguntan y se abocan a realizar entrevistas cada vez más parecidas a los programas de chimentos del espectáculo.

Para el Mundial de Sudáfrica falta poco y, aunque parezca un tema secundario y superficial, la mayoría de los argentinos estará más pendiente de la Selección que de la política o la economía.

Por ahora, la Selección es lo más parecido a un programa de chimentos -para no caer en el latiguillo de compararla con un cabaret-.

No importa si Diego convoca a 101 jugadores -aunque algunos estén ocupados o lesionados-, 150 y 1.500. Lo importante, a partir de ahora, es que en la Selección comiencen a trabajar con algo de racionalidad. No es mucho lo que se pide, aunque será difícil lograrlo, sobre todo si periodistas y técnico siguen perdiendo su tiempo en programas de chimentos.