EDITORIAL

Crece la violencia contra las mujeres

El presunto ataque criminal del baterista de Callejeros, Eduardo Vázquez, contra su esposa Wanda Taddei, ha reabierto el debate sobre lo sucedido en el boliche Cromañón hace cinco años, pero sobre todo ha sensibilizado a la opinión pública en un tema urticante que involucra diferentes valores y en el que claramente hay víctimas y victimarios, agredidas y agresores.

Según el informe de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, 231 mujeres murieron en 2009 a causa de la violencia machista. La macabra estadística agrega que seis de ellas fallecieron como consecuencias de quemaduras. Muchas de estas noticias, por diferentes motivos, no trascienden a la opinión pública y pareciera que hace falta que las víctimas sean famosas o pertenezcan a una determinada clase social para que los hechos se conozcan.

Por lo general, muchas de estas tragedias aparecen en las crónicas policiales. En la mayoría de los casos se trata de noticias marginales o se presentan con el rótulo de “crímenes pasionales”, cuando en realidad se trata de una violencia claramente clasificada y que nada tiene que ver con la pasión o el amor. La cifra de 231 muertes en un año permite apreciar la magnitud del problema. Para tener una idea más efectiva de lo que este número expresa, pensemos que en la Argentina una mujer es asesinada por su marido o amante cada día y medio.

Para que quede claro que este tipo de violencia responde a una determinada patología o a una subcultura bien tipificada, basta observar que no se registran cifras comparables en situaciones inversas. En efecto, no hay antecedentes de crímenes cometidos por mujeres contra hombres de manera sostenida. En ese sentido, hay que insistir que la cultura machista -además de ejercer una violencia indebida o de disfrutar de determinados privilegios- mata o provoca lesiones irreparables. El fenómeno ocurre en la Argentina y en muchos países del mundo, siendo su expresión más salvaje y oscurantista la que practica el integrismo musulmán.

Atendiendo a esta realidad, existe en nuestro país una amplia movilización a favor de los derechos de la mujer y en contra de la violencia doméstica. Y la Argentina, ha firmado tratados internacionales comprometiéndose a defender la plena igualdad entre los sexos. Como consecuencia de ello, se sancionó la ley 26.485 de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en el ámbito donde desarrollen sus relaciones interpersonales”.

Las disposiciones de ese cuerpo legal son aceptables, pero como suele ocurrir en estas tierras, la ley aún no fue reglamentada. Hay, en este campo, otras iniciativas originadas en diferentes ministerios y en la mayoría de las provincias. No obstante, la violencia contra las mujeres persiste y es de esperar que la tragedia que acaba de padecer Wanda Taddei -si se confirma la causa- sensibilice a legisladores y autoridades para que se adopten disposiciones efectivas contra la violencia machista.