En Santiago del Estero
El Festival de la Salamanca

El consagrado encuentro permite respirar costumbres, magia y leyendas de una de las provincias que mejor defiende sus tradiciones, dice la autora. Aquí Los Manseros Santiagueños, homenajeados por sus 50 años dedicados a la música.
Foto: Archivo El Litoral
Silvia Mugica
Reza la leyenda que la Salamanca es un lugar oculto e impenetrable del monte y de difícil acceso, adonde se acude en busca de favores como el aprendizaje de la ejecución de instrumentos musicales, de manera rápida y eficiente de un día para otro y por otros pedidos tales como un buen pasar económico sin ningún esfuerzo o la conquista de otros placeres terrenales.
Su entrada conduce a una cueva amplia y en ella, los concurrentes acuden pidiendo favores a cambio de firmar un pacto con el Supay (diablo), que luego le pedirá la vida de algún familiar del salamanquero o su propia alma.
Así como Córdoba tiene su festival de Cosquín, Salta el de Cafayate, Santa Fe el del Pescador, Santiago del Estero tiene su festival de festivales: La Salamanca, que nace como idea en 1991 y se concreta al año siguiente realizándose en el club Sarmiento de la ciudad de La Banda como un evento comunitario. Hoy, en su decimonovena edición, reúne a artistas consagrados, haciendo de este encuentro uno de los festivales de mayor prestigio en el país.
Por las instalaciones del club Sarmiento pasaron casi 100.000 personas a un promedio de 25.000 por noche, estableciendo un nuevo récord para la organización, consagrando a La Salamanca como el festival más importante del NOA. Sólo el que tiene la oportunidad de vivir ese festival toma dimensión de lo que pasa en él, no sólo sobre el escenario y detrás, sino especialmente desde el rol de público. Allí se respiran las costumbres, la magia y las leyendas de una de las provincias que mejor conserva y defiende sus tradiciones.
Es por eso que el predio parece uno de esos bailes de carnaval de antaño, rodeado por los puestos que ofrecen una gran variedad de comidas típicas. Existe un sector cómodamente delimitado con mesas donde poder disfrutar de esas posibilidades gastronómicas y servicio de mozos. Como los recordados bailes de pueblo, en un ambiente tranquilo, de respeto y muy familiar.
Los artistas
La noche inaugural contó como número central con la presencia de Jorge Rojas, como así también con artistas de la talla de Los Carabajal, Sergio Galleguillo, Marcelo Mitre, Bruno Arias, Dúo Suárez Palomo, entre otras figuras, que pasaron por el escenario Jacinto Piedra.
La segunda de sus noches, tuvo el merecido homenaje a quien fuera el fundador de la Chacarerata, Juan Carlos Gramajo y además estuvieron presentes Raly Barrionuevo, Dúo Coplanacu, Paola Arias, Néstor Garnica y Matacos, entre otros números convocantes. Desde la primera de las jornadas se llevaba a cabo la elección de La Telesita (leyenda popular: Telésfora Castillo, alma milagrosa que murió cuando danzando, se acercó a una fogata). Uno de los requisitos, además de la belleza, fue transmitir la mística de la leyenda, carisma y simpatía en su danza sobre el escenario.
Los Manseros Santiagueños fueron distinguidos por sus 50 años de canto como así también se llevó a cabo un homenaje a Mercedes Sosa, dos de los momentos más emotivos de la jornada. Tuvieron oportunidad de entregar su repertorio a la concurrencia Horacio Banegas, Los Huayra, Dúo Orellana-Orozco (antes Presagio), Franco Ramírez, El duende Garnica, Gustavo Patiño y León Gieco, entre otros.
Se llevó a cabo también el Taki Mosoj (voz quichua: “Canto joven”) y en donde resultaron ganadores el Dúo Contrapunto y en segundo y tercer lugar respectivamente Los Huiñaj y el grupo Pura Sangre, quienes tuvieron la posibilidad de subir al escenario y mostrar su arte.
Por cuarta noche consecutiva, el club Sarmiento tuvo una nutrida concurrencia, que desbordó su capacidad de norte a sur y de este a oeste. Un impactante marco de público que acompañó el cierre del festival con artistas como Peteco Carabajal, Abel Pintos, Facundo Toro, Marcelo Toledo, Nacho y Daniel, Juan Saavedra, Mariana Cayón, Los sin nombre y Marcela Morelo, entre otros.
Cuatro veladas inolvidables se vivieron el primer fin de semana de febrero, cuando el fuego salamanquero reunió miles de almas para hacerlos vibrar hasta el amanecer. Sin dudas, uno de los festivales de mayor jerarquía y prestigio a nivel nacional que redunda en calidad de artistas, ajustada organización que se hizo notar no sólo en cuanto al respeto hacia el público sino también en lo que se refiere al trabajo de la prensa.
No sólo Santiago del Estero estuvo de fiesta, todo un país se reunió en La Banda para experimentar la voz del sentir folclórico. El exitoso Festival de La Salamanca, un verdadero encuentro que otros festivales deberían imitar para hacer que nuestra música y nuestras costumbres sigan prevaleciendo por sobre toda influencia foránea destructiva.




