Cumbre de Obama con opositores finalizó con pocos acuerdos

Los republicanos quieren volver

a empezar con una ley de salud

El presidente de EE.UU. aseguró que seguirá adelante sin la oposición republicana si es necesario.

 

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Télam-EFE

La histórica “cumbre” bipartidaria convocada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para debatir la reforma del sistema de Salud, estuvo marcada por el mismo tono de discusiones y por pocos acuerdos, con críticas a la iniciativa demócrata y una insistente exigencia republicana de “volver a empezar” el proyecto de ley.

Apenas comenzada la reunión en las instalaciones de la residencia de huéspedes de la Casa Blanca, Obama convocó a los casi cuarenta líderes representantes de ambas cámaras a hacer a un lado las diferencias y buscar coincidencias dada la “urgencia” que el tema genera.

Las primeras horas estuvieron dedicadas a discutir los asuntos del control de costos y de la reforma del sistema de seguros médicos, donde la oposición encabezada por el senador de Tennessee, Lamar Alexander, dijo que la propuesta aprobada por el Senado aumentaría los gastos así como los costos de la cobertura.

“Nosotros queremos descentralizar el sistema, darle más poder a las pequeñas empresas, más poder a los individuos y hacer que las aseguradoras compitan más. Pero si ustedes lo federalizan y lo estandarizan y lo hacen mandatorio, no se logra eso. Y ésa es la gran diferencia que tenemos”, comentó el representante de Wisconsin, Paul Ryan.

Uno de los momentos más destacados de la reunión se vivió cuando el que fuera competidor de Obama por la presidencia y senador de Arizona, John McCain, acusó a los oficialistas de haber elaborado su propuesta de forma poco transparente y no tan abierta como habían prometido realizar.

Tras la acusación, McCain recibió una respuesta contundente por parte del titular de la Casa Blanca: “No estamos más en campaña. Las elecciones terminaron”, dijo Obama cerrando así el asunto que también había sido mencionado por el representante opositor Eric Cantor.

Una vez finalizado el intervalo, Obama -que había optado por ir a almorzar a la Casa Blanca ubicada en frente del Blair House- dio señales de un acercamiento al comentar a los medios, antes de regresar al recinto, que entre las partes comenzaban a “establecer que hay ciertamente algunas áreas de real acuerdo” y que a su vez comenzaban a “centrarse en cuáles son los reales desacuerdos”.

Sin embargo, el siguiente tema de la agenda -la reducción del déficit- volvió a encender la discusión que incluyó, además, la marcada negativa republicana por la intención demócrata de utilizar el proceso “de reconciliación” del presupuesto para enmendar la ley una vez aprobada mediante mayoría simple en el Senado (51 votos) y evitar así un potencial bloqueo en el senado tras haber perdido la mayoría.

Esta opción comenzó a ser barajada cuando poco tiempo atrás la banca dejada por la muerte del ícono demócrata y abanderado de la reforma sanitaria, Ted Kennedy, fue ganada por Scott Brown posicionando nuevamente en la Cámara Alta a los republicanos.

“Diferencias filosóficas”

Respecto a una de las “diferencias filosóficas” que ambos partidos mencionaron durante las casi siete horas, estuvo presente la persistente convocatoria republicana de comenzar de nuevo con el proceso y de ir “paso a paso”.

“Si vemos movimiento, no sólo gestos, entonces ustedes no necesitarían volver a empezar porque esencialmente todos saben cuáles son los asuntos”, dijo Obama, descartando sutilmente esta posibilidad al cerrar el histórico debate que, ya advirtió, no tendrá una segunda versión.

Basándose en lo “sustancial” de la discusión que permitiría reformar el sistema de Salud que actualmente deja a unas 46 millones de personas sin cobertura médica, Obama apuntó en todo momento a disipar las diferencias que no hacen al fondo de la cuestión y que empantanan posibles acercamientos.

En tal sentido, agregó que en el encuentro puso sobre la mesa algunos puntos con los que no necesariamente está de acuerdo, pero que sin embargo está dispuesto a ver la posibilidad de buscar un acercamiento que conduzca a obtener su principal apuesta doméstica.

De hecho, el lunes pasado Obama presentó su propio proyecto de Salud el cual plantea cubrir a 30 millones de estadounidenses que hoy carecen de seguro médico con un costo aproximado de 950 mil millones de dólares en 10 años y controlar los costos de la cobertura, así como limitar los montos de las cuotas mensuales.

De todas maneras, Obama apuntó que está dispuesto a seguir adelante únicamente con el apoyo demócrata: “No podemos permitirnos seguir otro año más así”, declaró.

El paso siguiente para alcanzar la aprobación de la reforma sanitaria, sería lograr una armonización entre las versiones aprobadas tanto por diputados como por senadores que lleve a una única propuesta consensuada por esos dos cuerpos del congreso.

No obstante, los republicanos dejaron en claro que harán uso de todos sus poderes legislativos para evitar que la reforma sea aprobada tal cual la versión actual, lo que posiciona a la opción de una “reconciliación” como la más probable.

Los republicanos quieren volver a empezar con una ley de salud

La reunión en Blair House, frente a la Casa Blanca y en la que participaron más de cuarenta legisladores demócratas y republicanos, concluyó tras siete horas y quince minutos de debate, 75 minutos más de los previstos inicialmente.

Foto: AGENCIA EFE