ROBO DEL SIGLO
Di Tullio complicó a su ex marido por el asalto al Banco Río
ROBO DEL SIGLO
Di Tullio complicó a su ex marido por el asalto al Banco Río
Télam
Alicia Di Tullio volvió a complicar a su ex marido Alberto de la Torre, a quien ya había delatado como partícipe del “Robo del Siglo” al Banco Río de Acassuso, al reconocer que eran de él cuatro armas que según la pesquisa se usaron en el hecho y revelar que la llamó desde la sucursal para que viera en directo por TV que el asalto iba bien.
Además, la mujer afirmó ante el Tribunal Oral en lo Criminal Uno (TOC 1) de San Isidro que, luego del robo, su marido llegó a su casa y desparramó en una cama 600.000 dólares, que como estaban mojados tuvo que secarlos en el horno de la cocina y luego los escondió en una heladera.
La testigo precisó que esa secuencia se desarrollaba en la casa en la que ambos convivían, situada en Rincón 932 del barrio porteño de San Cristóbal, cuando aún los canales transmitían en directo que los rehenes del banco aún no habían sido liberados. Di Tullio declaró en el juicio oral por el caso que meses antes del asalto, “Beto” De la Torre, a pesar de que era pleno invierno, llegaba a su casa “mojado y embarrado”, lo que se condice con la construcción del túnel por el que huyó la banda. El detalle de su declaración que más complicó a De la Torre fue el reconocimiento de un revólver de colección cromado, una escopeta con la culata recortada, una pistola calibre 11.25 y otra calibre 9, que fueron secuestradas a De la Torre y que según los investigadores fueron utilizadas en el asalto.
Es que hasta ahora, a los acusados les imputan el robo cometido con armas “cuya aptitud no pudo ser probada”, con una pena de entre 3 y 10 años de prisión, pero los fiscales del juicio, Eduardo Vaiani y Gastón Garbus, quieren que se pruebe que las armas eran reales para que se eleve la mínima a 6 años y 8 meses.
Di Tullio precisó que luego de recibir un llamado de él, vio el asalto por Crónica TV y reconoció a De la Torre en una escalera del Banco, quien vestía, debajo de un guardapolvo, el mismo pantalón con el que había salido de su casa.