Un rudimentario paliativo

La Nación paga sólo el 7 % del salario docente

De la redacción de El Litoral

Idesa señala, en su comentario semanal, que la Argentina acumula muchos fracasos, pero ninguno de la magnitud y trascendencia que tiene el fracaso educativo.

El problema de fondo es que se ha internalizado que la prioridad, exclusiva y excluyente, es aumentar el gasto en educación, cuando lo importante para el desarrollo social no es la cantidad de recursos que se asignen, sino la cantidad y calidad de los servicios educativos que se logren con esos recursos. Y señala que un ejemplo paradigmático de esta incorrecta asignación de prioridades es el esquema de determinación de salarios en el que la Nación fija aumentos para los docentes que deben ser pagados, casi en su totalidad, por las provincias

Fracaso

Según la Cepal, el 18 % de los jóvenes argentinos en edad de concurrir a la secundaria ha abandonado y un 14 % adicional es candidato a hacerlo, dado que está muy retrasado. La evaluación Pisa de la OECD señala que, en términos de calidad educativa, la Argentina se ubica, dentro de Latinoamérica, en quinto lugar detrás de Chile, Uruguay, Brasil y Colombia, y que el 58 % de los jóvenes de 15 años no tiene capacidades básicas de lectura.

Aunque son muchas las causas del fracaso, que es claro y contundente, un motivo de fundamental importancia es que está profundamente internalizado que la meta principal en el sector de la educación es aumentar el gasto.

El esquema de determinación de los salarios docentes resulta particularmente ilustrativo de las consecuencias de guiarse por este objetivo. Datos del Ministerio de Educación nacional para un maestro con 10 años de antigüedad permiten observar que:

* En promedio, para todo el país el salario es de aproximadamente $ 2.400, de los cuales el 93 % lo paga las provincias y sólo el 7 %, la Nación.

* En un extremo, en Formosa la remuneración del maestro es de $ 1.769, donde el 91 % es pagado por la provincia y el 9 % lo abona la Nación

* En el otro extremo, en Santa Cruz el salario docente llega a $ 4.235, donde el 96 % es pagado por la provincia y sólo el 4 % restante lo abona la Nación.

Los datos señalan que, si bien desde hace algunos años la Nación complementa el financiamiento del salario docente, en ningún caso, incluso en las regiones más atrasadas, llega a cubrir más del 10 % de los costos. Es decir, el aporte nacional más que una “ayuda”, constituye un rudimentario paliativo.

Sin resultados

La forma de negociar los salarios es consistente con la idea de que la meta principal y excluyente del sistema educativo es maximizar el gasto, independientemente de los resultados que se alcancen con ellos, dice Idesa.

En el marco de este consenso se han ido gestando varias normas que fijan compromisos de aumentos de gasto, como la Ley de Financiamiento Educativo. Pero no hubo una similar dedicación por establecer mecanismos para que este mayor esfuerzo financiero reditúe en mejoras de los servicios de educación.

/// EL DATO

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