Giacomo Coldaroli: un benefactor desconocido

Desde Concordia recibimos un libro escrito por Cecilia Paratore que describe la historia de la vida de este inmigrante italiano que destinó su trabajo al progreso de la comunidad de esa ciudad.

Textos. mariana Rivera

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El Dr. Giacomo Coldaroli fue el primer Agente Consular Honorario en Concordia.

“Siempre me atrajo el tema de la inmigración, probablemente porque todos mis antepasados fueron inmigrantes italianos, de diversas regiones: Le Marche, Friuli, Piemonte y Sicilia. Además, estoy casada con un inmigrante español”, explicó Cecilia Paratore, quien se comunicó vía e-mail desde Concordia, Entre Ríos.

Cecilia es Agente Consular Honoraria de Italia en esa ciudad y quiso difundir a través de De Raíces y Abuelos la historia de Giacomo Coldaroli, inmigrante italiano que primero ocupó ese cargo.

Cuando asumió esa función se propuso reconstruir los orígenes de la Agencia Consular, y especialmente la etapa en que estuvo a cargo de inmigrantes italianos, que fueron recordados con distintos homenajes. Sin embargo, entre ellos surgió alguien que “mereció una especial atención”, el primero de ellos, en 1877: Giacomo Coldaroli.

Tras una ardua tarea de investigación elaboró una biografía (reconstruida parcialmente, aclara) de este “benefactor desconocido”, nacido en Crema, Italia, ciudad donde pudo presentarla el 31 de agosto de 2009, en el Centro Galmozzi, y el 1º de septiembre en la Municipalidad. Posteriormente, lo hizo en la Municipalidad de Concordia, su ciudad adoptiva, el 30 de octubre.

“Giacomo Coldaroli, un cremasco en Concordia” se titula el libro que relata la vida de este italiano que “desarrolló su rol principal en el ámbito de la salud: médico cirujano, forense, municipal, de un lazareto, del servicio militar, de la Sociedad de Beneficencia del Hospital de Caridad, de la Sociedad Italiana La Concordia, de la Sociedad Española de Mutuo Socorro”, precisó.

Y agregó: “Se prodigó siempre en todo aquello que llevaba al desarrollo de la ciudad: primer Agente Consular Honorario de Italia de Concordia; socio fundador y primer secretario de la Sociedad La Concordia; concejal; vocal de la Primera Exposición Feria; traductor del francés y del italiano; presidente del Casino Comercial”.

Este trabajo -dedicado por la autora a sus abuelos Francesco y Eugenia y Antonio y Rosa- es de distribución gratuita dado que su propósito es hacer conocer la destacada trayectoria de un inmigrante cremasco. “Es un benefactor desconocido, un rostro en la historia de la gran emigración italiana y es justo hacerlo conocer precisamente para comprender, amar y respetar más a todos aquellos que partieron de Italia”, escribió.

Voces autorizadas

El prólogo incluye unas reflexiones del intendente de Crema, Bruno Bruttomesso, quien menciona que “leyendo las páginas escritas por la profesora Cecilia Paratore he descubierto, en efecto, que este honorable conciudadano mío ha tenido un rol que ha ido mucho más allá de su cargo, haciéndose apreciar por sus dotes humanas y no sólo diplomáticas. Y es así que él, extranjero en tierra extranjera, logró el respeto no sólo de sus connacionales sino también de la población local”.

También destaca que “recordar su figura y sus obras, gracias a la admirable tarea de búsqueda conducida por la profesora Paratore, en este punto se convierte en una obligación moral. Pero no sería correcto de parte del municipio de Crema dejar que el peso de la recuperación de la memoria de Coldaroli recaiga sólo sobre las espaldas del Consulado y de la Agencia Consular Honoraria de Italia. También su ciudad natal debe hacer su parte”.

Es por esto -concluye- que el municipio de Crema se ocupará de perpetuar el recuerdo y de saldar la deuda de reconocimiento con él y con cuantos nos dan hoy la oportunidad de profundizar en su conocimiento. Queremos que nuevas y viejas generaciones sepan que Giacomo Coldaroli fue un excelente diplomático, estimado médico, un benefactor y un gran hombre. Pero sobre todo, fue y es un ejemplo para nosotros ciudadanos de Crema y para todos los italianos.

En tanto, el intendente de Concordia, Gustavo Bordet, también brinda unas palabras preliminares: “Cuando Santiago Coldaroli llegó a Concordia ésta distaba muchísimo de ser la ciudad pujante de desarrollo y progreso que hoy conocemos. Era entonces la quinta ciudad en cantidad de habitantes de la provincia de Entre Ríos, en un país que pugnaba por afianzar sus instituciones y que recibía enormes contingentes de inmigrantes que venían en busca de horizontes nuevos, en una Argentina que se presentaba generosa y receptiva”.

Y agrega: “Coldaroli se afincó en Concordia, constituyó una familia y ejerció su profesión de médico. Pero fundamentalmente perteneció a una generación de hombres y mujeres que, a fines del siglo XIX y principios del XX, tomaron el compromiso cívico de hacer de Concordia una gran ciudad. Por eso no es una casualidad encontrar a Santiago Coldaroli participando activamente de la vida social e institucional de la ciudad , ya sea ejerciendo la medicina en el incipiente hospital en forma honoraria o en el lazareto existente entonces, o bien en la comuna local desempeñándose como concejal, legislando sobre el ordenamiento territorial o en materia sanitaria”.

Su vida

Giacomo Coldaroli nació el 8 de enero de 1845 en Crema, una pequeña y antigua ciudad lombarda. Fue bautizado el mismo día del nacimiento en la Iglesia de Santiago el Mayor y su padrino fue el noble Giacomo Fadini. Fue el undécimo hijo de Antonio Coldaroli, abogado de sólida posición económica, y de Luigia Bonheim. Tuvo 14 hermanos, muchos de los cuales murieron en su infancia.

Obtenido su título en Medicina, Giacomo -con el propósito de hacerse una posición- se empleó como médico de a bordo en un piróscafo, que realizaba viajes entre Génova y América. Es incierta aún la fecha en la cual llegó a la Argentina.

Se desconoce la causa por la cual el joven doctor -escribe la autora- eligió la ciudad de Concordia, fundada pocos años antes a orillas del río Uruguay, como su ciudad adoptiva. Se casó con Teresa Dutté el 30 de mayo de 1874 en la Iglesia San Antonio de Padua, la actual catedral de Concordia. Ella había nacido en la provincia de Entre Ríos, hija de los inmigrantes franceses Tomás Dutté y Dominga Ayrés. Los Coldaroli tuvieron tres hijos: Antonio Tomás, nacido en 1875 y fallecido en 1883; Luisa Teresa María, nacida en 1877; y Tomás Luis, nacido en 1879.

Sociedad civil

Los emigrados italianos, frente a las variadas dificultades encontradas, desarrollaron dos características: la solidaridad y la capacidad de vivir en comunidad. Fruto de esto fueron las Sociedades de Mutuo Socorro y la de Beneficencia.

Por otro lado, junto a estas asociaciones, estaban las diversas Legaciones, Consulados, Viceconsulados y Agencias Consulares y representaciones en el exterior desde 1861 del gobierno de Italia Unida, verdadero nexo entre los emigrados y su Patria. En Concordia, en aquellos tiempos, la intensa actividad de los italianos fue confirmada por la creación de la Real Agencia Consular Honoraria de Italia y de la Sociedad Italiana de Mutuo Socorro La Concordia.

En relación a su desempeño como médico, la escritora menciona que Coldaroli “poseía los conocimientos propios de su profesión. Curar a los enfermos y hacer todo para prevenir las enfermedades fue su objetivo. Trabajó siempre como médico legal o del municipio, en la ciudad o en el campo, en su consultorio o en el hospital”.

Coldaroli falleció el 31 de julio de 1913, cuando tenía 65 años. Junto a él se encontraba sólo su esposa; los hijos, ya casados, vivían en Buenos Aires. Sepultado, al día siguiente a las 9, en el Panteón de la Sociedad La Concordia, fue acompañado por todos los médicos de la ciudad, por muchísimos italianos y por otros ciudadanos distinguidos, deseosos de demostrar su afecto y su respeto por el Dr. Coldaroli. “El conjunto de las características de su persona y sus vivencias han justificado designar con su nombre una calle de Concordia, honor absolutamente merecido para este audaz cremasco”, concluye la autora.

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El Dr. Giacomo Coldaroli con su esposa Teresa Dutté, sus hijos y nietos.

Agente consular honorario

Giacomo Coldaroli fue el primer Agente Consular Honorario en Concordia. La Agencia -explica la autora- no está incluida en el Boletín del Real Ministerio de Relaciones Exteriores de 1875. En el Archivo Histórico Diplomático de Roma no conservan el Boletín de 1876 pero la Agencia aparece en los Boletines desde 1877. Es por esto que tomamos como fecha de fundación febrero de 1877, dependiente entre otras Agencias del Real Consulado General de Italia en Buenos Aires, y algunos años después, del Real Consulado de Italia en Rosario. La Agencia de Concordia no ha tenido nunca sede oficial propia.

En otro párrafo advierte que “lamentablemente no se han encontrado documentos redactados por Coldaroli como Agente Consular, pero este cargo le permitió ayudar a los italianos emigrados y a los italianos de la península. Trató de lograr paz “en el rol de embajador para no crear conflictos entre dos connacionales. A pesar de haber hecho comprender al Sr. ... que no quería inmiscuirme en sus asuntos. Consciente de la necesidad de evitar un escándalo entre dos connacionales acepté entrar como pacificador en la cuestión’, según consta en una causa judicial de 1879”.

Coldaroli se desempeñó como Agente Consular durante 16 años. Dado que no gozaba de buena salud, necesitaba encontrar entre los italianos residentes en Concordia otro Agente Consular. Estaba convencido de conocer a la persona digna de ejercer ese cargo: Giacomo De Donatis, quien el 2 de agosto de 1893 fue nombrado Real Agente Consular.

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Una calle de la ciudad de Concordia lleva el nombre de este inmigrante italiano.

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Residencia de la familia Coldaroli en Entre Ríos 810, Concordia.