Entrevista a María Teresa Andruetto

Legados para continuar y romper

Por María Luisa Miretti

—Algunos personajes y temáticas resultan familiares (Stefano, las costumbres italianas, el clima opresivo de la dictadura) ¿es una recurrencia autobiográfica?, ¿o remanentes para destacar?

—Sí, se podría decir que el mundo de “Lengua Madre” es también el de “Stefano”, el mundo personal que devino para Stefano, después de vivir aquí, ya que las tres mujeres de la novela son en mi imaginario- la mujer, la hija y la nieta de Stefano, aunque haya apenas unas breves referencias a él en la novela.

—La inserción del género epistolar motoriza lo medular de la historia. ¿Cómo lo concebiste?

—Lo epistolar estuvo desde el comienzo. Surgió, me parece, a partir de dos cartas que encontré en una mudanza hace ya unos cuantos años. Me empezó a rondar la idea de alguien que encontrara cartas. La idea, la imagen, como sucede casi siempre, se fue complejizando a lo largo del tiempo, hasta que en 2005 la escribí.

—¿Hay influencia de Doris Lessing?

—No sé si diría eso, hay sí admiración por ciertas formas suyas de posicionarse ante la escritura y las escritoras que en lo personal me interesan, pero que además me eran útiles para la trama. De las tres mujeres, la más joven, hace un doctorado sobre escritura de mujeres, entonces debía pensar en alguien que fuera su objeto de estudio, y en la línea de tensiones de la novela, estaba muy bien que fuera esa escritora, una escritora como ella.

—¿De verdad te preocupa el sesgo femenino en la escritura?

—Me interesa ver, conocer, la literatura escrita por mujeres, las que estuvieron antes, las que ahora están. No me interesa tanto cómo encontrar una manera de escribir en las mujeres, porque creo que si algo tienen en común los buenos escritores, sean hombres o mujeres, es justamente su particularidad, su diferencia con otros. La creación nace de lo particular, cualquiera sea la particularidad que como ser humano le quepa a quien escribe, y la condición de género no es una circunstancia menor, pero no es la única. Como se escribe desde lo que uno es, lo “femenino” sea esto lo que fuere- abona la escritura de una escritora mujer. Pero al mismo tiempo, hay infinitas maneras de ser mujer y de escribir como la mujer que se es, por lo que la escritura de las mujeres puede alcanzar todos los temas y todas las estrategias textuales y todos los usos del lenguaje y todas las posturas literarias e ideológicas, al igual que la escritura de los varones. Lo terrible, lo discriminatorio, es que se pretende muchas veces encasillar como “escritura femenina” (sólo) la de aquellas escritoras que relatan pasiones heroicas, historias de amor o cuentos para niños, como si el amor y la maternidad tratados por supuesto de ciertas maneras- fueran las únicas preocupaciones de las mujeres, reservando las zonas de mayor experimentación, ruptura o reflexión a los varones. Algo de esa apasionante diversidad de la escritura hecha por mujeres es lo que intento mostrar en mi blog de Narradoras Argentinas.

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Partida de Cantalupo hacia Nápoles y América. Foto: de F.J. Mónaco.