opinión

De la sequía al exceso

Eloy Rodríguez

A fines de noviembre del año pasado, las provincias de Santa Fe y Santiago del Estero enfrentaban sus posturas con respecto al uso del Río Salado.

Estábamos frente a una cruel sequía y Santa Fe, fundamentalmente la ciudad de Tostado, no recibía el caudal de agua necesario para desarrollar la producción y dotar a 20.000 habitantes de este vital elemento para el consumo humano.

La problemática originó una reunión entre funcionarios de Salta, Santiago del Estero y Santa Fe, donde este último planteó su exclusión sobre el uso del curso del Salado, cuya servidumbre le corresponde por ser integrante de la cuenca, y el monitoreo del escurrimiento en Colonia Dora que, por un acta acuerdo, tiene que ser de 3m3/s.

Lo concreto que Santiago del Estero siempre tiene agua. En épocas de sequía cerrando las compuertas en Colonia Dora y destinándola para riego por inundación a través de 740 Kms. de canales al norte de la Ruta 5, sometiendo a la ciudad de Tostado a la incertidumbre sobre el cumplimiento de lo pactado, y liberando el curso en épocas de inundación.

Ahora se enciende la luz de alerta ante el inminente aumento de su nivel ya que llovió excesivamente en Salta, la primera provincia que utiliza el Río Salado a través del dique General Manuel Belgrano, conocido como Cabra Corral que, como todo embalse necesitó de la construcción de compensadores, como los diques Miraflores y El Tunal.

Este último comenzó a liberar 150m3/s. Hablamos del Salado Norte, donde Santiago del Estero de acuerdo a lo firmado en 1966 tendría que recibir 14,2 m3/s y en Colonia Dora, Salado Sur, actualmente pasan 32m3/s, contra los 3m3/s pactado en un acta de 1996.

Este exceso de aguas abajo seguramente se “llevará” el precario azud nivelador, construido, con gaviones, en el Salado en su paso por Tostado e inundará los valles adyacentes, complicando la situación de aquellos productores pecuarios que para huir de la sequía se instalaron a la vera del río. La ciudad de Tostado, de no mediar lluvias extraordinarias, no corre riesgo de anegamiento. En la última gran inundación, 1983/84, sin la defensa norte, el Salado escurrió 120 m3/s, en las condiciones actuales llegaría a 40 m3/s.

Sequía e inundación: el problema de vivir aguas abajo.