En la provincia de Santa Fe
2010: el año del búfalo
Avanza a paso firme un proyecto conjunto que pretende insertar a los bubalinos en la región por el potencial carnicero y lechero de estos animales. Argentina será sede del congreso mundial de la raza.
Federico Aguer
¡Ernestina, Ernestina!, grita el tambero. El animal, dócil, avanza a las cansadas rumbo al ordeño. Lo notable es que Ernestina no es una vaca Holando, sino una búfala formoseña que llegó junto con otros nueve animales a la Escuela Granja de Esperanza como parte de este ambicioso proyecto, y que desde hace 20 días se están ordeñando.
Para los ojos de alguien habituado a nuestros tambos, la imagen de las búfalas transitando el ordeño parece algo surrealista. Estos animales, asociados al sudeste asiático, parecen no encajar en el esquema de trabajo tradicional lechero. Sin embargo, este prejuicio se derrumba rápidamente -junto con otros respecto de esta raza- al dialogar con los responsables del proyecto.
El mismo nace en conjunto con una universidad española para estudiar el comportamiento de los antibióticos en los organismos de los búfalos, por parte de la cátedra de farmacología y toxicología a cargo del Méd. Vet. Eduardo Baroni. “Recorríamos las provincias con los alumnos, y los productores nos prestaban los animales para hacer estas experiencias”, evoca el ex decano de la facultad. “En eso de observar la adaptación de los animales, le propusimos a la Escuela Granja la posibilidad de traer animales, y a ellos les interesó el proyecto”, recuerda. Las diez búfalas vinieron preñadas, con la intención de armar un proyecto educativo que incorporara a las instituciones.
“Es una unidad demostrativa de un tambo alternativo con bu-balinos”, lo define Baroni. Intentan amansarlas, alimentarlas, asistirlas en los partos y la lactancia. Y de a poco se están acostumbrando.
“Esta idea, actualmente es la suma de un montón de buenas voluntades: de la facultad, de la Escuela, de los chicos, y los estudiantes”, analiza el docente, sosteniendo que ahora se está entrando en una escala que necesita de más estructura. De hecho, el proyecto plantea otras etapas posteriores, en donde la reconocida muzzarela de búfala será el producto central, asistido por el prestigioso Instituto de Lactología.
“Este proyecto de investigación tiene un fin con responsabilidades, que es publicar todo lo actuado. Para ello se requiere apoyo económico serio, para que pueda tener continuidad. Por ahora se está armando y posicionando en función de buscar recursos y darle sustentabilidad”, finaliza Baroni.
Orgullo formoseño
Laura y Bernardo de Hertelendy son los titulares de la cabaña Clarín (“nada que ver con el multimedios”, aclaran). Ellos fueron los responsables de proveer los animales para el proyecto. “Estamos en Formosa sobre el río Paraguay, en un campo de cría vacuna. Desde hace 30 años que trabajamos con los búfalos, los que son ideales para los bajos inundables del campo”, recuerdan. Teniendo en cuenta la diversidad de los ambientes, los búfalos fueron para ellos una alternativa que se complementaba con los Brangus, y los desarrollaron a través del tiempo pensándolos como animales de carne. “El búfalo es altamente eficiente, con buena digestibilidad de pasturas, buena resistencia a ecto parásitos, y se comportan muy bien como especie”, argumenta Bernardo, ganadero de experiencia y nieto del fundador de Clorinda. “Sabemos que la raza Mediterránea tiene un enorme potencial lechero de alta calidad; se ha desarrollado una gran demanda de su muzzarela a nivel mundial, y ésa es una materia pendiente para nosotros”, admite sin ponerse colorado.
Y cuando hace un año y medio Bernardo Alemán le sugirió este sueño, Bernardo no dudó. “Esta es una zona con una vasta trayectoria lechera, y ayudar a esta escuela proveyendo los animeles podía acelerar el proyecto. Es un ejemplo de la sinergia positiva entre le Estado y los privados”, argumenta.
Ganado ideal
Para Laura de Hertelendy, quien trabaja con estos animales desde 1983, los búfalos son un complemento para la ganadería vacuna para el norte, aunque el crecimiento de la raza se ha dado de manera vegetativa, igual que en todo el país. “Creemos que la raza tiene un enorme futuro en Argentina, sobre todo en la lechería, porque habilita una enorme zona donde las razas lecheras tienen problemas, y esto permitiría hacer leche en zonas marginales”, se ilusiona. “Esto posibilita que el pequeño productor que cuenta con escasos recursos forrajeros pueda producir”, agrega.
Con respecto al manejo, destacan que es similar a un rodeo vacuno, ya que el búfalo está sumergido en agua, evita así el calor, los mosquitos y las garrapatas. Eso sí, “no se debería hacer consanguineidad, y debemos avanzar hacia líneas lecheras que no están desarrolladas en nuestro país, pero que en otros lugares del mundo ya se han mejorado. Falta masa crítica, porque si pasáramos a contar con 500.000 cabezas o más, podríamos vender carne. Al decir búfalo la gente desconfía, pero es igual al vacuno. Nuestra idea es que esto será una palanca para desarrollar la ganadería en zonas marginales”, finaliza.
Somos locales
El Ing. Agrónomo Bernardo Alemán trabajó algunos años con los de Hertelendy en Formosa. Allí nació la relación que hoy le da forma al proyecto. “Vimos la posibilidad de agregarle valor al búfalo, y de desarrollar la explotación de leche”, explica. Hasta ahora todo se había hecho de manera extensiva en el norte, aprovechando los campos bajos, pero allá les resulta complicado encarar este tipo de proyectos, por varias razones. El factor humano y la logística que requiere un tambo están aquí al alcance de la mano y en el norte no. Por eso, el futuro lechero está en esta zona, donde existen los insumos, la capacitación y el “know how” para hacerlo. Esperamos que esto devenga en desarrollo comercial. Hay tambos que ya no son viables para la producción bovina y que pueden transformarse para los búfalos, dada la gran demanda de muzzarela a nivel mundial”, sostiene entusiasmado.
Para Alemán, las ventajas son muchas. Una de las más importantes es que el búfalo entra en celo en cuanto empieza a refrescar o a disminuir la luz solar, y eso ocurre a contraestación con el Hemisferio Norte. “Por eso podemos producir leche mucho más barata que los italianos”, por ejemplo.
Mientras conversamos con los responsables, Ernestina vuelve al corral con su ternero. Ya se acostumbró al contacto con la gente. El ritual del tambo ya es para ella parte de su nueva vida.