¡Cómo son las cosas!

En Esperanza se está dando forma a un emprendimiento, donde confluyen voluntades y conocimiento. De mantenerse, promete buenas noticias.

Federico Aguer

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Dicen que las grandes cosas nacen de la concatenación de las pequeñas. Así, la suma de los hechos va configurando realidades más concretas. Claro que para que ello ocurra debe ser motorizado con paciencia y convicción por los hombres y mujeres que marcan el camino.

Para muchos, el búfalo es una especie marginada a los campos inundables de las provincias del norte, con una carne difícil de comercializar y sin posibilidades lecheras.

Para otros, sin embargo, esta raza presenta una oportunidad única de posicionar a nuestra cuenca lechera como un referente de producción de muzzarela, producto de calidad altamente demandado por los mercados más exigentes del mundo.

Esos pocos, conocedores de ese potencial, supieron poner sus recursos a disposición de este proyecto. Eduardo Baroni aportó la disponibilidad de la Facultad de Ciencias Veterinarias, la Escuela Granja hizo lo suyo con el tambo y con los chicos que, mientras que aprenden, dan una mano. La familia de Hertelendy trajo sus animales desde el monte formoseño (se sorprendieron con la docilidad que adquirieron en 20 días de ordeño), y Bernardo Alemán -gestor de la idea-, sumó el gerenciamiento, apoyado en el primer congreso de búfalos a realizarse en el país, con la presencia de todos los expertos del mundo.Es verdad que no son animales eminentemente lecheros (apenas están llegando a los seis litros por cabeza), pero los especialistas destacan la gran cantidad de proteínas y sólidos de su leche, ideal para ser procesada.

El tiempo dirá si este sueño tenía asidero, pero es de esperar que siga cobrando ímpetu, con el apoyo de las fuerzas y recursos del Estado y de los privados, en pos del beneficio de la región.De las virtudes de la leche, nos hablaron los protagonistas de esta idea. Y las bondades de la carne, puedo dar fe de su terneza y sabor, merced del asado de búfalo que degustamos en el galpón de “Pocho” Broda en San Vicente.

Por pura casualidad, en una semana terminamos hablando dos veces de estos particulares animales. ¿Será casualidad, o más bien la avanzada de una raza que, impulsada por los que saben de verdad, está viniendo para quedarse?. En cualquiera de los casos, bien vale el intento de mejorar, una vez más expresado por gente ligada al campo. Las cosas son así: cuando varios se juntan, se puede armar algo lindo.