De pastelero a empresario de cine

Una semblanza de Ricardo Graells, destacado empresario cinematográfico de Santa Fe, que permite recorrer una parte de nuestra historia, aquella que estuvo vinculada al desarrollo del séptimo arte en nuestra ciudad.

TEXTOS. MANUEL CANALE (*)

(*) Licenciado en Artes Visuales.

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ricardo graells aportó su habilidad para los negocios al rubro cinematográfico.

A principios del siglo XX, en Santa Fe, Don Antonio de la Mata instalaba la Confitería y Pastelería “Siglo XX”, luego “París”, frente a la Plaza España, emplazamiento estratégico debido al incipiente movimiento que se generó en la zona a partir del tendido de las líneas ferroviarias próximas al lugar. A ésto se sumó la apertura de comercios, servicios e industrias, haciendo de ese sector un ámbito próspero.

Con un negocio dedicado al servicio de comidas, licores y vinos finos, y con especialidad en repostería, De la Mata decidió emplear a un muchacho recién llegado de España, de Barcelona más precisamente, llamado Ricardo Graells. El recién llegado había sido contratado para trabajar en Buenos Aires en una empresa del rubro gastronómico, pues poseía conocimientos certeros sobre repostería, reconocimiento que le será otorgado varios años después cuando logró instalarse por su cuenta.

Volviendo al momento de su incorporación al negocio de De la Mata, Ricardo atendía el sector dulce, destacándose por su habilidad en elaborar sabrosa pastelería. El dueño del comercio, hábil en los negocios, incorporó por esos años varios rubros, entre los que se encontraba el cinematográfico, pasando vistas de tres o cuatro actos en su amplio salón, y acompañando el mismo con un rico café, vino o licor y algún que otro dulce elaborado por el pastelero. Otro rubro que incorporó fue el pugilístico: ambos emprendimientos fueron muy conocidos en la época; no sólo en su salón comercial sino también en su terraza, sector al que acudían en las noches cálidas, especialmente en verano.

Don Ricardo, como todos lo llamaban, aprendió rápidamente del negocio, independizándose al poco tiempo de llegado e instalando su propio comercio dedicado a la panadería y confitería al cual lo denominará “La Vencedora”. Ya entrado el año 1916, se ofrecía a la venta un establecimiento sobre calle San Jerónimo 625 (numeración actual 2200), frente a la plazoleta del viejo mercado central. Graells vendió su negocio de panadería a Don Domingo Fama y lo compró, incorporando proyecciones de vistas.

El lugar fue conocido como cine Radium, y marcó el inicio de un negocio del cual Graells, como empresario cinematográfico, no se alejaría hasta el día en que falleció, en el año 1944.

RUMBO A BARCELONA

Comenzando la tercera década, adquirió un terreno en la esquina de calle San Jerónimo y 1º Junta, otrora ocupado por el Teatro Politeama, y decidió construir una sala de dos pisos con palcos y plateas dedicada exclusivamente al entretenimiento cinematográfico. Un año después abrió sus puertas el conocido y recordado cine “Doré”.Al año siguiente decidió viajar junto a su esposa, Ana Ros y sus cinco hijos, Ricardo, Ana, Maria del Rosario, Alberto y Alfonso, a su tierra natal para descansar un tiempo de las intensas actividades emprendidas en nuestra ciudad.

Los negocios que había cimentado con tanto esfuerzo quedaron bajo el control de su cuñado, el señor Fernando Ros Mora. La travesía que inició tuvo ribetes muy particulares, debido a que su estadía en Barcelona se extendió por varios años.

Entrada la guerra civil española decidió retornar a nuestra ciudad, reconquistando su lugar en el mundo de la cinematografía. Durante su estadía en el viejo mundo, y luego de un tiempo de descanso alquiló los cines y teatros “Principal Palace” y “Entenza”; en los años siguientes los negocios prosperaron llegando a tener bajo su control un número importante de salas, no solo en Barcelona sino también en otras localidades cercanas a su lugar de residencia.

Mientras en España los negocios marcharon bien, en nuestra ciudad, en noviembre de 1929 Ros Mora decidió alejarse del control de las salas Doré, Colón y Mayo (estas dos últimas fueron incorporadas al control de la firma Graells a posteriori de su viaje a España) y dedicarse a su profesión de escribano. Las salas pasaron a ser explotadas por el empresario Enrique Carbonell.

LA SALA MODERNA

Cuando regresa, comienza a controlar nuevamente el mercado de la industria del cine. Se hace cargo de los cines Doré, Belgrano y Apolo. Graells, en notas a este diario, expresó su interés por extender el espectáculo todo el año; y no solo en invierno, ya que los calores agobiantes hacían imposible asistir a una sala sin refrigeración. Esta iniciativa lo llevó a ponerse en contacto con el Ingeniero Colombini, el cual era dueño de un terreno importante (18 x 35 metros) sobre calle San Martín, entre Hipólito Yrigoyen y Vera. Luego, firmó un convenio entre partes donde su propietario, Virginio Colombini proyectó y dirigió la construcción para la empresa cinematográfica de Ricardo Graells, naciendo así la sala más importante y confortable del interior del país, el “Ideal”, un moderno cine que contó con los adelantos del momento, ofreciendo calidad en todo el material a exhibir.

El edificio, de carácter monumental, estaba enmarcado por una marquesina que recorría el frente por completo; en el hall central se encontraba la boletería, baños y guardarropa y dos importantes escaleras permitían el acceso al foyer del pullman. Desde el mismo se accedía a una vista importante que daba sobre calle San Martín, principal vía de la ciudad. La boca del escenario se destacaba por su forma de herradura con tres arcos concéntricos, con luces difusas de colores azul, amarillo y rojo. El sonido, los proyectores, el sistema de refrigeración y calefacción fueron los avances tecnológicos que el ingeniero Colombini no descuidó durante su construcción.

La sala se inauguró el 18 de Junio de 1941: a partir de ese momento se cambió el hábito de los santafesinos a disfrutar de una película, incursionando todo el año en el espectáculo y haciendo que el resto de los empresarios se preocuparan por mejorar sus salas. Graells impuso un estilo y modificó hábitos, nunca desatendió la calidad de su servicio y asistió al espectador para que pueda disfrutar de un filme en los locales de su empresa. Visionario, cambió de rubro en un momento trascendental, cuando el cine recién comenzaba. Se arriesgó a ausentarse varios años y volver a tomar la posta que había dejado al momento de viajar con su familia, logrando su sueño con el “Ideal”, gracias al Ingeniero Colombini que no desatendió detalles a la hora de erigir el gigante que permanecerá en la memoria de quienes lo han disfrutado.

Ricardo falleció en marzo de 1944, tres años después de la inauguración del Ideal.

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las imágenes repasan los hitos en la historia del cine ideal.

EL AUTOR DEL CINE “IDEAL”

Virginio Colombini nació en Santa Fe el 23 de diciembre de 1893; fue uno de los primeros alumnos que egresó del Colegio Industrial Superior y estudió Ingeniería Civil en Córdoba, desarrollando su tesis sobre la acústica del Teatro Colón de Buenos Aires. En el año 1928 fue subdirector del Puerto en Santa Fe.

En la ciudad dejó como legado la construcción del barrio bancario en el sur y la Agencia Ford, en calle 25 de Mayo y 1º Junta donde actualmente funciona el Banco de Santa Fe y otras dependencias.

En el año 1937 dejó de trabajar profesionalmente para dedicarse a la construcción de viviendas particulares las que luego vendía. En 1940 adquirió en remate un terreno con edificio sobre calle San Martín al 2800. El mismo pertenecía a la sociedad de socorros mutuos “Unión Francesa”. También adquirió la casa lindera.

Ricardo Graells, conocedor de esta compra se puso en contacto con el Ingeniero Colombini, estimulándolo a que construya un edificio destinado a sala cinematográfica y dotándola con los avances tecnológicos del momento (calefacción, refrigeración, acústica, y diseño exclusivo). Construyó la mejor sala destinada al entretenimiento del interior del país, siendo su propietario El Ing. Colombini y alquilando por un lado el edificio para ser explotado como sala de cine y por otro el sistema de refrigeración, toda una novedad en esos momentos.

Al fallecer Ricardo Graells, la Familia Colombini se hizo cargo del cine. En junio de 1946, desconociendo el mercado, tomó las riendas de un negocio que sufriría altibajos hasta la fecha de su cierre. El jueves 12 de noviembre de 1964 un incendio destruyó completamente la sala del cine; el ingeniero, a pesar de la pérdida decidió reconstruirlo y un año después, el 8 de octubre de 1965, una nueva sala abría en el mismo solar. En el año 1955, la administración del negocio pasó a manos de su hijo Juan Alejandro, quien llevó la administración del mismo hasta su cierre definitivo en el año 1991. El Ing. Virginio Colombini falleció el 13 de agosto de 1973.

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