En Aguado al 2600

Les tiraron a matar

Liliana Gómez mostró las huellas del ataque que ayer refirió a este diario. Denunció a un policía y dijo que otro agente preguntó a su esposo quién y por qué acudió a la prensa.

José Luis Pagés

jpages@ellitoral. com

Si el relato del ataque a balazos contra una vivienda de Santa Rosa de Lima realizado ayer por Liliana Gómez es inquietante, mucho más lo es observar -en el lugar de los hechos- que los agresores buscaron hacer blanco en el grupo de familia que esa noche compartía la mesa.

Liliana Gómez dijo que desde ese momento al día de hoy, nada se sabe acerca de los autores materiales del atentado. Quiénes fueron ellos y por mandato de quién actuaron, se desconoce, todavía. Eso, cuando ella denunció que tres días atrás, como consecuencia de un problema de convivencia vecinal, su esposo fue amenazado por un agente de policía.

Que los tiros que impactaron en el frente de la casa de calle Aguado 2666 no fueron al boleo lo dice el número de proyectiles que partieron de dos armas diferentes. Entre otros, cuatro proyectiles impactaron en la puerta de calle. De éstos, dos quedaron incrustados en la estructura metálica, pero otros tantos silbaron sobre las cabezas de Liliana, de su esposo, Eduardo Vázquez, y de sus hijos, dos de ellos de corta edad.

“Nos tiraron a matar”, aseguró esta mañana Liliana Gómez casi cuando la evidencia lo hacía innecesario. Los tiradores abrieron fuego desde la calle oscura, con dirección a una puerta cuya cortina traslúcida les permitía ver los movimientos de la familia en el comedor. Es decir que tiraron al bulto donde sabían que había gente reunida.

Distintas intenciones se podrían imaginar de los agresores, de haber actuado éstos cuando el vidrio refleja la luz del día y no permite ver el interior de la casa o durante la noche, cuando el comedor está a oscuras.

“Empujé a mi nena de cuatro años que estaba sentada en la cabecera y la tiré al piso, cuando uno de mis hijos gritó que nos estaban tirando tiros. Una de las balas pasó por donde un segundo antes había estado la cabecita de ella”, agregó la mujer que esta mañana, en dependencias de la subcomisaría 2a. de Santa Rosa de Lima refirió las amenazas lanzadas contra su esposo por un agente de la URI.

“Nos dijeron que ellos no investigan a sus propios compañeros, y también que por ese motivo van mandar todas las actuaciones sumarias a la Justicia; pero de todos modos nosotros esperamos que alguien encuentre a los que atacaron nuestra casa”.

En la misma policía que no dio respuesta a ningún interrogante de Liliana: “Alguien preguntó a mi esposo quién de nosotros fue a los medios, quién fue a contar a la prensa lo que pasó en mi casa. Quién y por qué lo hizo, querían saber. Él les contestó que fuimos nosotros y también los vecinos, que saben quiénes somos nosotros y cómo nos portamos en el barrio. Mi esposo trabaja en el hospital y cuando puede ayudar a alguien nunca deja de hacerlo”.

Liliana recordó que además de los proyectiles que impactaron en su casa, a uno de sus hijos, que minutos después del ataque se atrevió a salir a la calle, le volvieron a tirar, “pero gracias a Dios no le pegaron”, dijo, y agregó que “él pudo ver que el que tiraba era un flaquito alto, posiblemente un pibito de la villa, porque escapó en esa dirección”.

Les tiraron a matar

Liliana Gómez muestra las huellas de los balazos en la puerta de su casa.

Foto: Danilo Chiapello