Giolitti, pionero italiano en leyes laborales

Zunilda Ceresole de Espinaco y Dora Beatriz Villaverde.

Señores directores: El 1º de Mayo se celebra el Día del Trabajo. Trabajar es crear, producir, multiplicarse en las obras. No son las herramientas ni las máquinas las que producen, sino el hombre que las maneja.

En todo el mundo hubo luchas y hombres que bregaron por el trabajo digno y las protección de los asalariados. Es justo recordar sus nombres y sus obras, rescatarlos de la niebla del olvido, porque en sus vidas predominó la solidaridad hacia los sometidos socialmente e integrantes del universo laboral.

Uno de ellos es Giovanni Giolitti, que en Italia desarrolló una tarea ciclópea en favor de la clase trabajadora. Nació en Mondovi, provincia de Cuneo (Piemonte) en 1842. Era hijo de campesinos, por lo que supo desde pequeño el esfuerzo que implica el trabajar, los sinsabores de la desprotección y la angustia dosificada a través de los años. Estudió con ahínco y se graduó en Derecho en la Universidad de Torino en 1861. Enseguida entró al Servicio del Estado Italiano. De ideas socialistas, se volcó a la política, ascendió rápidamente ocupando altos cargos: diputado desde 1882, ministro de Hacienda de 1889 a 1890, ministro de Interior de 1901 a 1903, primer ministro de 1903 al 1905, de 1906 al 1909 y desde 1911 al 1914.

En Italia las primeras industrias surgieron a finales de 1800 en el norte, porque en el sur la población se ocupaba de la agricultura. Las nuevas industrias incrementaron los puestos de trabajo, pero las condiciones de los obreros eran inadecuadas; los patrones estaban exentos de obligaciones para con ellos, la jornada de trabajo era de catorce horas diarias, los sueldos bajísimos y al que protestaba lo despedían. No terminaba aquí el abuso, el obrero no tenía derecho al reposo semanal y las vacaciones no existían. Si se enfermaba o accidentaba carecía de asistencia médica, y a edad avanzada era despedido sin justificación alguna.

Los trabajadores se organizaron, y en 1906 tuvo lugar la creación del primer sindicato: La Confederazione Nazionale del Lavoro, y entre los campesinos surgieron las Organizaciones de Mutua Asistencia. La única arma para protestar a la que acudían los trabajadores era la huelga, pero ésta estaba prohibida y cuando la realizaban intervenían frecuentemente para reprimir la Policía y el Ejército, dejando heridos y muertos. Desde su lugar en el gobierno, Giovanni Giolitti intervino insistentemente, y llevó adelante un programa avanzado en el que figuraban muchas demandas tradicionales de los socialistas y logró entre otros beneficios los siguientes:

-Reconocimiento oficial de los sindicatos y del derecho a huelga.

-Seguro en casos de accidentes o enfermedad, incluyendo asistencia médica y conservación del puesto de trabajo.

-Obtención de la jubilación para los ancianos.

-Creación del Consejo de Trabajo, cuya finalidad era intervenir para resolver controversias entre patrones y sindicatos.

-Introducción de reformas sociales a favor de las clases trabajadoras en terrenos como sanidad, vivienda, pensiones y condiciones de trabajo.

En 1922, este incansable luchador escribió “Memoria della mia vita” en donde se refleja su pensamiento, su sentir, su trayectoria y el profundo humanismo que signó su vida.