Y vos... ¿en qué andás?
Y vos... ¿en qué andás?
Eduardo Rodríguez (*)

EN UN RENAULT CLIO 2008
—¿Lo compraste porque te gusta o fue un negocio?
—Lo compré porque anteriormente había tenido un Clio francés, y cuando en 2008 tuve la oportunidad de renovarlo y sacar un 0 km, aposté al mismo modelo, aunque éste es nacional. Me gusta el coche, la línea, lo considero ágil y cómodo para andar en ciudad.
—¿Qué fue lo mejor que te pasó con este coche?
—El Clio anterior lo vendí con 85.000 kilómetros y una sola vez pinche una goma. Nunca tuve un problema, aunque tal vez haya bastante de fortuna en eso. Y el que tengo ahora me da una confiabilidad muy buena. Jamás entró mi auto al taller por nada, y por eso volví a elegir el Clio.
—¿Recordás alguna anécdota curiosa?
—Cuando vivía en Buenos Aires, hace ya mucho tiempo, tenía un Ford Falcon. Yo era corresponsal de LT9, y cuando fuimos a transmitir un partido -creo que a la cancha de El Porvenir-, tuvimos que dejar el auto a tres cuadras porque estaban haciendo zanjeo. Después, a la salida, no nos acordábamos adónde lo habíamos dejado. Estuvimos bastante tiempo buscándolo porque no sabíamos para dónde agarrar.
—¿Alguna vez quisiste quemar el auto por algún inconveniente?
—No. Afortunadamente he tenido muchísima fidelidad de parte de los autos. Nunca tuve ese arrebato de calentura de patear una cubierta o cerrar las puertas con violencia. Tuve mucha suerte porque yo no sé absolutamente nada, ni la más mínima idea de mecánica. Si abrías el capó y el baúl, no sé cuál es uno y cuál el otro.
—¿Le sos fiel a tu auto?
—No sé si lo cambiaría o no por otro. Por ahora es casi un 0 km., tiene apenas dos años y yo lo ando poco; recién tiene 22.000 kilómetros. El día que lo tenga que cambiar, veré. Dependerá mucho de la disponibilidad económica de uno, ya que tal vez quiera subir de gama.
—¿Lo maltratás?
—No soy de maltratarlo, pero considero que el auto tiene que estar a mi servicio, y no yo al servicio del auto. Lo cuido, pero no me vuelvo loco si me aparece un rayoncito. Es un fierro que está en la calle y está expuesto a eso.
—¿Cuál es el auto de tus sueños?
—No tengo un auto de mis sueños. Primero, por haber tenido aquel Falcon que funcionaba hasta con bujías de madera, Ford era mi marca preferida. Después cambié por Renault y estoy bárbaro con este auto. Igualmente, no soy “marquero”. Sólo me quedo con un coche si me siento bien con la fidelidad y el rendimiento. Ni siquiera me importa la línea o el color.
—¿Qué consejo le podés dar a los automovilistas de calle?
—Hace poco renové el carné de conducir y tomé una charla sobre la importancia del uso del cinturón de seguridad. Creéme que después de años de manejar, en esta charla tomé conciencia de lo fundamental que es ponerse el cinturón así sea para hacer tres cuadras en medio del campo. Le presto mucha atención a eso y trato de acostumbrarme. La sugerencia es ésa, utilizar el cinturón siempre que nos dará mucha más seguridad que la incomodidad que nos pueda causar.
(*) Comentarista de radio Sol Sport.