Dice la Psicología

Entre el estrés y la espera ansiosa

El psicólogo clínico Mario Carmelé definió el estado descripto por algunos de los comerciantes luego de un asalto como estrés post-traumático: “Es la reacción que un individuo tiene ante un trauma, una herida o un impacto que sufrió y sufre. Puede ser cualquier cuestión que le resulte imprevista o no calculada y lo desborda”.

—¿Cómo se siente y cómo se comporta una persona en ese estado?

—Depende de la estructura de cada sujeto, hay personas que son más sensibles y otras más reactivas, puede ser que tenga más defensa o esté más preparada y, en esos casos, los efectos son menores. De todas maneras, los efectos son realmente devastadores. En un primer momento se asustan con todo el movimiento interno que implica que una persona tenga miedo, son reacciones hasta químicas del organismo y frente a eso busca formas de protegerse. Lo más común es la evasión, otras quedan en shock o en estado de insensibilidad, hay distintos mecanismos. La reacción es una defensa frente al trauma y toma conductas que son “evitativas”, como por ejemplo, no querer ir más a trabajar, no pasar por el lugar donde sufrió el incidente. También se puede agravar con alteraciones serias de la conducta como romper en llanto o encerrarse. Lo que se aconseja es buscar ayuda psicológica y a veces, farmacológica.

—Muchos trabajadores se refirieron a la situación como “normal” o “cotidiana”, ¿cómo se vive con ese acostumbramiento?

—Como sociedad estamos viviendo un momento especial, estos hechos son casi cotidianos y la difusión que le dan los medios de comunicación genera un estado de vulnerabilidad, de ansiedad, de expectativa. Creemos que en cualquier momento nos va a tocar atravesar una situación así y eso también se termina convirtiendo en otra patología. Todo se hace más difícil cuando un empleado que pasó por eso y, como cualquier persona, está obligado a trabajar. Tiene que hacer tripas corazón y enfrentarlo porque se dedica a eso pero hay gente que queda seriamente dañada y a veces hasta imposibilitadas, enferma.

—¿Cómo se denomina esa otra patología?

—Espera ansiosa o angustiosa. Ante la frecuencia con la que ocurren los delitos las personas se insensibilizan y piensan “en cualquier momento me va a tocar a mí”, pero también están los casos en que se aterran o incluso puede funcionar un mecanismo que es el de la fantasía y piensan en lo que puede suceder. En algunas personalidades, ese estado se vuelve grave porque los supuestos hechos logran una dimensión que no tienen y se asustan tanto que ven en todos lados potenciales situaciones traumáticas o cualquier cliente se vuelve sospechoso. Es muy común hoy ver rutinas familiares cambiadas por esos motivos y para evitar estar en riesgo.

—¿Es aceptable vivir así?

—No, no son las condiciones en las que hay que vivir. El estrés y la ansiedad son elementos necesarios en cierto grado para la vida cotidiana, para adaptarse, para estar atento pero nadie está preparado para el exceso porque genera dificultades y enferma. Lo mismo ocurre con el miedo cuando deja de ser una defensa para pasar a ser una patología.

—¿Se supera ese estado de estrés post-traumático?

—Sí. Lamentablemente hoy estamos muy entrenados para superarlos porque estos episodios son cada vez más frecuentes, también ocurre con los accidentes. Hay gente que lo sobrelleva sola, otros necesitan asistencia psicológica.