Original Teatro Negro de Praga de Jirí Srnec

Soñar con los ojos abiertos

A diez meses de desembarcar por primera vez en nuestra ciudad, la magia del Teatro Negro volverá para presentar “La bicicleta voladora”, un éxito mundial que hoy recorre Latinoamérica.

En escena, personajes visibles apelan al manejo de las artes de la mímica, y actores invisibles dan vida a los objetos y animales desde la oscuridad de la caja negra. Foto: Archivo El Litoral

De la redacción de El Litoral

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Risas sin edad que aceptan el pacto tácito y se aventuran a la fantasía en un mundo de sombras que desafía a la gravedad, la física y el asombro. Ésa fue la magia que estalló en aplausos en septiembre del año pasado, cuando el Original Teatro Negro de Praga de Jirí Srnec desembarcó por primera vez en nuestra ciudad para despertar la diversión sana de la inocencia infante. Con la misma esencia, la compañía volverá el 8 de julio, víspera de feriado, para subir a las tablas del Centro Cultural Provincial (Junín 2457) y presentar, desde las 20, “La bicicleta voladora”.

La puesta fue la primera que Srnec escribió para el grupo y que, estrenada en 1961, se convirtió en un clásico del Teatro Negro, al punto que hoy la presentan en esta gira mundial como homenaje. Este clásico universal “dedicado a los sueños de los hombres, especialmente al de volar”, comienza cuando en 1867 un inventor queda enamorado de las alas de los pájaros e intenta construir un medio que le permita volar pero luego de hacer miles de piruetas y cálculos se da cuenta de que el poder está en el interior y en los sentimientos más nobles.

Los elogios recibidos por esta obra, cuyo libreto música y dirección pertenecen a Jirí Srnec, muestran el encanto que contiene el teatro y del renombre que alcanzó el grupo en casi 50 años.

¿En el aire?

La puesta se desarrolla en diez actos -con un entreacto-, en los que personajes “visibles” apelan a un eximio manejo de las artes de la mímica, y en el que los actores “invisibles” son los que ponen la magia a los objetos y animales desde la oscuridad de la caja negra. Tal como consignó el portal neuquino Agenda Regional hace una semana, “esta interacción de lo que se ve y lo que no hace del espectáculo una combinación maravillosa de sonido, luces y vestuario que, a su vez, asombra por su sencillez y calidez escenográfica”.

Así, tal como el actor Jirí A. Srnec, hijo del fundador del Teatro Negro de Praga, dijo a La Nación hace poco más de un mes, “regalamos sueños con ojos abiertos. El teatro negro tiene la magia de privilegiar la imaginación, despierta esa curiosidad de siempre buscar algo nuevo. Siempre da a la audiencia una sensación de presente que otros tipos de teatro no dan (...). En el teatro negro, los adultos pueden sentir sólo el presente y volver a ser como niños. El humor, la fantasía y la sorpresa son cómplices de eso”.

Risas sin edad

El Original Teatro Negro de Praga fue fundado por Jirí Srnec en 1961 y, desde entonces, es uno de los representantes más conocidos del teatro checo del mundo. En términos generales, su propuesta artística se basada en el aprovechamiento creativo del sencillo truco llamado gabinete negro o caja negra, con actores vestidos de negro que no se ven sobre el fondo negro y dan vida y movimiento a cosas y objetos. Pero para Srnec el efecto del truco no es su objetivo final sino el medio para lograr una metáfora dramática y mímica, la expresión conseguida por el movimiento organizado de objetos plásticos y de actores en armonía con la música.

En casi medio siglo en escena, esta compañía se presentó en todo tipo de escenarios: realizó 280 giras internacionales y participó de 72 festivales de teatro. Más de tres millones de espectadores en 68 países vieron funciones de su teatro negro. En nuestra ciudad, en septiembre del año pasado la compañía fue ovacionada por un Teatro Municipal colmado de espectadores.