EDITORIAL

Salideras bancarias

 

Las noticias sobre personas atacadas luego de retirar dinero en entidades financieras se han convertido en materia recurrente de las informaciones policiales. Y en la mayoría de los casos involucran violencia, lesiones e incluso la muerte de las víctimas.

Es la modalidad delictiva denominada como “salideras bancarias”, mediante la cual los damnificados -que normalmente cargan importantes sumas de dinero- sufren el ataque de delincuentes que recurren al simple arrebato, a la amenaza o a la violencia física, para huir luego rápida y fácilmente en motos de alta velocidad. Estos ladrones han sido previamente advertidos por un cómplice que, por lo general desde adentro del banco, detecta a los clientes que retiran sumas importantes de dinero y se los señala.

El trabajo de “marcador” -también conocido como “sacador”- puede ser realizado por un empleado del banco; por un conocido de la víctima que conocía el día en que ésta iba a efectuar un retiro; o por una persona que se encuentra dentro del banco simulando realizar una operación bancaria, para observar los movimientos.

La comisión de estos delitos -que ni siquiera constituyen una figura en sí mismos, sino que son catalogados como hurto simple o hurto agravado, según el caso- se ve facilitada por una serie de circunstancias. Por un lado, tal como advierte en su sitio web la Policía Federal, el arribo al país de motos de alta cilindrada, aptas para la faena de los ahora conocidos como “motochorros”. Por el otro, las medidas tomadas en los bancos para desalentar los asaltos a sucursales -no manejar grandes sumas en las cajas de atención y alejarlas de las puertas- llevaron a relajar la vigilancia interna, facilitando el merodeo y el accionar de los “marcadores”.

Esta modalidad también supuso ventajas para la economía delictiva, frente al tradicional y ahora dificultado robo de bancos: presas fáciles, robos exprés y una logística más sencilla y menos peligrosa que la de organizar bandas numerosas y operativos complejos.

Ante este panorama, no existe una única respuesta para darle solución, ni ésta puede quedar en manos de un solo actor. Las reuniones multipartitas realizadas en la provincia y el distinto objeto de los proyectos legislativos presentados dan cuenta de ello. Por eso, y por considerar que el delito tiene principio de ejecución puertas adentro de los bancos, las iniciativas en el Congreso van desde obligarlos a tomar medidas preventivas -aumentar la vigilancia interna, quitar visibilidad a las operaciones, bloquear electrónicamente el uso de celulares- hasta responsabilizarlos económicamente por hechos cometidos hasta tres horas después de que el cliente se retire. En tanto, y a la vez que los usuarios internalizan una serie de conductas preventivas -adecuadamente difundidas mediante campañas especiales-, las fuerzas policiales, impedidas normalmente de perseguir de manera eficaz a los culpables, deberán orientar tareas de inteligencia al previo desbaratamiento de bandas.