“Las tizas no se manchan”

Las compañeras de Alejandra estuvieron hoy en Tribunales

Con guardapolvos blancos y la foto de Alejandra Cugno prendida en el pecho, las docentes de la Escuela Nº 268 de Cañada Rosquín repartieron tizas en las escalinatas del edificio. Luego ingresaron a la sala de audiencias.

 

Juliano Salierno

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Un grupo de 17 docentes de Cañada Rosquín se presentó de imprevisto, a primera hora de hoy frente a los Tribunales locales, para participar del juicio que se le lleva a cabo al supuesto asesino de la docente de San Jorge, Alejandra Cugno.

Con la foto de Alejandra en el pecho, prendida sobre sus guardapolvos blancos, las maestras de la Escuela Nº 268 de Cañada Rosquín entregaron tizas envueltas con cintas negras y con la inscripción: “Las tizas no se manchan”, para simbolizar el crimen de su colega.

Previa autorización del Tribunal que componen María Amalia Mascheroni, Dardo Rosciani y Norberto Nisnevich, las docentes colmaron el sector destinado al público de la sala de audiencias del primer piso.

Después de una semana el juicio al “Colorado” José Luis Baroni transita la etapa final. Hoy se tomaron seis testimoniales y se realizó un careo entre el imputado y el policía del Comando de San Jorge, Marcelo José Portillo, que no cambió en nada la situación de Baroni.

Forenses

Para mañana está previsto que declaren el doctor Pascual Pimpinella, del Equipo Médico Forense del Poder Judicial; y su compañera de trabajo, la bioquímica Isabel Aramburu de Torres. Ambos participaron de la autopsia y los peritajes médicos solicitados por el juez de Instrucción.

De no producirse ningún imponderable, el viernes 25 de junio será el día de los alegatos y el martes 29 del mismo mes se conocerá la sentencia.

En cuanto a la presencia de las docentes en la audiencia de hoy, cabe destacar que llegaron a la ciudad en Trafic de cuyos gastos el gremio docente se hizo cargo. Las mujeres, que insultaron a Baroni mientras era retirado de la sala, producto de la angustia e impotencia que les generó haberlo visto, charlaron un largo rato con los fiscales Graciela Parma y Juan Pablo López Rosas, de quienes se llevaron la mejor impresión.

Una imagen contraria les quedó a las amigas de Alejandra del abogado de Baroni, Claudio Villasboas, a quien acusaron de hacer “algunas miradas y algunos gestos hacia las compañeras de Alejandra”, incluso con “un pulgar hacia abajo” cuando mostraban las fotos de la víctima, dijo María Gabriela.

Fea sensación

Las docentes que hablaron con El Litoral destacaron que el esfuerzo de viajar a la capital provincial no contó con el acompañamiento esperado del Ministerio de Educación de la provincia. No obstante ello decidieron partir para “apoyar a la familia de Alejandra, a su madre Belkys y su hijo Mateo; y para limpiar el honor de Alajandra porque se han dicho muchas cosas y nosotros que la conocemos muy bien tenemos un concepto distinto de lo que se dijo”.

“Queremos guardar el honor de una mujer que cuando salió del trabajo sufrió esta desgracia”, aseguraron.

A propósito de lo visto en la audiencia las maestras reconocen que “nos llevamos una sensación muy fea porque una persona que miente con tanta seguridad no merece que lo escuchen”, dijeron en relación al careo sostenido entre Baroni y el policía Portillo, que no sabía de qué le estaban hablando.

El uniformado, que actualmente se encuentra apartado de la fuerza, fue señalado por el “Puma” Baroni como una de las personas que los días previos al crimen de Alejandra se reunión con la pareja de la víctima y un tal Tachuela González, de quien se duda su existencia.

Por último opinaron que “los fiscales están dejando la vida en esta causa. Ellos buscan una condena justa” y “nos pidieron que apoyemos y que vengamos a los alegatos y la sentencia”.

Más testigos

Durante las testimoniales de hoy el Tribunal y las partes escucharon a Laurencia Fernández, hermana de la mujer de Baroni y quien lo denunció por haber abusado de su hija de 13 años.

Se sentaron en el banquillo Carlos Raúl Arroyo, camionero que llevó un tramo al acusado; Germán Giaccometti, empleador de Baroni cuando hacía trabajos de fumigación; Juan Carlos Cobalti, que arrendaba el campo donde encontraron el cadáver; Américo Barrientos, que fue quien compró el celular de Alejandra en un sanatorio de Santa Fe; y Federico Angulo, otra de las personas que transportó a Baroni en las inmediaciones durante los días transcurridos entre la desaparición de Alejandra y su captura.

Todos ellos refrendaron los dichos conocidos durante la investigación y confirmaron las sospechas acerca del imputado.