Y VOS... ¿EN QUÉ ANDAS?

EN UN MERCEDES BENZ 200 KOMPRESSOR

EN UN MERCEDES BENZ  200 KOMPRESSOR Y VOS... ¿EN QUÉ ANDAS? Rubén Daray. Ex piloto profesional de Automovilismo (campeón de Turismo y del TC 2000, entre otras categorías). Desde hace varios años es director y conductor del exitoso programa especializado “A Todo Motor”. foto: archivo el litoral

 

 

 

 

—¿Lo compraste porque te gustó o fue un negocio?

—En principio la gente de Mercedes me hizo unos muy buenos números. Sinceramente y a esto tengo que reconocerlo, me gusta bastante la marca, la calidad y el tema de seguridad, por el cual yo siempre estoy “jorobando” con eso. No me gustaría andar en un auto que no represente mi modo de ver el rubro seguridad por el cual tanto trabajo y dedicación le presto.

—¿Qué fue lo mejor que te pasó con este Mercedes?

—De los tantos autos que he tenido, la verdad es que lo uso muy poco. Tené en cuenta que a mí las terminales automotrices me viven cediendo vehículos para que les haga los correspondientes test para los respectivos programas de “A Todo Motor”. Lo debo usar una vez por semana. Sí tengo una fuerte ligazón con Mercedes, por el hecho de haber corrido en aquel momento con Mercedes en “La Vuelta a la América del Sur”. Quizás de ahí en más me haya quedado cierta predilección, pero no pasa de eso. De hecho, al momento estoy en la búsqueda de uno de esos autos viejos que yo corrí para restaurarlos. De puro hobby nomás.

—¿Tuviste alguna anécdota curiosa o cómica?

—No es risueña, pero sí curiosa. Una vez casi pisamos a un camarógrafo, pero fue simpático si se quiere. Estábamos haciendo una nota con un Renault 19 en el barro y la única parte que el “cámara” logró pararse sin “matarse”, era muy cerquita de la huella y el camino por donde íbamos a pasar. Veníamos rápido y el auto se deslizó —a raíz del barro — justo donde estaban las piernas de este muchacho... Lo gracioso fue que él había elegido ese lugar y verlo salir corriendo con la cámara hombro y todo... Patinaba más que el auto, con “las patas” para todos lados y parecía a propósito ¡el auto lo seguía..! Obviamente que íbamos a 5 km/h. y sucedía todo como en cámara lenta. De atropellarlo a lo sumo le ensuciaríamos el pantalón. Y yo no podía frenarlo al auto. Bueno, de ésas he tenido muchas. Otra cortita: uno de nuestros testers fue a probar una camioneta Mitsubishi a la arena en Pinamar y sabés que hay que desinflar mucho las gomas para ese tipo de terreno. A éste, que es un especialista justamente en eso y que ahora organiza la carrera de motos en Gesell, se olvidó de inflarlas y en una curva “se la puso de gorra”.

—¿Tuviste algún auto que por desperfectos o lo que fuese, te dieron ganas de tirarlo?

—Sí, varias veces me ocurrieron cosas, hay autos que me volvieron locos. Te cuento una: nos dieron un Peugeot 504 —la última versión, el más equipado— para hacerle un test en el autódromo Oscar Cabalén de Alta Gracia. Lo único que nos faltaba era hacer un tramito de tierra y sabés que el tren delantero pisó la tierra y el auto se desarmó. Lo recuerdo perfectamente, se rompió el alternador, se cayó el caño de escape, se rompió un enchufe que tiene debajo de la columna de dirección (donde va el “paquete de cables”). Se desarmó por completo; el techo se abría y se cerraba cuando acelerabas o frenabas. Qué increíble, hacía un minuto antes de eso era para decir: “Che, voy a ver si hago una oferta y me lo quedo”. Era realmente maravilloso lo bien que andaba.... Después nos enteramos porque pasamos un informe completo y le pusimos: “Mirá este auto no se lo podés prestar a nadie”. ¿Qué pasó? Me consultaron. Les pasé por escrito una cantidad enorme de cosas que se habían roto. Iniciaron una investigación interna y ahí nos enteramos que a ese auto se lo había usado para hacer todas las fotografías de lo que sería el interior del vehículo. Incluso hasta le habían cortado el techo para hacer buenas tomas de asientos y tablero. Entonces que obviamente el auto era una porquería, pero por ese tema. Indudablemente, se habían equivocado al darnos esa unidad. Volvíamos con Eduardo Copello (otro brillante piloto que tuvo el automovilismo), de Córdoba a Buenos Aires y él venía sosteniendo el espejo retrovisor, porque hasta eso se caía (risas).

—¿Le sos fiel a las marcas y/o a los vehículos?

—Sí, enormemente. Los cuido mucho; soy de los tipos que les gustan lavarlos durante el fin de semana. Lo lustro, lo pulo, le hago todo yo.

—¿Sos de maltratar el vehículo?

—No, jamás en mi vida. Puedo andar un poco más rápido si querés, pero los cuido muchísimo. Ni un pozo me trago.

—¿Cuál es el auto de tus sueños?

—La verdad es que no sé. No tengo un auto que me vuelva loco. De línea me gustan mucho el Aston Martin DB9 (en homenaje a David Brown, antiguo propietario de Aston Martin) o el Alfa Romeo 8C Competizione. Esa línea de autos me parece preciosa, pero reconozco que tengo cierta preferencia por los autos alemanes.

—¿Qué consejo le darías al automovilista de calle?

—Lo más rápido que se me ocurre ahora y que podemos hacer ya, es decirle a la gente que ponga mucha distancia entre un auto y otro. Que maneje muy lejos de los otros, nunca menos de 50 metros en ciudad, porque si no no va a tener ninguna chance de poder frenar para evitar un accidente. Y en ruta mucha más distancia todavía, al ir más rápido, por ejemplo desde 100 km/h. hacia arriba, si no tenés al menos 100 metros, olvidate de que no te ocurra algo.


Rubén Daray. Ex piloto profesional de Automovilismo (campeón de Turismo y del TC 2000, entre otras categorías). Desde hace varios años es director y conductor del exitoso programa especializado “A Todo Motor”. foto: archivo el litoral