El experimentado técnico llevó a su selección a un lugar inimaginable

Tabárez, la clave charrúa

Tabárez, la clave charrúa

Escuchando al “Maestro”. Tabárez habla y los jugadores escuchan, en medio de un clima distendido. La experiencia y los conocimientos del entrenador fueron claves para el excelente Mundial que hizo Uruguay.

Foto: Agencia EFE

Ni los goles de Diego Forlán o Luis Suárez, ni los penales detenidos ante Ghana por Fernando Muslera, ni la solidez en el centro del campo de Diego Pérez o Egidio Arévalo han podido eclipsar a la verdadera estrella de Uruguay, su técnico, Oscar Tabárez.

 

Redacción de El Litoral

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EFE

Tabárez ha sido considerado uno de los técnicos más valorados del Mundial y, sobre todo, ha logrado que su filosofía de juego, su estilo de conducir la selección y su forma de entender lo futbolístico y lo no futbolístico hayan dejado una impronta en el torneo.

Además, Tabárez consiguió que la selección del país menos poblado de los 32 participantes en el Mundial haya finalizado la competición en cuarta posición, tras perder en la final de consuelo ante Alemania por 3-2.

Los periodistas uruguayos lo llaman reiteradamente “Maestro” por su trabajo inicial en el mundo de la docencia, aunque ahora el nombre ha empezado a trascender a su origen y parece tener algo que ver con la sapiencia con la manejó tanto anteriores tareas en el banco como la actual al frente de la selección “celeste”.

Nacido en Montevideo hace 63 años, jugó como lateral y central durante una década y ya completó una carrera de casi treinta años como técnico en su país, pero también en Colombia, Argentina, Italia y España.

Un camino difícil

En su segundo Mundial con la Selección Uruguaya (el primero fue el de Italia 1990) consiguió en un clima de ponderación, equilibrio y, sobre todo, realismo, que la actuación de su equipo haya estado marcada por la coherencia y la máxima exigencia.

Sólo de esta forma logró sumar un punto en inferioridad ante Francia, golear a los anfitriones sudafricanos (3-0) en el segundo partido y ganarle a México en el tercero, en un encuentro en el que le bastaba el empate para clasificarse como primero del grupo.

En octavos de final necesitó de un esfuerzo extra para superar a Corea del Sur y la fortuna lo acompañó en un encuentro nivelado ante Ghana, gracias a las manos de Suárez y el penal que falló el equipo africano, lo que propició la clasificación de Uruguay para las semifinales.

Toda la suerte que tuvo ante Ghana le faltó frente a Holanda en otro encuentro equilibrado, en el que las circunstancias no le fueron propicias.

Ejemplo de coherencia

Tabárez reconoció siempre los méritos y deméritos de su equipo, habló favorablemente del grupo cuando éste se mostró con garra en el terreno de juego -lo que ha sucedido siempre-, y se mostró conforme con lo ocurrido cuando el rival fue superior.

Confió en los arbitrajes, aunque apuntó que se pueden mejorar por el bien del fútbol para evitar grandes errores, destacó las virtudes del rival e incluso tuvo tiempo para el humor: reconoció que las manos de Luis Suárez ante Ghana habían sido las de “Dios y la Virgen María” y anunció que en el partido por el tercer y cuarto puesto ante Alemania esperaba “ganarle a los alemanes y también al pulpo Paul”, la estrella de la últimas semana del Mundial.

Pese a ello, su discurso siempre fue serio y mantuvo criterios profundos sobre el funcionamiento del fútbol mundial y en cuanto al papel que este deporte debe jugar en el panorama de su país, donde la educación y la sanidad son dos cuestiones, bajo su punto de vista, dignas de ser atendidas con más esmero que el fútbol profesional.

Aunque reiteró en varias ocasiones que la Selección Uruguaya se coló en una fiesta, la de los últimos partidos del Mundial, a la que no había sido invitada, Oscar Tabárez fue un protagonista de lujo en el torneo y así se lo ha reconocido.

Tiene ganas de seguir

El entrenador de Uruguay dijo que le atrae la posibilidad de seguir dirigiendo a la “celeste”, pero aclaró que con el final del Mundial de Sudáfrica 2010 “supuestamente” está desvinculado ya de ese cargo.

“Estoy más cerca del final que del comienzo de mi carrera, pero me siento muy bien como para seguir siendo entrenador. Si es en la selección, es una de las posibilidades que me atraerían más, pero como dije en anteriores charlas, no es el momento de hablar de eso”, señaló Tabárez tras la derrota 3-2 ante Alemania, que dejó a Uruguay en el cuarto puesto del torneo.

“No quiero parecer que me estoy candidateando para ello, se supone que hoy, con el final del Mundial, estoy desvinculado contractualmente de la AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol). Cualquier posibilidad de una nueva experiencia pasa por una propuesta que no la tengo que hacer yo, si no otra persona”, agregó el “Maestro” Tabárez.

En tanto, sobre el partido de ayer, el director técnico aseguró que su equipo demostró que “le puede jugar de igual a igual a cualquiera”. “Hoy nos tocó perder, pero creo que otra vez dimos muestra de nuestro juego”, sostuvo el entrenador en conferencia de prensa.

Tabárez reconoció que en el encuentro por el tercer puesto sus jugadores “perdieron oportunidades claras para marcar” y ése fue el principal motivo por el que se vieron impedidos de alcanzar un lugar en el podio. “Alemania es uno de los equipos que tuvo mejores actuaciones en todo el torneo. Hoy fallamos mucho en las áreas, y eso en el fútbol se paga. En la disputa del juego, por el contrario, dominamos en varios momentos”, comenzó el “Maestro”. Y agregó: “No podíamos venir a jugar tomando sólo precauciones defensivas. Arriesgamos y perdimos, pero dejamos una gran imagen. Lo más importante de este torneo es que nos damos cuenta de que no estamos tan lejos. Podemos aspirar a hacerlo todavía mejor en el futuro”.

En Uruguay, todo fue alegría

Una vez más la principal avenida de Montevideo fue el escenario elegido por miles de hinchas uruguayos para celebrar el histórico cuarto puesto conseguido en el Mundial de Sudáfrica.

“Es algo que no vivíamos desde 1970”, dijo a DPA un hombre de unos 70 años, que enarbolaba una bandera azul y blanca del país, en medio de la muchedumbre, en su mayoría jóvenes, que vivaban al equipo y al país.

A pesar de caer con Alemania 3-2 en el partido por el tercer puesto, la reacción de la gente fue previsible debido al ambiente que se había vivido en partidos anteriores, cuando el equipo fue ilusionando progresivamente a sus compatriotas, hasta alcanzar esta definición. “La celeste nos ayudó mucho a recuperar la identidad y a fortalecerla”, comentó un joven.

Tal es el entusiasmo, que un movimiento de intelectuales lanzó esta semana la idea de declarar a Diego Forlán ciudadano ilustre de Montevideo, iniciativa que está en debate y que ha encontrado apoyos y cuestionamientos.

El presidente del país, José Mujica, dispuso recibir a jugadores y técnicos como los grandes triunfadores y su gobierno organizará una caravana y festejos. No obstante, el veterano dirigente de la izquierda uruguaya, siempre le ha bajado el tono a la euforia. Ya antes de partir la delegación a Sudáfrica advirtió: “No carguen de responsabilidad a estos muchachos que no van a la guerra ni a negociar la deuda externa. Van a jugar al fútbol”, remarcó.