Otro cuento chino

La presidenta no volvió de China con las manos vacías. Pero no hubo acuerdo por el conflicto central sobre las ventas de aceite de soja.

Federico Aguer

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Todo está como era entonces. O incluso peor. El único indicio positivo fue la conformación de una comisión bipartirta que analizará el caso, y tratará de encontrar una solución al conflicto por el aceite. Francamente poco para reactivar un negocio de vital importancia para las arcas nacionales. La suspensión china ha amenazado a una importante fuente de ingresos para el país. El año pasado, la Argentina exportó 1,84 millones de toneladas de aceite de soja a China, lo que representó ingresos para nuestro país por US$ 1.400 millones y explicó el 77% de las importaciones chinas de aceite de soja.

La estrategia del país asiático se funda en la necesidad de desarrollar la industria de agregado de valor fronteras adentro, y por la triste confirmación de la informalidad como principal característica de de su socio latinoamericano (Argentina) en el mediano y largo plazo.

Como contrapartida, la presidenta de la Nación llamó a invertir en nuestro país, y anunció acuerdos en materia ferroviaria que incluirían la reactivación del Belgrano Cargas.

Esta semana, también se conocieron los nombres de las empresas que invertirían U$S 150 millones para generar electricidad con soja. Las plantas, a instalarse en Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, serán las únicas de toda Sudamérica capaces de quemar aceite vegetal para crear energía. Las firmas Emgasud y Nor Aldyl terminaron siendo las adjudicatarias del programa oficial de Energías Renovables. El mismo contempla la entrega del cupo de 895 megavatios de generación de electricidad sobre la base de energías renovables, de los cuales 110 megavatios corresponden a la elaboración de energía termoeléctrica a partir de aceites vegetales.

Además, la reciente implementación del corte para los combustibles con biodiésel y etanol, obliga a replantear a la soja y el maíz como cultivos destinados a la creación de energía, además de alimento.

Es decir, que el cierre del mercado chino deberá ser paliado con otras alternativas, además de la India como mercado único.

Las sucesivas crisis han obligado a las empresas argentinas a diversificar su oferta y a estar atentos a las demandas del mercado. Nuestra informalidad nos pasó factura: quedamos afuera del principal negocio de venta de aceite de soja a China. Pues bien, aprovechemos la oportunidad que brindó esta crisis para generar nuevos nichos tranqueras adentro.