Mancha de ojo de rana

Evolución y manejo

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Pronóstico alentador. De concretarse las proyecciones climáticas para la próxima campaña, la enfermedad no vería favorecida su aparición a estos niveles de agresividad.

Foto: Gentileza

El Simposio Nacional Mancha Ojo de Rana permitió acceder a un enfoque global de la enfermedad. Se presentaron antecedentes, se plantearon diagnósticos y causas de la gran difusión en toda el área central sojera del país.

 

Campolitoral

Es muy claro que la Mancha Ojo de Rana (Cercospora sojina Hara) no es una enfermedad nueva en el país. Los primeros antecedentes se remontan a 1973 en la provincia de Chaco, aunque recién en la campaña 1997-1998 su aparición en el NOA con niveles bajos de incidencia, en cultivares altamente susceptibles, comenzó a llamar la atención de los profesionales. Este fenómeno continuó acentuándose en la siguiente campaña agrícola. Las condiciones ambientales predisponentes para el desarrollo de la enfermedad y una gran área sembrada con cultivares altamente susceptibles (Coker 68, Anta 82, A 6445RG) se combinaron para causar pérdidas de rendimiento cercanas al 50% en muchos casos.

La enfermedad continuó extendiendo su presencia en los años siguientes al NEA y el litoral del país, pero sin alcanzar valores significativos de incidencia. El cambio principal ocurrió durante diciembre de 2008 - enero de 2009 en el sudeste de Córdoba y continuó extendiéndose en febrero - marzo hacia toda la pampa húmeda. Los valores de incidencia variaron desde trazas hasta el 100% siendo las severidades menores al 10% (segunda epifitia).

Esta situación presagiaba la tercera epifitia que se presentó en la campaña pasada, en donde condiciones altamente predisponentes, como el 60% del área sembrada con variedades susceptibles, presencia de inóculo en semilla y rastrojo y condiciones ambientales favorables, favorecieron el desarrollo de severos ataques de la enfermedad en la principal región sojera del país.

Frente a esta situación, se planteó un manejo integrado de la MOR, donde se puntualizó la importancia del umbral de daño económico (UDE) como base fundamental de esta estrategia. En este marco, cabe destacar como aspectos a focalizar, la importancia de las condiciones ambientales favorables para el desarrollo del inóculo, el carácter policíclico de la enfermedad, la importancia de la semilla como agente de dispersión y la utilidad del tratamiento de semillas, la utilidad de la resistencia genética, la práctica eficiente (epidemiológica y de umbral de acción) de fungicidas foliares y la rotación de cultivos entre otros.

Es importante remarcar la calidad sanitaria de la semilla. Si bien semillas con presencia de C. sojina no ven disminuido su poder germinativo, la enfermedad se transmite a través de éstas; de aquí la importancia de la simiente como agente dispersor de la enfermedad a otras áreas. En función de esto, es importante considerar el uso de semillas sanas y/o su tratamiento con fungicidas. Las evaluaciones realizadas con estos productos demostraron que los mejores controles se logran con fungicidas del grupo bencimidazoles. La aplicación foliar de fungicidas en el momento oportuno permiten lograr semillas más sanas.

Resistencia

Las dos últimas epifitias en la zona pampeana permitieron caracterizar a todos los cultivares presentes en el mercado. Más de 150 variedades fueron evaluadas por la RECSO en diferentes ambientes para caracterizar su reacción (desde susceptible a resistente). En tratamientos con y sin aplicación de fungicidas se observaron diferentes respuestas en la performance final de los materiales evaluados. Cabe destacar la respuesta de ciertos cultivares susceptibles que no presentaron pérdidas significativas de rendimiento en el ensayo no tratado con fungicidas.

Es importante destacar que los genes de resistencia disponibles en los cultivares locales han mantenido el mismo comportamiento frente al patógeno sin presentar quiebres a la resistencia durante los últimos 50 años. En particular el gen Rcs3 brinda resistencia a todas las razas conocidas de C. sojina.

La MOR modificó la forma de considerar el manejo de fungicidas en el cultivo de soja y revalorizó el impacto visual del uso de los mismos. Además despertó la necesidad de volver a realizar monitoreos frecuentes desde estados fenológicos tempranos del cultivo (bajarse más de la camioneta). En base a esto, cobra importancia la toma de decisiones de control químico en base a un criterio científico y considerando el umbral de daño económico para cada condición en particular.

Las excepcionales condiciones ambientales ocurridas durante la última campaña; alta heliofanía, alta temperatura y la cantidad de días de mojado (altas precipitaciones), fueron las detonantes para la increíble explosión de la enfermedad en la zona sojera más productiva del país. De concretarse los pronósticos climáticos para la próxima campaña, la enfermedad no vería favorecida su aparición a estos niveles de agresividad.

 

/// el dato

 

Programa

Si bien el uso de variedades resistentes, simplifica el manejo del problema, un programa consciente que incluya el uso de variedades de altísimo potencial de rendimiento aunque susceptibles, con la adecuada implementación del control químico a través de fungicidas permitirá lograr los mismos o mejores resultados al final de la campaña.