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Plácido Lutri había nacido en la provincia de Mesina, en Italia.

La cultura del trabajo y la unión familiar

María José Colodrero, alumna del 3er. año C.A.D del Colegio Nuestra Señora de Covadonga, recordó a sus antepasados gracias a un trabajo realizado en la cátedra de Literatura, a cargo de la profesora Nora Tardivo.

textos. María José Colodrero

Mis bisabuelos Plácido Liborio Lutri y María Adamo vinieron desde Italia en un barco a vapor en el año 1911, trayendo con ellos a su hijo Santos, quien había llegado al mundo apenas unos pocos días antes de partir.

Plácido había nacido en Castel de Lucio el 20 de marzo de 1888, y María en Petineo, un 14 de febrero del mismo año, ambas localidades pertenecientes a la provincia de Mesina.

Desembarcaron en la ciudad de Buenos Aires y se dirigieron a Santiago del Estero. Allí se encontraba un hermano de María, llamado Ángel Adamo con el que permanecieron un tiempo. Luego por problemas económicos decidieron mudarse a Córdoba, donde vivía una hermana de Plácido, Juana Lutri, en búsqueda de trabajo. En ese lugar falleció Santos, el hijo de tan sólo quince meses a causa de una angina.

En 1913 nació Santos Lutri, el primer hijo después de la muerte del anterior. Pasado un tiempo, volvieron a Santiago del Estero, más precisamente a La Banda, adonde se instalaron y permanecieron 23 años.

Allí nacieron otros ocho hijos más: Plácido (20/04/1915); Rosario (15/02/1917); María Oliva (30/09/18); Francisco (31/05/1920); Ricardo (27/05/1922); Ángel (24/02/1924); Cecilia (01/01/1926) y Pablo (12/10/1928).

En esa provincia, la familia Lutri se dedicaba a la cría del ganado de la raza Holando Argentino y a la venta de leche. Todos trabajaban duramente pero la tierra no era fértil, ya que el clima no favorecía a las lluvias y la falta de agua traía complicaciones, no sólo para los sembrados sino también para los animales.

A través de Emilio Reutemann, un amigo santafesino, Plácido Lutri descubrió que en la provincia de Santa Fe el clima era más adecuado para el desarrollo de los sembradíos y -entusiasmado- visita el lugar aconsejado por don Emilio.

Confirmó lo que Reutemann le había informado y por ello en 1936 llegó al pueblo de Recreo, hoy ciudad de esta provincia de Santa Fe, y compró las tierras que pertenecían a la familia Lehmann, con créditos brindados por el Banco de la Nación Argentina, gracias al asesoramiento que le otorgó Emilio Reutemann. Hizo construir la “casa paterna” con dos conocidos albañiles del lugar: don Baroni y don Pividori.

La casa y la tierra

Plácido realizó varios viajes desde Santiago del Estero hasta el lugar para controlar la construcción y la compra de más tierras. Uno de sus hijos, Francisco, de 18 años y su tío Ángel Adamo, se instalaron en el campo para contribuir con esta tarea.

Los trabajos de la tierra y la continuidad de la vivienda eran una tarea compleja, así que en uno de sus viajes trajo a una empleada doméstica llamada Severa quien los cuidó y atendió.

Alrededor de 1937 logró trasladarse con su familia completa a Recreo y transportó en tren el ganado, para dedicarse finalmente a la cría y producción. Pronto hicieron amistades con los vecinos de la zona: familias como los Mock, Coll, Appiani, Filosso, Álvarez y Chiapello, entre otros.

Con el paso del tiempo, don Plácido se sintió satisfecho por las tierras adquiridas, ya que la zona era ideal para desarrollar las tareas agrícolo-ganaderas que él anhelaba. Las lluvias eran maravillosas, tal como lo había descripto su amigo Reutemann.

La producción de leche era comercializada en el pueblo de Recreo en primera instancia y con el paso del tiempo fue trasladada a la ciudad de Santa Fe, a la fábrica Marymil.

Padres e hijos trabajaron juntos durante muchos años en la que denominaron cabaña “Las Marías” y de donde surgieron afamadas vacas y toros de la raza Holando Argentina, que participaron en exposiciones rurales de Palermo, Santa Fe y Rosario, entre otras. Siempre obtenían importantes premios que los incentivaban para continuar trabajando con fuerza y dedicación.

Descendencia

En estas tierras y siempre muy cercanas a la casa paterna, don Plácido hacía construir viviendas para que sus hijos, quienes iban contrayendo matrimonio, tuvieran su hogar.

Santos Lutri contrajo matrimonio con Josefa Sánchez; Plácido Lutri con Ana Del Valle; Ricardo Lutri con Elsa Bär; Francisco Lutri con Brígida López; Pablo Lutri con Hilda Raquel Bär; Rosario Lutri con Antonio García; Cecilia Lutri con Tomás Gonzáles; María Oliva Lutri con Francisco Gil; y Ángel Lutri con María Gesse.

Con el paso de los años y luego del fallecimiento de María Adamo y Plácido Lutri, sus hijos continuaron trabajando un tiempo más en la cabaña “Las Marías” y -una vez alcanzada la edad de la jubilación- tomaron la decisión de dividir sus bienes para gozar, por fin, de un merecido descanso.

Actualmente, los hijos del matrimonio de Plácido y María que viven son: Rosario con 93 años, Ángel con 86, Cecilia con 84 y Pablo con 81, todos afincados en Recreo.

Según una anécdota que se cuenta en la familia, Don Plácido decidió venir a la Argentina por comentarios de otros inmigrantes respecto de “que en este país, se juntaba el dinero con pala”.

Quizás no lo logró totalmente pero sí conformó una familia numerosa a la cual le transmitió la cultura del trabajo y la unión familiar.

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María Adamo se casó con Plácido Lutri y tuvieron nueve hijos.