¿Es posible disminuir el uso de antibióticos?

¿Es posible disminuir el uso de antibióticos?

Cada vez es mayor la “resistencia bacteriana”, un problema que implica la pérdida de efectividad de estos fármacos. La respuesta podría estar en la mayor difusión de las estrategias que contribuyen a la prevención de infecciones y enfermedades; y en la utilización de inmunoestimulantes que ayudan a reforzar el sistema inmune volviéndolo menos vulnerable.

FUENTE. PRO SALUD NEWS. FOTO. EL LITORAL

“Cuando se refuerza el sistema inmune, se lo prepara y por ende éste se vuelve menos vulnerable, es posible que disminuya la cantidad de antibióticos consumidos, principalmente porque bajan las posibilidades de contraer una patología viral o bacteriana”, sostuvo en declaraciones a PRO-SALUD News el doctor Jorge San Juan, médico infectólogo, jefe del Departamento de Atención Intensiva del Paciente Infeccioso Crítico del Hospital Francisco J. Muñiz.

Esto quiere decir que trabajando no sólo sobre la prevención, sino también sobre la estimulación del sistema inmune, es posible disminuir el uso de estos medicamentos cuya efectividad en los últimos años ha ido mermado como consecuencia del crecimiento del fenómeno descripto como “resistencia bacteriana”.

Este problema de salud pública al cual en su momento hizo referencia Alexander Fleming (descubridor de la penicilina), se caracteriza por la pérdida de efectividad de los antibióticos en el combate de infecciones, debido a que al popularizarse estos fármacos podrían autoadministrarse -algo que de hecho ocurre-, sometiéndose entonces los microbios a cantidades no letales que lejos de afectarlos podrían ayudarlos a volverse más resistentes.

“Hay muchos estudios realizados sobre este tema que por supuesto son muy interesantes. No obstante, lo que hay que remarcar es que nada reemplaza a nada. Esto quiere decir que de ninguna manera los antiobióticos pueden ser reemplazados, sino que lo ideal es que su acción sea reforzada y que se los ayude, más que nada para que cada vez sea posible recurrir a ellos en menor medida”.

“¿Cómo se logra esto?: trabajando en la prevención y además recurriendo a otras herramientas como por ejemplo los inmunoestimulantes que son sumamente útiles para las personas que tienen enfermedades respiratorias crónicas”, agregó el doctor San Juan.

Uso racional

Entre los inmunoestimulantes, se destaca uno de administración sublingual (desarrollado por el laboratorio Merck Serono) que genera anticuerpos contra el 78 por ciento de las infecciones respiratorias y que reduciría notablemente el uso de antibióticos pues contiene fragmentos (lisado) de 48 billones de bacterias pertenecientes a las ocho especies que, según los estudios realizados, causan el 78 por ciento de las infecciones respiratorias.

“Las investigaciones clínicas han demostrado que el uso del inmunoestimulante sublingual disminuyó un 60 por ciento la necesidad de antibióticos. Se enfermaron menos personas y aquellas que contrajeron infecciones requirieron menos días de tratamiento”, puntualizó el especialista.

Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en niños con infecciones respiratorias recurrentes mostró una reducción significativa de los procesos infecciosos: el 68 por ciento de los que recibieron el inmunoestimulante sublingual permanecieron libres de infección, contra un 37 por ciento de los niños a los que se les administró otro tipo de inmunoestimulante. Asimismo, la duración de los episodios y el consumo de antibióticos se redujo a la mitad en el grupo tratado con el inmunoestimulante sublingual.

los resultados de la investigación

“Estos resultados son importantes pero no debemos olvidarnos que también es sumamente necesario mantener el calendario de vacunación actualizado. Indudablemente cualquier medida preventiva es más eficaz si se cuenta con la principal herramienta de inmunización”, postuló el doctor San Juan en consonancia con el doctor Carlos Luna, jefe de Neumonología Crítica, división Neumonología del Hospital de Clínicas José de San Martín, quién además destacó que “es fundamental llevar hábitos de vida higiénicos y saludables”.

Para concluir es importante señalar que si bien las bacterias resistentes a los antibióticos no son más agresivas que las demás, sí son más difíciles de eliminar; por lo que pueden sobrevivir al antibiótico y proliferar.

Además, poseen la capacidad de hacer que bacterias aún sensibles al antibiótico vuelvan a infectar a la persona, convirtiéndose en resistentes.

Para paliar este problema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó un “uso racional” de estos fármacos, dado que cuanto más se utilizan, mayor es la resistencia.