Cuando le tocó desempatar a Cobos

A dos años del rechazo a la 125

El conflicto con el sector agropecuario devolvió protagonismo al Congreso. Después de aquella votación, nada fue igual para el kirchnerismo como construcción política.

De la redacción de El Litoral

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CMI-DyN

“Mi voto no es positivo. Mi voto es en contra”. El tono dubitativo contrastó con la contundencia de la implicancia que tuvo la definición. Pocas veces, un vicepresidente había cobrado semejante protagonismo, menos aún a costa de dirimir una grave crisis política con el voto adverso a su propio gobierno.

Era la madrugada del jueves 17 de julio de hace dos años. Julio César Cleto Cobos le ponía punto, aunque no final, al conflicto que había ido in crescendo desde hacía cuatro meses.

Desde su firma en marzo, la resolución 125, que fijaba retenciones móviles a las exportaciones de productos agrícolas, sobre todo a la soja, desató una inédita protesta sectorial, con paros comerciales y cortes de rutas. A medida que crecía en virulencia, el reclamo concitó la simpatía de sectores medio-altos urbanos. Tuvo su contraparte gubernamental, con actos y movilizaciones en los que Néstor Kirchner agitó el “ánimo destituyente” que incubaba la protesta.

Ante la reacción, el gobierno se vio forzado a dirimir legislativamente. Algunas concesiones le permitieron salvar el paso por Diputados, pero en el Senado el proyecto atravesó incluso al oficialismo y Cobos terminó por ser el definidor.

Su voto hizo volar por los aires el ensayo político de Kirchner: La Concertación con sectores radicales quedó herida de muerte y el ex presidente hizo un repliegue lento hacia el Partido Justicialista.

Desde aquella madrugada, nada resultó como había sido para el kirchnerismo en los cinco años anteriores. Tampoco para la oposición, que recobró fuerza de ánimo, tanto en el radicalismo como en sectores del peronismo que no se animaban a levantar cabeza contra la hegemonía de Kirchner.

Durante el año que transcurrió entre el fin de la 125 y las elecciones de junio de 2009, el gobierno cambió sus ejes y buscó recuperar iniciativa. La reestatización de los fondos jubilatorios que le accedieron al manejo de multimillonarios recursos, la misma decisión adoptada para Aerolíneas Argentinas y la moratoria previsional, corresponden a ese período.

Pero el golpe del conflicto por la 125, casi tanto como el estilo de choque del que hizo gala, habían calado hondo. Las legislativas del 28 de junio tradujeron ese descontento. El kirchnerismo perdió la cómoda mayoría que ostentaba desde 2003 en Diputados. Y en el Senado, redujo esa condición a un margen mínimo.

De la 125 al 2011

De esa elección, surgieron pretendientes a la Rosada en 2011. Proyectado por su “no positivo”, Cobos lo fue desde el radicalismo inorgánico, aunque hace poco le surgió en Ricardo Alfonsín un desafiante. Por el lado del peronismo, se animaron Felipe Solá y Mario Das Neves. Y por el filoperonismo, Francisco de Narváez y Mauricio Macri.

Hasta las elecciones, el gobierno buscó también recuperarse con iniciativas en otros terrenos. Y encontró enemigos, por caso, en los grandes medios de comunicación, hasta lograr convertirlo en una nueva ley. Sucedió durante los seis meses entre la elección y la asunción de los nuevos legisladores, en los que aprovechó contrarreloj para construirse un andamiaje jurídico y financiero que le permitiera la gobernabilidad a piacere hasta 2011: asignación universal por hijos, fútbol para todos, refinanciación de las deudas provinciales, uso de reservas para pagar deuda. A fuerza del número legislativo, hizo de la derrota, un triunfo.

¿Hasta cuándo? El Congreso recuperó protagonismo. Pero no fue sino hace un mes que la oposición, heterogénea, pudo armonizar una agenda orientada a acotar instrumentos políticos del gobierno (reforma del Consejo de la Magistratura), como discrecionalidad en el manejo de los recursos. Detrás de esa ofensiva, el gobierno entrevé una reedición del fin de la 125.

Lo que viene

En el panorama político semanal que Rosendo Fraga escribe en su sitio web, Nueva Mayoría advierte que Kirchner redobla los conflictos con la Iglesia, los medios y el campo.

Ésta es la lectura en lo que respecta al sector agropecuario. “El conflicto con el campo también está recrudeciendo. Las iniciativas oficiales de establecer una nueva oblea obligatoria para el transporte de la producción del campo y el nuevo régimen laboral del sector (estatuto del peón rural), criticado por el gremio de rurales (Uatre, alineado con Duhalde en la política nacional), han llevado a una de las cuatro entidades de la Comisión de Enlace (Carbap) a amenazar con un paro de comercialización. Al mismo tiempo, la oposición va logrando avances en consensuar una rebaja en las retenciones, aprovechando que el 24 de agosto vencen las 1.900 normas dictadas por el Ejecutivo en base a delegaciones fácticas o voluntarias del Congreso. Si no se renueva la reforma del Código Aduanero del último gobierno militar, que da base a la facultad del Ejecutivo de determinar las retenciones, éstas vuelven al Congreso. En la oposición, habría acuerdo para eliminarlas en el trigo, el maíz y el girasol y discusiones sobre hacerlo también en la soja y establecer una alícuota a favor de los pequeños productores”.

Precisamente, el tema retenciones es motivo de discusiones de los diferentes bloques opositores que dedicarán el receso a definir el texto a llevar al recinto. Como dice Fraga, la diferencia está en la soja y va desde eliminar la alícuota como propone el radical Jorge Álvarez, tomarla a cuenta de Ganancias como pretende la Coalición Cívica o segmentarla desde 600 toneladas por productor, iniciativa de la santafesina Celia Arena (Santa Fe Federal).