Artes Visuales

“Giros y retornos”

Domingo Sahda

Desde fecha reciente, se exhibe en las salas del Museo de Arte Contemporáneo -MAC- de Bv. Gálvez 1578 una colección de Grabados elaborados al amparo de la técnica del gofrado, conjunto al que su autora Geraldhyne Fernández llama “Giros y Retornos”.

Fernández ha dedicado su tarea de exploración plástica y consecuente elaboración de obras al tópico denominado “Grabado”, esto es, la realización de una estampa final por impresión sobre un taco-matriz creado y elaborado. Esta técnica admite una limitada, pero cierta, cantidad de reproducciones del trabajo de base, definido sobre una superficie rígida. En todos los casos, se habla de una imagen multiplicada que conserva en cada reproducción la calidad original, distinguiéndose tan sólo las unas de las otras por la firma directa del autor, su proceso y numeración de tirada.

En esta ocasión, Geraldhyne Fernández se apropia de la técnica del gofrado, variable ésta del grabado que consiste en la presión sobre taco-relieve de un pliego de fino cartón poroso humedecido para obtener, precisamente, las configuraciones formales en ligero relieve.

En las obras en exposición, se constata la presencia de tintes, cortes y desplazamientos en el plano de base que da una identidad inicial a la proposición plástica de la expositora.

Cada obra a la vista plantea, sesgadamente, cuáles son los límites de la expresión plástica denominada Grabado, en tanto la autora empuja al límite las calidades intrínsecas del lenguaje visual específico apelando al color, al relieve acotado, a los cortes y desplazamientos que exigen para su concretización como propuesta, en algunos casos, de una instancia ajena a la obra -el muro o pared- a partir del cual se resignifican.

El distanciamiento de la percepción y la ausencia de connotaciones expresivas personalizadas hacen de cada obra en exposición un cuasi teorema geométrico en el cual están validados los procesos de ejecución con sus dificultades inherentes por sobre cualquier esbozo de subjetividad emocional.

El acotado vínculo sensorial está dado por el color por contraste y no por modulación. La absoluta planimetría no lo admite. El gofrado, técnica precisa que Fernández emplea, opera como una sucesión de accidentes rítmicos formales en superficie, deviniendo tales relieves en un discurso visual apenas detectable que contrasta con el fondo que los contiene.

En este camino de exploración de posibilidades de la imagen por sobre el plano, transita la autora, intentando resolver enigmas y desafíos autopropuestos que aparecen en todos los casos como variables posibles y ejemplificadoras antes que contundentes opiniones plásticas.

La ausencia de toda conflictividad ajena al vocabulario plástico se impone en toda la muestra a la vista. Geraldhyne Fernández muestra un acabado oficio, evidente en el cómo resolver las cuestiones que se plantean a cada paso, clausurando todas las tensiones inherentes al lenguaje de la comunicación y expresión propias del arte visual.

Esculturas de Mariano Raffo

En la galería AG/Arte, de Bv. Gálvez 1616 se expone una colección de obras resueltas como volúmenes en el espacio y que su autor, Mariano Raffo llama “Esculturas”. Con propiedad conceptual, se trata de tallas en madera directa.

La colección a la vista pone sobre el plano de apreciaciones las búsquedas formales autorreferenciadas que orientan a la percepción del conjunto como diversas hipótesis de resolución de un mismo enigma-problema plástico planteadas como variantes de un solo tema, como variables posibles de un mismo desafío plástico-conceptual.

Raffo posee, a ojos vistas, un excelente oficio, el que le permite atacar y transformar el bloque de madera con precisión manifiesta en el corte, los límites y las torsiones de los planos envolventes. Otorga a cada pieza una particular seducción mórbida, una sugerente tensión sensual de superficie que invita a la apreciación táctil a cada paso. El acabado de planos es impecable, sólo frenado ocasionalmente por el ¿emparchado? de grietas y rajaduras que se pretende disimular, cuando hubiesen podido ser aprovechadas como acentos expresivos contrastantes. Se impone así una apreciación de su obra como un objeto distante, silenciosamente bello en su autorreferencia, sin posibilidad de provocación turbadora alguna.

Todo aparece ajustado a un férreo control de obsesiva ejecución y desarrollo ajustado a lo planificado que evite cualquier sobresalto, conflicto o dispersión. Mas, la excelencia del oficio en función de la calidad plástica que se persigue y que se referencia a sí misma frena la proyección expresiva de la imagen hacia el contexto. La posesión del oficio demanda un ir más allá del encandilamiento primero para ser así un desafío, una provocación, que sacuda la modorra, que sólo se afinque en el proceso como camino para develar el contenido visceral de cada obra de arte, en suma, construirse en manifiesto expresivo, que genere el vínculo de conexión movilizadora entre obra y espectador.

“Giros y retornos”
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Obras de Geraldhyne Fernández.

fotos: luis cetraro

“Giros y retornos”