“En los peores tiempos se escribe mejor”

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El escritor y periodista Jorge Boccanera ha dejado su huella en la poesía Argentina con tinta de luna. Y ha marcado el camino a varios creadores de la palabra sobre la luz difusa de la poesía. En esta entrevista, el autor de “Palma real” habla del desafío del literato en el mundo que habitamos.

FUENTE. ELTALLERLITERARIO.COM.AR. FOTO. EL LITORAL.

¿Corren buenos tiempos para la poesía? Pese a los premios internacionales que en los últimos años han recogido los escritores argentinos, una suerte de reivindicación de la poesía en galardones como el Cervantes, el escritor Jorge Boccanera piensa “que atravesamos un tiempo poco proclive a la poesía”.

El escritor y periodista que en los años más recientes se ha alzado con dos importante galardones internacionales, como el Premio de Poesía Americana que entrega Casa de América de España, por “Palma real” y el Premio de Poesía Internacional de Camaiore, por “Sordomuda”, elegido mejor libro de poesía traducido al italiano.

A propósito del Casa de América, recuerda que en 1976 recibía el Casa de las Américas de Cuba, por el poemario “Contraseñas” y dice: “me han tocado premios que hacen alusión a bulines, a casas -bromeó- y llegan en momentos muy distintos. Al Casa de las Américas lo gané en febrero de 1976 y en marzo se instaló la dictadura en la Argentina. El premio me abrió puertas en muchos países y me sirvió para conectarme especialmente con Latinoamérica. Asimismo, me dio una fuerte responsabilidad de trabajo. Y el del año 2008 me cayó sobre un libro muy especial, en el que trabajé largo tiempo. Yo pienso que al poema uno lo hace como si una voz interior le hablara al tema despertándolo. Luego empieza a hablar el poema y ahí uno se calla. Con Palma real me pasó que tardó mucho en hablar o hablaba mucho. T todavía me sigue tirando imágenes”.

El reverso de la frivolidad

- Desde aquel primer premio hasta ahora, ¿ha cambiado la relación que tiene con la poesía?

- Bueno, sigo siendo un lector ferviente de poesía. Estoy permanentemente buscando un verso que me alumbre y me quede resonando. En lo que respecta a la relación, creo que cada vez le he ido teniendo más respeto porque veo a los poetas metidos en su lenguaje de riesgo, y le tengo un gran respeto a la manera en que se sumergen en esa indagación. Claro que hay poetas que no se comprometen ni con su propia imaginación, pero hay gente que pone un sistema de preguntas que a veces es demoledor. Los lenguajes de riesgo, la experimentación, la forma de escarbar en las preguntas. La poesía es el reverso de la frivolidad.

Boccanera dice ésto y acentúa las palabras golpeando la mesa con el puño semicerrado de la mano derecha, con la misma que alarga los silencios o contornea las frases que deja suspendidas en el aire. Habla sobre “Palma real”, y cuenta que “el libro nació en Costa Rica, en algún lugar de la selva, cuando un poeta amigo me regaló el tronco de un laurel negro. Yo no sabía bien qué hacer con él, así que lo tuve un tiempo en el patio de mi casa, después lo mandé a cortar y armé una biblioteca para mi hijo. Ahora me doy cuenta de que en ese momento no sólo entró el tronco a mi casa, sino que entró un espíritu, una respiración, una experiencia de lluvias”.

Y, con ello, cuenta el autor, aquel susurro que despertó a la poesía. “La gente dice que soy muy urbano, y sin embargo encontré en todo aquello, una selva que en vez de crecer imagina”.

- ¿Considera que eso se contrapone con el mundo urbano?

- Bueno, lo urbano nos va recortando todo el tiempo, pero éste no es un libro contra la ciudad, tampoco es ecológico, aunque sí aparecen los depredadores de la selva que son los depredadores de la imaginación. Yo creo que la imaginación se puede talar y creo que pasó en la Argentina. Llegué a pensar que uno de los desaparecidos de la dictadura era la imaginación.

La aventura del lenguaje

- ¿Piensa en la poesía como una forma de resistencia a los depredadores de la imaginación?

- Sí, claro. De hecho, en la poesía aparecen las correspondencias subterráneas, el descubrimiento, las preguntas que escarban, la imaginación, los vínculos, las grandes paradojas y los contrastes. La poesía se fecunda de esa lucha de opuestos. Es una aventura constante del lenguaje, una manera de interpelar a la realidad.

- ¿Es difícil hacer poesía hoy?

- Pienso que hay que encontrar los espacios, los espacios que va ocupando la alienación, el individualismo y la conciencia recortada. Los vínculos que se han roto y todo lo que atenta contra el movimiento, contra la memoria, la solidaridad, que es la reciprocidad.

Pienso que no es un tiempo proclive a la poesía, pero hay quienes consideran que en los peores tiempos se escribe mejor. En mi caso particular, lo que sí atenta contra lo que hago, me recorta y me demora, es que hay que trabajar mucho para vivir. Eso hace que los espacios mentales donde va armándose la poesía queden relegados a un cajón, a notas fragmentadas. Se vive muy crispadamente por estos días... por eso es complicado hacer poesía.