En el Luna Park
“Sólo una noche más”
Miguel Mateos homenajeó al disco “Rockas vivas” en su 25º aniversario. Reunió a los Zas y el ataque ochentoso invadió el Luna Park

El intérprete fue ovacionado por el público, que disfrutó de un espectáculo bien estructurado.
Foto: Archivo El Litoral
Francisco Díaz de Azevedo
Cuando faltaban 15 minutos exactos para las 10 diez de la noche, el Luna Park le hacía honor a lo que pasaba 25 años atrás. Un ataque ochentoso había bajado por la Av. Corrientes y desembocaba en Bouchard. Varias generaciones juntas colmaron hasta agotar las plateas del Luna, ese templo que hace un cuarto de siglo sirvió para presentar “Rockas vivas” y transformarlo en el disco más vendido del rock argentino.
Cuando se apagaron las luces, el delirio de las 6.400 almas fue casi ensordecedor. Entonces las tres pantallas gigantes del fondo del escenario diseñado por Graciela Beccari -esposa de Miguel- mostraron a Mateos con su guitarra llegando al Luna y ya nada fue igual.
El arranque con “Sólo una noche más” dio por sentado que todo sería una verdadera fiesta. El líder de Zas lució un excelente humor y distendido desde el primer minuto. Sobre el escenario estaba su actual banda, con su inseparable hermano Alejandro en batería, Roly Ureta y Ariel Pozzo en guitarras y coros, Alan Ballan en el bajo (y “stick”) y Nano Novello en teclados. Así desandaron “Peleando por tu amor” y “Perdiendo el control” e inmediatamente el Luna volvió a ponerse a oscuras y llegaron las imágenes de aquellos cuatro conciertos del año 1985. Cuando las luces del escenario se encendieron, un nuevo set estaba armado y sobre las tablas estaba el Zas del ‘85, con el “Chino” Sanz en guitarras, Raúl Chevalier en el bajo, un auténtico Julio Lala en teclados, Oscar Kreimer en saxo y clarinete y de la primera formación de Zas (1982) Ricardo Pegnotti también en guitarra.
La máquina del tiempo se instaló en aquellos años de democracia alfonsinista con una lírica tan particular de Mateos y los primeros acordes de “Va por vos” atentaron contra el corazón de los nostálgicos. Los ex Zas sonaron a la altura de un Miguel Mateos que pisó cada escenario de Latinoamérica con su ascenso solista y conmovieron con la fresca “Dulce Ana”, “Tengo que parar”, “Tomame mientras puedas”, “Mensajes en la radio” y la pinkfloydeana “Bull Dog”.
Mateos había adelantado que la del Luna iba a ser una noche de sorpresas y, de repente, dejó el escenario para ir, rodeado de guardaespaldas, hasta el medio de la platea, donde lo esperaba un piano. Apareció el mejor Mateos, jugó con las fotos y los teléfonos celulares. Una vez en el piano, arrancó la ovación más grande de la noche: “Cuando pase el temblor” y en seguida dijo: “Para Gustavo, mi compañero de rutas”, en clara alusión al ex líder de Soda Stereo, internado. Pegado llegó “Mundo feliz” y la banda estalló enfrente.
Para el cierre de la sección “Rockas vivas”, la orquesta del maestro Alejandro Terán envolvió las contundentes versiones de “Un poco de satisfacción”, “Extra”, “Un gato en la ciudad” y “Huevos”. Había pasado una hora y media de show con la gente parada sobre los asientos y sin tener un respiro, cuando Zas dejó el escenario.
Itinerario
Otro video dio paso a la segunda parte del espectáculo, la carrera de Mateos post “Rockas” y el avance a América Latina.
Miguel comenzó repasar los grandes hits de diferentes discos. El pegadizo “Mi sombra en la pared” inició una larga lista de canciones entre las que se destacaron “Beso francés” -que llegó con clásicos del cine nacional e internacional en pantalla mostrando sus pasiones-, la coreada “Bar Imperio”, “Sin pensar”, “Atado a un sentimiento”, “Si tuviéramos alas”, “Es tan fácil romper un corazón” (con Kreimer en saxo) y del último disco “Fidelidad”; “Rockeando” y “El jardín del amor” con pétalos de rosas cayendo sobre el público. El final llegó con “Cuando seas grande” y el escenario quedó vacío con el público cantando pidiendo por más.
Mateos volvió para interpretar la “tecno noventosa” “Obsesión”. “Una canción que hice para hinchar las pelotas...”, admitió sincero y otra vez se fue. Entonces el Luna comenzó a cantar el estribillo de “Tirá para arriba”, la “culpable quizás de todo esto” y Mateos apareció nuevamente, pero ahora no sólo con su banda, sino también con los Zas y la sinfónica de Terán para cerrar con el simbólico hit de Rockas Vivas.
Como 25 años atrás, cientos de gorros, camperas y pañuelos volaron en el cielo del Luna. La máquina del tiempo se posó sobre la canción y la terminó de hacer inmortal. Tras 25 años y mucho agua bajo el puente, ¿por qué no aceptarla como tal?




