SEÑAL DE AJUSTE

De la histeria al resentimiento

Roberto Maurer

El histeriqueo de Marcelo Tinelli en el nuevo número de “Bailando por un sueño” no puede provocar sorpresa. Ya en 1886, ante la sociedad médica de Berlín, Freud demostró que la histeria también es una dolencia de los hombres. Y con esta flamante atracción en su show, Tinelli responde al concepto científico de Chiche Gelblung: el espectáculo, hoy, es la farándula caliente.

Cuando Ricardo Fort comenzó a desgastarse, apareció “Coqui” de la mano de la Mole Moly, que la entregó a su jefe ejercitando los atributos de un oficio que la sociedad y la policía identifican con diferentes denominaciones.

Patricia “Coqui” Ramírez, cordobesa, cantante y protesista dental, desplazando a la candidata de Fort, resultó la favorita de la selección de novias para el Gran Soltero, a quien fue avanzando hasta robarle besos una vez que encontró un espacio entre sus brazos, donde anida como un pequeño gorrión. En realidad, Coqui resulta tan gris y anodina como un gorrión, a pesar de la prensa que ha destacado su sensualidad y carisma. El mayor elogio recibido por Coqui se lo prodigó una panelista de un programa de la tarde cuando le dijo: -No das gato-. Fue un reconocimiento que alejó la imagen de Coqui de la sombra de la prostitución.

Gemelas de visita

Gato o no, Coqui sirve a los fines de la comedia histérica de Tinelli, y a sus fines propios, ya que su nueva visibilidad le permite ganar unos pesos en los fines de semana. Pero Ricardo Fort insiste y, en la última gala eliminatoria, entre el público había un par de hermanitas gemelas que había invitado y a quienes conoció en su famosa fiesta del verano en Mar del Plata, a la cual ya habría acudido una muchedumbre incalculable.

Tinelli saludó a las gemelas de La Plata, que tampoco “dan gato”, y de inmediato las definió por su manera de hablar: son conchetas. Cuando les preguntó si tenían novio, no respondieron “estamos solas”, sino “astamos salas”, si es posible la reproducción fonética de la respuesta. ¿Hay un futuro para las gemelas conchetas de La Plata, ahora que las Mellizas Griegas parecen terminadas?

Son situaciones cada vez más infantiles y artificiosas, pero se siguen alargando a tal punto que el tiempo ya no alcanza para el baile. Como se sabe, se agregará una función los domingos, en el horario de Susana Giménez, que justamente eligió el último día de la semana para no competir con Tinelli, su nube negra. Recién llegada de Miami, lo primero que hicieron los movileros fue pedirle una opinión acerca de la nueva y futura confrontación con su antigua pesadilla, y se enojó: era de mal gusto, como si le preguntaran por una vieja sífilis.

El lado patético

Entre el baile y la ternura de Coqui, en esa gala ejecutada con el brillo y esplendor de los shows de Tinelli, el público que podía desprenderse de tanta fascinación para sintonizar el canal América se encontraba con la realidad desnuda de la injusticia del mundo y el contraste entre la riqueza y la pobreza: en una escenografía del tamaño de una caja de zapatos, en “Animales sueltos”, un panel conducido por Alejandro Fantino debatía sobre el fenómeno del “Bailando” de Tinelli.

Fantino propuso una discusión sobre los límites de “Bailando” y qué pasaba en la cabeza de los famosos, algunos respetables, según su parecer, cuando se entregaban a un circo donde cualquier escrúpulo se volatilizaba.

Mientras un asqueado Roberto Piazza explicaba los motivos de su deserción de “Bailando”, la longeva Adriana Aguirre hacía trizas a Graciela Alfano, “mi amiga de toda la vida”, que “pegó el salto al vacío”.

A la vez que el gran espectáculo de Tinelli subía a treinta puntos de rating, en esa caja de cartón, simultáneamente, sólo se respiraba resentimiento.

De la histeria al resentimiento

“Patricia “Coqui’ Ramírez, cordobesa, cantante y protesista dental, desplazando a la candidata de Fort, resultó la favorita de la selección de novias para el Gran Soltero”, opina Maurer.

Foto: Gentileza Ideas del Sur