Con los chicos no (II)

Asociación Civil Hogares de Tránsito de Santa Fe

Personería Jurídica Res. Nº 1213/04

El Dr. Florencio Escardó (1904 -1992), gran pediatra argentino que llevaba los derechos del niño en su mente y en su corazón, maestro de varias generaciones de médicos, sostenía que detrás de la muerte evitable de un niño, existe un adulto responsable (o culpable), que por ignorancia, negligencia, desidia o comodidad, no hizo lo que tenía que hacer para evitarla.

Días atrás murió Maximiliano, de 3 años de edad, aparentemente a causa de un cuadro de desnutrición agravado por otras patologías y circunstancias. Para muchos no fue noticia. Estábamos muy ocupados o preocupados por la rotura de un caño que nos dejó unas horas sin agua. Su muerte nos interpela y nos debe avergonzar porque Maximiliano no tenía que morir, es decir, que alguien, entre todos los que podíamos hacer algo por él, no lo hizo. Haya sido callando, mirando para otro lado, postergando una decisión, priorizando lo que pauta un protocolo, eludiendo responsabilidades, minimizando la gravedad de su estado o descansando en el convencimiento estúpido de que el Estado omnipotente tiene todo bajo control, alguien directa o indirectamente es responsable de su muerte.

En el año 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad la Declaración de los Derechos del Niño. El espíritu del documento se hace evidente en su preámbulo: “La humanidad debe al niño lo mejor que puede darle”. Y bajo esa inspiración se suscribieron documentos posteriores en el ámbito de la Naciones Unidas y en nuestro país. Recientemente a través de la sanción de la Ley Nacional Nº 26.061 de “Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes” en el año 2005. Nuestra provincia, en consonancia, hizo lo propio a través de la sanción de la Ley Nº 12.967 de “Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescente” de reciente promulgación.

Paradójicamente, y en palabras del Dr. Escardó, “uno de los espectáculos que más sacude el ánimo del hombre sensible que se siente con responsabilidad social, es la contradicción que existe entre lo que se ha escrito y formulado “oficialmente” sobre los niños y la distancia que media entre esos enunciados y la realidad cotidiana”. (1)

“Dando por aceptado que la democracia, con todas sus limitaciones, es la mejor forma posible de organización social y política, en lo biológico la democracia es igualdad en el punto de partida”.Y el niño es precisamente ese punto de partida: quien no tiene alimento suficiente no posee punto de partida biológico, quien carece de un núcleo que funcione como familia, no tiene ningún punto de partida social”. “¿Por qué media tan enorme vacío entre lo expresado, propuesto y proclamado y la realidad cotidiana? ¿Cuál es en los hechos el destino de estos derechos del niño?” (2)

Si en la historia reciente se ha visto necesario declarar al niño sujeto de derechos especialísimos, más allá de los derechos humanos que le corresponden como persona, y se ha legislado en consecuencia, es evidente que, cuando alguno de esos derechos tan declamados (a la vida, a la salud, a la identidad, al juego, a crecer en familia, a ser escuchado, etc.) es vulnerado por acción u omisión, y los agentes y organismos responsables de ejecutar y controlar el cumplimiento efectivo de las leyes, no actúan en consonancia, nos enfrentamos a hechos dolorosos como el que hoy nos ocupa y a un futuro incierto para nuestros niños y para nuestra sociedad.

“... el niño es el sismógrafo del medio social: el más pequeño sacudimiento de la comunidad se traduce inexcusablemente e irremediablemente en beneficio o detrimento, no ya del niño en sí, sino de la condición infantil sobre la que, a decir verdad, no sabemos gran cosa.” (3)

Maximiliano murió y no tenía que morir. Algunos funcionarios están ocupados o preocupados en deslindar responsabilidades, en buscarle una razón lógica a su muerte, en aclarar por qué y cómo murió. La gran pregunta que debemos hacernos todos es: ¿cómo vivió?,¿en qué condiciones vivió la corta vida que le tocó vivir? Su vida nos explicará su muerte.

(1)(2)(3) Dr. Florencio Escardó, “Los Derechos del Niño”, presentación y actualización de Teodoro F. Puga, Ed. Fundasap, Bs. As., 2004.