Hay dos prófugos

Procesados por robar a una

familia de Llambi Campbell

El mentor del plan y uno de los autores se encuentran detenidos, a disposición de la Justicia. El caso tuvo amplia repercusión por la brutalidad con la que agredieron a las víctimas.

Procesados por robar a una familia de Llambi Campbell

La casa de las víctimas se encuentra 100 metros al oeste de la Ruta 11 en una esquina muy pintoresca, cruzada por calles diagonales.

Foto: El Litoral

 

Juliano Salierno

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El juez de Instrucción Séptima, Diego Andrés de la Torre, procesó a dos de los cuatro miembros de la banda que tomó por asalto la casa de una familia de Llambi Campbell, la noche del 15 de mayo pasado. A Hugo Darío Rodríguez, hijo de un vecino de la familia y ex compañero de escuela de la víctima, lo procesaron como “partícipe principal de robo calificado y privación ilegítima de la libertad”. Oscar Maximiliano Morales, el muchacho de 27 años que ingresó a la vivienda y actuó a cara descubierta, fue procesado por “robo calificado y privación ilegítima de la libertad”.

Ambos son parte de la banda que completan Mario Lucero y un tal “Rulo”, los dos prófugos de la justicia que usaron capuchas, uno de ellos la del Hombre Araña. Según se pudo acreditar, fue Rodríguez quien ideó el plan y se encargó de conseguir la mano de obra para concretarlo. Además, trasladó a los delincuentes desde Santa Fe, hasta el pueblo, ubicado 50 km al norte de la capital, a la vera de la Ruta 11.

Esa tarde, Santiago y Nanci estaban en su casa de Llambi Campbell junto a su hija Araceli y su nieto de apenas un año y medio. Eran las ocho y media del sábado cuando tres hombres armados aparecieron en el negocio familiar, que estaba a punto de cerrar sus puertas.

Con un cable pelado

El trío de rufianes redujo primero a Santiago, el dueño de casa, de 50 años; luego a su esposa y más tarde maniataron a su hija, que tenía el bebé en brazos. De manera extremadamente violenta comenzaron a exigir un dinero que al parecer la familia no poseía.

La situación estaba controlada, pero la inesperada llegada de los dos hijos del matrimonio, Andrés y Fabio, que venían de la localidad de Emilia junto con su cuñado Walter y dos amigos, Marcelo y Cristian; complicó definitivamente el panorama y exaltaron aún más a los asaltantes.

La acción de mayor riesgo ocurrió cuando uno de los ladrones peló el cable de un freezer que estaba enchufado y lo acercó al cuerpo de Santiago. Afortunadamente, el cortacorriente evitó una catástrofe. No contentos con eso, ataron con precintos a todos los hombres de la casa, a los que les propinaron piñas, patadas y golpes de culata, para luego encerrarlos en un baño.

La situación se agravó aún más cuando con el paso del tiempo la plata seguía sin aparecer. Entonces uno de ellos amenazó con disparar contra la criatura. Finalmente, tuvieron que conformarse con $ 4.000, alhajas de oro, ocho celulares y el dinero en efectivo que llevaban las víctimas.

Culatazo en la cabeza

Un nuevo imponderable hizo que los asaltantes permanecieran aún más en la casa. Al parecer hubo un malentendido entre el grupo y quien los esperaba afuera, y se desencontraron.

Los hombres armados buscaron a uno de los hijos del dueño de casa para que los llevara en su camioneta hasta las afueras del pueblo. Ante la resistencia que opuso, le dieron un fuerte culatazo en la cabeza que lo dejó desvanecido y sin capacidad de reacción. Finalmente, abandonaron el lugar de a pie y caminaron por el costado de la ruta un par de kilómetros, hasta reencontrarse con el Volkswagen Gol rojo, frente a la vieja cremería.

Entretanto, cuando las víctimas lograron librarse de las ataduras llamaron a la comisaría del pueblo, que a las 21.45 llegó hasta la esquina que forman las diagonales General San Martín, Hipólito Yrigoyen y General Paz, unos 100 metros al oeste de la ruta.

“Teoría de la conspiración”

Contra “la teoría de la conspiración policial” que habitualmente esgrimen los imputados, “guiada por un afán permanente consistente en imputar delitos a personas inocente”, el juez Diego Andrés De la Torre sostuvo que “nada de ello se vislumbra en este caso, en el que la actuación policial luce impecable”. “Por todo ellos es que entiendo que en la causa se encuentran reunidos los elementos de convicción suficientes para dictar el procesamiento de los indagados”.

/// el dato

Las capturas

Pasaron un par de meses hasta que las Tropas de Operaciones Especiales y la División de Asuntos Internos, junto con la Oficina de Causas NN y el Juzgado de Instrucción Séptima encontraron la pista que los llevó al organizador del robo.

Gracias a la utilización de uno de los 8 celulares robados la policía llegó hasta Hugo D. Rodríguez, que fue capturado el 2 de julio, en 3 de Febrero y San Jerónimo, en la esquina de Tribunales.

En un taller de calle Pavón al 5100 se secuestró el VW Gol rojo de Rodríguez, quien acusó a su hijastro, Mario Lucero -un muchacho con pedido de captura por incumplimiento de las salidas transitorias- y señaló la casa de Morales como el lugar donde se repartieron la plata. Ese mismo sábado quedó detenido Morales y fue allanada la casa de Florencio Fernández al 5900 que fue utilizada como guarida.

Ante la cantidad de pruebas reunidas en contra del grupo, el fiscal Leonidas Candioti Leiva le pidió al juez Diego De la Torre que confirme la prisión preventiva para Rodríguez y Morales.

Santiago reconoció el auto que esa tarde había estado estacionado frente a su domicilio, y junto con uno de sus hijos fue contundente en cuanto a la presencia de Morales en la casa.

Además, en los procedimientos policiales se secuestraron elementos pertenecientes a las víctimas en poder de los detenidos y en los domicilios allanados.