El barrio costero está de fiesta
El barrio costero está de fiesta
Alto Verde cumple 100 años
En los rostros de la gente se percibe emoción y alegría ya que “un centenario de vida no se celebra todos los días”. La fecha de la fundación de Alto Verde no pasó inadvertida en la jurisdicción, donde se recordó a los trabajadores portuarios que la constituyeron.
La calle Demetrio Gómez es el símbolo de Alto Verde. La gente, las viviendas, la naturaleza y el río le dan un marco especial. foto: mauricio garín
Ignacio Andreychuk/ Mónica Ritacca
Fotos: Amancio Alem/ Mauricio Garín
Luis Francisco Moreyra tiene 76 años. Sus ojos, brillosos de tanta emoción, evidencian que hoy no es una fecha más en el barrio costero. La imagen se repite en otros vecinos, en otros hombres y mujeres que lo vieron progresar sin alterar nunca, ni pretender cambiar, el paisaje original que le regaló la naturaleza.
El paraje ubicado al este de la ciudad, sobre el riacho Santa Fe, cumple hoy 100 años de existencia. Este albardón nacido en 1910 ya no contiene a los trabajadores portuarios, pero su historia evoca épocas de gloria que sus habitantes añoran desde un presente menos decoroso.
“La gente de Alto Verde está feliz. Es que 100 años no se cumplen todos los días. Hace tiempo que esperábamos el 10 de septiembre de 2010, y ahora que llegó no podíamos dejarlo pasar así nomás”, dijo Daniel Demarchi, el presidente de la vecinal Pro Mejoras de Alto Verde para explicar por qué los festejos comenzaron a fines de agosto y se extenderán durante todo septiembre.
Su historia
La franja costera de siete kilómetros de largo por cincuenta metros de ancho, que hoy se conoce como Alto Verde, nació al mismo tiempo que se creó el canal de acceso del puerto.
La historia recuerda que en el año 1904 se inició la construcción del nuevo puerto de ultramar de Santa Fe, para lo cual se ejecutaron obras que modificaron el paisaje natural de la zona porque se rectificaron partes del cauce del riacho Santa Fe, se ganaron terrenos anegadizos en la margen oeste y se ejecutó un canal de derivación que confluye con el de acceso desde el río Paraná.
Una publicación sobre los antecedentes del barrio, señala que quienes despejaron el monte con hacha y machete para construir un albardón o terraplén que protegiera de las crecientes del río al puerto de ultramar que se estaba construyendo jamás se imaginaron lo trascendental que sería su trabajo ni mucho menos que 100 años después aquella larga franja de tierra estaría consolidada como un barrio de la ciudad.
Las primeras familias de trabajadores portuarios comenzaron a llegar al albardón en el año 1910 procedentes de Corrientes, Entre Ríos y Colastiné. Para poder instalar sus ranchos, consiguieron una autorización del primer administrador del puerto, Don Ángel Cassanello.
Protasio Luís Servín, uno de los aguerridos trabajadores, fue nombrado encargado del terraplén. Y a él, Alto Verde debe su nombre. La inspiración de este correntino surgió de las propias condiciones que ofrecía el paisaje: su altura y los sauces y ceibos que ya afloraban. “Es un Alto Verde”, decía a la hora de describir el lugar que albergaba a los trabajadores portuarios, quienes todos los días cruzaban el riacho en canoas porque no contaban con otros medios ni existía el puente Palito.

Alto Verde hoy
Una calle principal de tierra, rodeada de pasajes por donde apenas puede pasar una persona; la proximidad con el río; y el perfume de aromitos y tortas fritas caracterizan en la actualidad al barrio costero. También la actividad de los boteros y la cantidad de aficionados a la pesca.
Lo que más admiran quienes habitan en el lugar es que si bien con el transcurso de los años se consiguieron importantes mejoras y beneficios, Alto Verde jamás perdió su aspecto natural. A cien años de su fundación, el paraje sigue siendo un lugar privilegiado, un lugar donde reina la madre naturaleza y donde los hombres sólo están de paso.
18.000
personas habitan actualmente en Alto Verde. La cifra incluye a quienes conforman las manzanas del barrio y también el Paraje La Boca.
Paraje La Boca
Siguiendo hasta el fin de la calle principal de Alto Verde, luego de cruzar un vistoso puente peatonal construido para que la gente no quede aislada con las inundaciones, se llega al paraje La Boca. Según cuentan los vecinos, este “anexo” se constituyó gracias a los pescadores que vivían en la isla Gálvez y se cruzaban a la costa de enfrente para pasar los ratos libres y luego la habitaron.

Desde arriba. La calle principal de Alto Verde se llama Demetrio Gómez, que el primer vecinalista de la jurisdicción. En el barrio es muy recordado porque, entre otras cosas, fue quien gestionó el camino de ingreso al barrio.

El recordado Palito. En 1962 el gobernador Sylvestre Begnis inauguró el puente Palito. Permitió a los pobladores llegar al centro en otro medio que no fuese la canoa. Se dejó de utilizar en 1995. Se lo reemplazó por el puente Héroes de Malvinas.

Desde la isla Clucellas. Las canoas circulan por el canal de derivación. Son vecinos de la isla Clucellas que van hasta Alto Verde para comprar alimentos. “Pasan a diario, porque no tienen otra forma de llegar acá más que remando”, contó un vecino.

Aficionados a la pesca. Marcos Berón es uno de los trabajadores del rubro. Contó que consigue las piezas en las aguas del río Paraná y que luego las vende en Alto Verde. “Hay amarillo, armado, mandubé, patí y moncholo, entre otras”, dijo.

Postal de siempre. Los vecinos de Alto Verde utilizan mucho los caballos para transitar por las calles del barrio. Escenas como la de la foto se ven constantemente en la zona y le dan un atractivo particular.

Parte de la historia. Los botes datan desde el surgimiento del barrio. Un siglo después continúan siendo una de las características más salientes de la jurisdicción y hasta se pensaba hacer un museo de canoas con las que ya no se utilizan.

En mi casa vivió Horacio Guarany y tengo gratos recuerdos. Yo nací, me crié y voy a morir en Alto Verde. Quiero profundamente a este barrio y no lo cambio por ningún otro de la ciudad”.
Román Torres,
94 años.

Llegué en 1952. Fui el comisario del distrito y opté quedarme porque me enamoré de este lugar, donde conocí a mi señora. Con el Puente Palito, Alto Verde empezó a progresar”.
Ramón Contreras,
82 años.

Las crecientes están en el recuerdo de todos. La del 66 y la del 82 fueron las peores. Me acuerdo que venían los remolcadores a darnos una mano. Pese a todo no me iría nunca de acá”.
Luis Francisco Moreyra,
76 años.