La“ese” olvidada y la intrusa

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Los santafesinos nos “comemos” las eses. Pero el problema se hace más grave en relación con los errores relacionados con esa letra en los textos escritos.

Foto: Mauricio garín

 

Enrique José Milani

Dicen, y alguna razón habrá, que los santafesinos no pronunciamos las eses finales. Alguien dirá que probablemente esto se dé en el lenguaje oral, solamente; pero no es así, según veremos, puesto que lo probaremos con textos escritos, extraídos de los medios gráficos, aunque limitándonos esta vez a un solo caso: la falta de la “ese” en el pronombre personal “les”, principalmente cuando se encuentra en posición enclítica, es decir, unido a otra palabra. A mano tenemos artículos periodísticos que no merecen verse afeados por tan poca cosa. Leemos en uno: “No le va a resultar sencillo a la oposición ganarle a los Kirchner.. ” (debió decir “ganarles”), “...le preguntaron a un político radical si en los años treinta era fácil ganarle a los conservadores” (ídem). Más adelante, el articulista cayó en la cuenta y no repitió el error: ”...hay que ganarles... se les ganaba de orejita parada, ...a los K les ha dado buenos resultados en general...”. Otros ejemplos en que aparece el error: “Para darle otra impronta a los reservorios federales” (corresponde: darles otra impronta); “Pero se obliga a transitar a paso de desfile a todos aquellos a los que se le ocurra conducir por la zona” (correcto: “...se les ocurra conducir por la zona”). “...para que el supuesto gobernador opositor termine dándole la razón a los verdugos del campo.” (debió decir: “...dándoles la razón...”).

Le significa “a o para él (ella); les: a o para ellos (ellas). Alude al ser o cosa en cuyo daño o provecho se hace algo. Si digo: “Le comunicó a su hermano la grata noticia”, le se refiere a “hermano”, por lo tanto, en singular; pero en “Les comunicó la noticia a sus hermanos”, les alude a “sus hermanos” y debe ir en plural.

Y ahora le toca el turno a la “intrusa”, es decir, a la “ese” entrometida o entremetida, puesto que son correctas estas dos formas y también los verbos entremeter, entremeterse (ponerse donde no le llaman, en medio o entre otros) y los adjetivos entremetido/a, y simétricamente: entrometer, entrometerse, entrometido/a. Es pertinente el epíteto del título, pues a veces por descuido o por contagio, esta letra se mete donde no debe, por ejemplo, en palabras como digresión y devastar, produciendo los vocablos incorrectos “disgresión y desvastar”, ya que debe decirse digresión (acción de incluir, en el hablar o escribir, cosas que no tienen íntima relación con lo que se está tratando) y devastar (destruir, arruinar, deshacer, asolar). El error, en este caso, puede deberse a la existencia del término desbastar (con b), cuyas acepciones son: quitar las partes más bastas (toscas) de una cosa que se ha de labrar, por ej. una madera para trabajarla. Pero también se puede “desbastar” a una persona ayudándola a que se desprenda de su “ bastedad”, es decir, rudeza o groserías que puede mostrar por falta de educación. Asimismo, se filtra esta ese superflua en voces como “desformar, descrescendo, desfenestrar, desvanar, desvanador/a, desvaneo, desvastación , desmérito, disfamatorio, desfraudación, disminutivo, fuistes, vistes, desfoliación, descrecer, descrecimiento, descrépito, descrepitud, y en las incontables formas verbales de la primera persona plural del imperativo: amémosnos, sentémosnos, tratémosnos, cuando lo que corresponde es: amémonos, sentémonos, tratémonos”, etc. Quitemos pues a estos vocablos la entrometida ese y entonces lucirán mondos y lirondos.