“Vincere”

Fascismo, pasión y locura

Fascismo, pasión y locura

Filippo Timi, en el papel de Mussolini joven, en una escena de la película dirigida por Marco Bellocchio.

Foto: Agencia Télam

 

Laura Osti

“Vincere” es el retrato de la desmesura, de un dictador, de una pasión, de un pueblo enajenado por el poder mediático y de la guerra.

El director italiano, ya septuagenario, Marco Bellocchio, construyó un relato de 128 minutos para hablar de Benito Mussolini, de sus comienzos como sindicalista y su progresivo ascenso al poder, lo que incluyó una acción destacada en la Primera Guerra Mundial, pero sobre todo, pone el acento en la relación con una mujer que fue clave en su vida, Ida Dalser.

Según la leyenda, Ida fue su primera esposa y la madre de su primogénito, llamado Benito Albino Mussolini, apellido que luego el Duce le negó, al no reconocerlo y condenarlo al confinamiento, igual que a su madre.

El porqué de esa decisión no queda claro en la película. Pero el caso es que Ida se enamoró de Mussolini cuando recién despuntaba su carisma para subyugar a las masas, y fue la artífice de sus primeros pasos en la vida pública, porque fue ella quien lo ayudó económicamente para fundar un periódico, Il Popolo d’Italia , desde donde empezó a arengar a las multitudes con sus ideas nacionalsocialistas.

“Vincere”, de Bellocchio, muestra a un Mussolini frío, calculador, manipulador, y a una Ida víctima de él pero sobre todo, de sí misma, de su loca pasión por ese hombre que no hace más que humillarla y maltratarla.

Con un lenguaje expresionista con ribetes operísticos y una insistente preferencia por los claroscuros, la mirada de Bellocchio, si bien a veces logra cierta altura estética, no puede escapar a los esquematismos propios de una visión maniquea, bastante acartonada y estereotipada.

Lo que intenta mostrar es la parte de la historia privada de una figura pública, que quiso mantener oculta, negada, cancelada. La historia de esa mujer y ese hijo, a los que obligó a separarse y quienes terminaron sus vidas en hospitales psiquiátricos, por orden del mismo Mussolini, quien había formado y formalizado pareja con otra mujer, Rachele, con quien tuvo cuatro hijos.

Seguramente Ida y Benitino significaban para el Duce una amenaza, una debilidad que no estaba dispuesto a asumir, y quiso deshacerse de ellos sin ahorrarles violencia y crueldad. Sin embargo, Bellocchio muestra a madre e hijo también tocados por la desmesura, obsesivos, provocadores y un tanto enajenados por la figura del superhombre que tenía a toda una nación bajo su poderoso influjo.

El relato pretende ser histórico, respetando la cronología de los grandes acontecimientos que marcaron la historia colectiva de Italia entre las dos grandes guerras, pero la aproximación psicológica al líder no consigue ahondar en una carnadura verosímil y se queda en el esquema, aunque hay que celebrar los momentos de mayor verdad que son, ni más ni menos, que algunos fragmentos de discursos que el propio Mussolini (el real) pronunciaba ante multitudes enfervorizadas. Estos episodios documentales insertados en la ficción son los que aportan el toque de verosimilitud de que carece casi todo el resto del film.

No obstante, el ritmo que Bellocchio le impone a la narración y la fuerza de la historia mantienen alerta el interés del espectador, aun cuando las dos horas largas que dura parezcan excesivas.

 

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BUENA

Vincere

Idem, Italia-Francia/2009. Guión y dirección: Marco Bellocchio. Con Giovanna Mezzogiorno, Filippo Timi, Corrado Invernizzi, Fausto Russo Alesi, Michela Cescon, Pier Giorgio Bellocchio y Paolo Pierobon. Fotografía: Daniele Ciprì. Música: Carlo Crivelli. Edición: Francesca Calvelli. Diseño de producción: Marco Dentici. Distribuidora: CDI Films. Duración: 128 minutos. Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en el América.