El movimiento sigue la obra del sacerdote en los barrios más carecientes

Cinco meses sin el padre Rosso

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En los 22 barrios donde Atilio Rosso llevó su movimiento lo recuerdan como una excelente persona. Dicen que su llegada a los más chicos era admirable y que ellos se ponían felices cada vez que lo veían arribar.

Foto: Archivo El Litoral / Amancio Alem

Mañana se cumple un mes más del fallecimiento del creador del Movimiento Los Sin Techo. En los barrios periféricos, donde el sacerdote arribó con un mensaje de esperanza, será una fecha especial.

 

Juan Ignacio Novak / Mónica Ritacca

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El 23 de abril fue un día triste. El cielo estaba nublado y las lágrimas de la gente de los barrios más humildes de la ciudad, que comenzaba a reunirse en la sede del Colegio Mayor Universitario sin mayor información de lo sucedido, anticiparon la fuerte lluvia que se desató en horas de la tarde y se prolongó durante la noche. Inesperadamente, a la madrugada había muerto el padre Atilio Rosso.

Mañana se cumplen cinco meses de la partida al cielo del principal referente del Movimiento Los Sin Techo, cinco meses de que toda la ciudad quedara consternada. José Luis Ambrosino, el actual coordinador de la organización tras la muerte del sacerdote, lo recuerda en tiempo presente. Dice que aunque no esté físicamente, el espíritu de Atilio Rosso está inmerso en el interior de cada uno de los miembros.

“Su concepción era la de la eternidad, por eso es imposible no hablar de él en presente. Si bien toda partida al cielo es dolorosa no es desesperante. Se nota su ausencia pero como su espíritu está en cada cosa que hacemos es como si estuviese”, dijo José Luis Ambrosino. Y agregó: “Sin ir más lejos, su frase de cabecera era que la vida es bella porque es eterna ”.

Los Sin Techo, hoy

El futuro del movimiento luego del fallecimiento del sacerdote preocupaba a sus seguidores. El temor por la reducción de ayudas, y por ende de poder continuar su obra, existía. Sin embargo, los meses transcurridos le dieron la razón a quienes confiaban que ello no sucedería: los proyectos encarados por el sacerdote continúan desarrollándose y se planificaron nuevas líneas de acción a futuro, ya que quienes colaboraban con la organización -Naciones Unidas, el gobierno provincial y empresas privadas- continúan haciéndolo.

“El objetivo del movimiento, es decir, entender al excluido como un sujeto sufriente que no está en los planes de la sociedad ni de la dirigencia política y por lo tanto gestionar medidas de acción en distintas temáticas, es claro para nosotros porque es lo que sembró Atilio Rosso. Lo difícil está en lo cotidiano, porque era un ser especial a la hora de responder a las necesidades de la gente”, manifestó el actual coordinador.

Los proyectos que inició el sacerdote y continúan ejecutándose son el de salud, consistente en analizar el estado nutricional de 5.000 niños y 1.500 embarazadas; la entrega de netbooks a 100 chicos de distintos barrios en el marco del Programa Primero Mi Primaria; y el avance en la regularización dominial de todas las casas construidas por el Movimiento Los Sin Techo en sus 29 años de historia. A futuro se pretende gestionar ante Nación, provincia y municipio un programa de erradicación de ranchos y otro de mejoramiento de barrios porque “la cuestión del hábitat es algo que no se puede dejar de lado”.

“Se desvivía por los barrios”

Cuando quiere hablar del padre Atilio Rosso, Cecilia Vargas no puede evitar emocionarse. Y mientras ahoga el llanto admite que no puede encontrar las palabras exactas para describir su recuerdo del hombre junto al que trabajó muchos años. Es que -dice- trabajar sin su presencia “es más triste”.

Una de las cosas que más valora es la presencia que tenía el cura en los barrios. “Hemos trabajado mucho con él, hasta le festejamos el cumpleaños” recuerda y sostiene que “su corazón era para chicos y grandes”.

Cecilia trabaja entregando la copa de leche cada día a los chicos del barrio Villa del Parque junto a Guadalupe Morlio, quien también tiene los mejores conceptos hacia la figura del religioso. “Se lo extraña mucho, no es lo mismo sin él”.

El paso del religioso por esta zona, al igual que por tantas otras del cordón oeste de la ciudad dejó su huella indeleble. “Éste fue el primer barrio que se quedó sin ranchos” recuerda Guadalupe. Y, a cinco meses de la partida final del padre Rosso, sintetiza cómo se lo evoca cada día: como “una excelente persona, que se desvivía por los barrios”.

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Era una persona segura, inteligente. Nos ayudaba sin pedir nada a cambio. Daba todo sin importar a quién”.

Micaela Mendoza

vecina de El Arenal

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José Luis Ambrosino, coordinador del Movimiento Los Sin Techo.

Foto guillermo Di Salvatore

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“Tranquilo, ya me voy con Dios”

El padre Atilio Rosso murió de un infarto a los 80 años, en un hotel de Villa Mercedes (San Luis). El sacerdote Raúl Alcorta compartió sus últimos momentos. Mientras esperaban con angustia que la ambulancia llegara, Rosso le pidió a Alcorta que se calmara. “Tranquilo, tranquilo, ya me voy con Dios”, le dijo, en la recta final de su vida.

Rosso nació en Leones (Córdoba) el 23 de noviembre de 1929. Se graduó como doctor en Química en la UNL. Ingresó al seminario en 1959. En 1985, fundó en Monte Vera el Plan Los Sin Techo que 3 años más tarde tomó el nombre de Movimiento Los Sin Techo. En quince años se hicieron 7 mil viviendas. Fundaron 11 centros de salud materno infantil y 16 jardines maternales.

Me ayudó muchísimo, me dio mi casa. Después nos fue brindando muchas cosas. Era una persona muy buena”.

Liliana Pintos

vecina de El Arenal