///  el rincón de la lij (*)

¿Qué le puedo regalar?

¡Un libro!

 

María Luisa Miretti

El calendario no perdona y en ocasiones los compromisos se amontonan para recordar cumpleaños, aniversarios o celebraciones varias.

Cuando niños y jóvenes transitan la edad escolar esto se complica, porque hay momentos en los que se superponen fechas y amigos, sin olvidar los eventos familiares, desde bautismos y comuniones hasta las quinceañeras y los jóvenes muchachitos.

Cada etapa es sugeridora de infinitas propuestas que el mercado recuerda con énfasis a través de los medios, para instalar el deseo sobre determinados productos que pronto se olvidan. No sucede lo mismo con los libros. La mejor respuesta siempre y a no dudarlo- a la pregunta que seguramente debe martillar a los adultos en la toma de decisiones es ¡un libro! Los hay de todo tipo y calidad: libro álbum, tapas duras, blandas, de cartón reciclado, de buena tipografía y mejores ilustraciones; a los textos sin ilustrar, cargados de simbolismo y profundidad, que invitan a imaginar, a reflexionar.

La folletería es variada y extensa. Lo que debe primar es el “sentido común” a la hora de decidir, lejos del librero impaciente o del ranking de los “más vendidos”.

Entre los criterios más aconsejables: para un cuento observar que la historia esté bien estructurada, montada en una estética adecuada, que el conflicto se resuelva con o sin final feliz-, sin estereotipos y expresiones pueriles; si es poesía, que mantenga su ritmo y su estética natural. Para los más chicos, ilustraciones acordes al contenido, que promuevan su imaginación. Para los más grandes, que respondan a sus intereses y que en sus distintos géneros dejen “huella”, evitando encasillar sus gustos, ya que todos sin diferencia de sexo o de edad- tienen derecho a leer y a disfrutar de la lectura.

Sugerencias

Desde los clásicos, sin olvidar “Historia de una anguila” de Chéjov, hasta las “voces nuevas”: “Cuentos de terror”, de Mitoire; “El hombre de los pies-murciélago”, de Siemens; “Pedro y los lobos”, de Méndez; “Bifocal”, de Bernasconi, etc.