Llegan cartas

El profesor agredido

Alfonsina Angueira

DNI Nº 22.013.070. San Fernando del Valle de Catamarca.

Señores directores: Merece un reconocimiento la trayectoria del Prof. Gustavo Medrano, quien recientemente ha sido baleado en al localidad de Santo Tomé mientras se encontraba a cargo de alumnos en la cátedra de Educación Física. Su incansable labor profesional en la educación, en la natación de abiertas, en la función de guardavidas, en los proyectos infantiles de verano ad honórem no se opacan por este hecho de violencia del que fue víctima; al contrario, recuperan brillo y se engrandecen... porque educar es un acto de amor.

Muchos adultos rehabilitamos y recuperamos nuestra salud física y emocional con Gustavo. Reconocemos en él no sólo a un profesor, sino especialmente las cualidades y virtudes humanas que puso a nuestra disposición. Cada una y cada uno de los santotomesinos que entrenamos alguna vez con Gustavo sabemos de qué hablo.

Me interrogan las preguntas: ¿cuáles son las políticas públicas en falta? ¿En educación, en seguridad, en inclusión social? ¿Cuáles son las variables que invisibilizan las necesidades de la educación? Sean cuales sean las múltiples respuestas -o ninguna, quizás-, afortunadamente, la vida de Gustavo se encuentra a salvo. Y a salvo también la integridad de su apreciada familia.

Museo Ferroviario

 

Ernesto Poggio.

LE 6.190.791.

Señores directores: Nuestra ciudad cuenta con numerosos museos, uno mejor que otro; ello es ejemplo de la cultura demostrada a través de sucesivos gobiernos en todos los tiempos. Pero particularmente hoy quiero referirme a un museo que muestra valores que las generaciones actuales desconocen. Confieso como viejo ferroviario (habiéndome desempeñado 45 años a partir de la administración francesa -año 1944- y posteriormente la nacionalización -1948- en la industria del riel transcurrió buena parte de mi vida), que me siento orgulloso por el Museo Ferroviario, ese que pocos conocen o ni siquiera saben de su ubicación. Ni hablar de las vicisitudes ocurridas en el ferrocarril a lo largo de los años, cuando por ejemplo un “gobierno democrático” clausuró 14 ramales y merced a una prolongada lucha de nosotros, los empleados, se logró frenar (1962). O cuando en 1992 otro “régimen democrático” prácticamente lo regaló y desguazó.

Quiero entonces destacar la valentía, el amor a esos fierros y otros bienes, demostrada por un puñado de ex ferroviarios que lograron aunarse y rescatar los elementos necesarios para fundar el museo de mención. Hoy es un orgullo verlo, observar cómo a pulmón se hace todo y se mantiene, sin medios ni ayuda de ningún tipo.

Destaco en especial a Andrés Andreis, uno de sus mentores y no quiero olvidarme de nadie por lo cual dejo de citar nombres. Recuerdo que solía llegar gente de Entre Ríos o de Buenos Aires, también de Santiago del Estero y hasta del Uruguay a visitarlo. Todos admirados del valor de lo que allí se muestra, verdadera memoria viva de un tiempo que se fue. Pero que está regresando, según las noticias recibidas (tren metropolitano, Estación Belgrano, puesta en valor de talleres en Paiva, convenios con otros países, etc.).

Hago votos para que las autoridades municipales o quien fuera responsable, otorguen un espacio permanente en la Estación Belgrano para el Museo, sin dudas el lugar indicado para su instalación, mientras invito a todos los lectores y especialmente a la gente joven a visitar el Museo en su actual emplazamiento de San Luis esquina Hipólito Irigoyen.