Llenó la cancha, podía quedar puntero y perdió

Siempre lo mismo

Patronato, que estaba penúltimo, lo sorprendió en el 15 de Abril con un planteo táctico efectivo: anuló los mecanismos de juego de Unión y ganó bien.

Siempre lo mismo

El “Changuito”, lo mejor. Juan Pablo Cárdenas en el mano a mano con Bauman, delantero de Colón a préstamo en Patronato. Aun en inferioridad numérica y con espacios para perder, el “Changuito” ganó siempre en el pie a pie contra la velocidad de Jara. Otra vez, lo mejor de Unión. Foto: Luis Cetraro

 

Darío Pignata

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Nada más real que el grito de la gente, que llenó anoche las tribunas del 15 de Abril y las pintó de rojo más blanco, cuando cantaba: “Pasarán los dirigentes, pasarán los jugadores...”. Siempre estuvo, está y estará el hincha. Que se renueva, porque viene la sangre de las generaciones nuevas y eternas, que empujan el doble que las canas cansadas. Porque los nuevos lo ven al pibito Arce que quiere atajar como el “Loco” Gatti. Pero los “viejos”, que siguen poniendo la pasión, lo ven atajar a Arce y hace años lo vieron a Gatti en el ‘75.

Si algo duele con este tipo de derrotas sistemáticas es la desilusión de las generaciones más nuevas. Porque los de 40 para arriba ya están “curtidos”, con una salvedad: se comieron golpes y porrazos, pero también disfrutaron de muchas alegrías. En cambio, los más nuevos, no. Desde la vuelta a Primera en el ‘96, Unión consumió infiernos peleando el descenso en la “A” y sufriendo horrores en los ocho años en la “B”. Sólo aquella golondrina de Pumpido en los 2000 peleando un ratito arriba en las primeras fechas. Claro está, no hizo verano.

Está escrito a fuego que la pasión va más allá de una letra, como reza una bandera. Está en la “B”, estuvo en la “A”, estará en la “Z”. Y es por ello que uno no logra entender por qué es Unión un equipo que mentalmente se achica cuando llena la cancha para llegar a la punta de un campeonato. Mucho más ahora, cuando no hay visitantes en el ascenso y el griterío de esas 15.000 personas suena como las 220.000 gargantas del Maracaná en el ‘50.

Siempre lo mismo con Unión. Con Kudelka o sin Kudelka. Con Alí o sin Alí. Se repite la misma película que venimos viendo en los últimos años. ¡Si hasta pasó con Gugnali, cuando hubo que sacar ventaja de la localía en el partido de ida en la Promo con los jujeños y no se pudo! Uno se pregunta: ¿cuánto pagarían algunos equipos huérfanos de aliento por jugar de local con una hinchada como la de Unión?

Pero no hay caso. La combinación se da tal cual: cancha llena + posibilidad de llegar a la punta = derrota. A esta altura, es miedo escénico pero con osmosis inversa: agranda al visitante, achica al local. De no creer. Inentendible por donde se lo quiera analizar.

Tácticamente sorprendido

No puedo creer, a la hora de las justificaciones, que se escuchen voces locales quejándose del planteo de Patronato, de las demoras de Bértoli para manejar los tiempos desde el arco y esas cosas. ¿Qué pensaban que iba a hacer Patronato en el 15 de Abril...? ¿Alguien suponía que iba a jugar con dos enganches y tres puntas? El simple repaso de los números marcaba que llegaba penúltimo en la tabla de posiciones, último en el promedio, un solo partido ganado y coleccionando derrotas inmerecidas. En los famosos papeles previos, firmaba el empate con una pluma más larga que el Túnel Subfluvial.

Sin embargo, empezó a ganar el duelo en la mitad de la cancha como todos pensábamos que podía hacerlo: ensuciando, cortando, presionando. Con Devallis haciendo pesar el oficio en la banda, Cravero anulando a Gaitán y el doble cinco bien dividido: Guzmán es torpe y pega; “Pipo” Echagüe, pura calidad para correr la cancha.

Montero y Gaitán, los extremos del plan K, no jugaron. Pero tampoco subieron con criterio Pérez -volvió a jugar mal- ni Maidana en ese primer tiempo. Unión era más Rosales-dependiente que nunca.

En este tipo de partidos “jodidos”, los errores o distracciones se pagan caros: cuestan 1 millón de dólares o tres puntos. A Unión le costó los tres puntos. Una línea de tres parada en línea, la pelota al vacío, primero, Jara, y después, Bauman: la volada de Gaitán con la mano no ofreció ni una sola discusión, ya que el jugador vio la roja, agachó la cabeza y se fue a las duchas. Gol de Patronato antes del descanso y sorpresa en Santa Fe.

Estaba cantado

No hay que saber demasiado de fútbol para imaginar un complemento donde el penúltimo (Patronato) le gana al tercero que podía ser puntero (Unión) jugando de local con un futbolista más todo el complemento. Unión iba a buscar; Patronato, a contragolpear.

Entre el aliento de la gente y la vergüenza deportiva de los nueve jugadores de campo, Unión lo estaba encerrando al equipo de Zielinski. Hasta que Armando -por indicación de Kudelka, obvio- movió las piezas antes del cuarto de hora, cuando quedaba un montón por jugar. El cambio de Pablo Pérez, vaya y pase. Pero el de Pirchio fue totalmente improductivo: descompensó el equipo atrás para quedar con un raro 3-2-1-3, regalado para la contra. Es verdad que jugando “a la carga la “Chancha’” (lo dejamos descansar hoy a Barracas) lo pudo empatar. Pero es justo decir que ahora uno entiende por qué los colegas que siguen a Patronato dicen que “a este equipo le falta gol”. Si hubiera tenido gol, se habría hecho un picnic de contra.

Increíblemente, así como mandó dos cambios apurados por la ansiedad de la gente, Unión -que hizo un gran desgaste físico, demostrando que el PF labura muy bien-, se quedó sin hacer el tercero jugando con diez. Sentados quedaron dos defensores (un exceso, jugando de local) y dos pibitos (Moreno y Magnín).

Como titulamos alguna vez, “Unión perdió el partido que nunca gana”. El de la cancha llena, los trapos, las bombas, la fiesta multicolor de sus incondicionales hinchas y, en definitiva, el partido que, ganado, lo dejaba en la punta. Miedo escénico, pero al revés: para el local, no para el visitante.

“Pasarán los dirigentes, pasarán los jugadores...”, canta la gente. Y pasaron los técnicos: Gugnali, Alí, Kudelka. Cancha llena + posibilidad de quedar puntero = derrota. La gente aplaudió igual. A la pasión no la maneja un resultado. Aunque a veces cansa ver siempre lo mismo.

/// SÍNTESIS

UNIÓN 0

PATRONATO 2

Unión: Ignacio Arce; Alejandro Pérez, Nicolás Correa, Juan Pablo Cárdenas y Mauro Maidana; Fausto Montero, Sebastián Vidal, Cristian Gaitán y Paulo Rosales; Matías Quiroga y Leandro Zárate.

DT: Frank Kudelka.

Patronato: Sebastián Bértoli; Víctor Soto, Maximiliano Flotta, Fernando Fayart y Mauricio Mansilla; Cristian Devallis, Mariano Echagüe, Marcelo Guzmán y Fernando Cravero; Jonatan Bauman y Diego Jara.

DT: Ricardo Zielinski.

Gol en el primer tiempo: 44 min, Jara (P), de penal.

Gol en el segundo tiempo: 43 min, Sánchez Sotelo (P).

Cambios en el segundo tiempo: al comenzar, Leonardo Ferrero por Guzmán (P); 15 min, Marcos Pirchio por Alejandro Pérez y Pablo Pérez por Montero (U); 27 min, Juan Ignacio Sánchez Sotelo por Bauman (P), y 38 min, Emanuel Urresti por Devallis (P).

Incidencia en el primer tiempo: 43 min, expulsado Gaitán (U), por último recurso.

Árbitro: Diego Ceballos.

Estadio: Unión de Santa Fe.

1

Victoria

Es lo que había conseguido Patronato hasta anoche en siete fechas, con tres derrotas y tres empates, quedando último en la tabla de los promedios del descenso. Anoche, como en el ‘78, pegó el batacazo contra Unión y ganó en el 15 de Abril con mucha autoridad. Ahora, el domingo, reventará el Grella contra la CAI.

Siempre lo mismo

Tiene el arco cerrado

Leandro Zárate, muy bien marcado por los centrales de Patronato, volvió a tener sus chances de gol. Un cabezazo claro con pique al piso y este mano a mano, que Bértoli taparía a medias con las piernas y Fayart terminaría despejando sobre la misma línea de sentencia. No hay caso, “Chancha”. Foto: Flavio Raina