PRECIOS QUE ACOMPAÑAN EL NIVEL INFLACIONARIO


Los que compran departamentos en la ciudad, lo hacen como inversión

La seguridad de una renta estable es uno de los argumentos centrales. A su vez, los sectores que dependen del crédito hipotecario hoy ven menguadas sus posibilidades de acceder a una propiedad.

Los que compran departamentos en la ciudad, lo hacen como inversión
 

Juan Ignacio Novak

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Acceder a la vivienda propia sigue siendo un sueño difícil. Tanto es así que, en la ciudad de Santa Fe, la mayoría de los departamentos que se construyen en la zona céntrica terminan en manos de inversores que buscan un destino seguro para su dinero, pero que no necesitan un techo para habitar. Por el contrario, la compra o cambio de casas por parte de quienes buscan dónde vivir atraviesa un momento de quietud.

“Ese mercado de departamentos para inversión, mucho más lento que en otras épocas, sigue teniendo su mercado”, opinó el presidente de Fides Inmobiliaria, Mario Luccisano. “El segmento que más mueve ese tipo de inversiones son los pequeños departamentos, de uno o dos dormitorios”, explicó, por su parte, Carlos Ureta Cortes, titular de la firma que lleva su apellido.

Al analizar el espectro de los edificios que se construyen en la ciudad se puede observar que muchos giran en torno de las universidades. Esto obedece a que hay un mercado que se mantiene sostenido: el de los jóvenes del interior que llegan para estudiar. “Hay lugares donde la posibilidad de inversión y la oportunidad de negocios hacen que siga teniendo buen nivel de demanda”, señaló Luccisano.

Si bien el perfil del que invierte en inmuebles es heterogéneo -incluye compradores locales y del interior- en una de las inmobiliarias consultadas afirmaron que, a diferencia de lo que ocurría antes del conflicto del gobierno con el campo, hoy el sector agropecuario todavía “no se ha volcado mucho al negocio inmobiliario.

Todavía está con ciertos temores de invertir, en función de la inestabilidad que genera el gobierno nacional”.

En general, este cuadro provocó que la construcción de edificios mantenga una estabilidad. De hecho, se siguen construyendo edificios a un ritmo más o menos sostenido. “En esos casos, el valor del metro cuadrado tuvo una pequeña oscilación, pero no los ajustes marcados que se veían hasta 2008”, manifestó Luccisano.

Difícil llegar al crédito

Como contrapartida, el comprador genuino, el que en otro tiempo gracias al ahorro o al apoyo crediticio podía adquirir una vivienda, hoy tiene escasas posibilidades. “A los sectores que dependen del crédito hipotecario como única vía les sigue resultando inaccesible llegar a la casa propia”, sostuvo Luccisano. Esto obedece a que en la Argentina -y Santa Fe no es excepción-, “el crédito para la vivienda es casi inexistente y cuando sale una línea, es de difícil acceso para la gente que lo necesita”, coincidió Ureta Cortes.

De hecho, las líneas disponibles son escasas y a esto se suma que son pocos los que se arriesgan a comprometer deudas a 15 ó 20 años. Además, la relación entre el ingreso promedio y la cuota que genera el banco cercena las opciones de obtener un monto acorde al valor de una propiedad. Sobre todo si se toma en cuenta que, según el cálculo del titular de Fides, un departamento de un dormitorio en el centro cuesta, en promedio, entre 65 y 75 mil dólares.

Precios

El valor de las viviendas (sobre la referencia de un departamento céntrico) tuvo una suba de entre un 70 y 75% desde 2002 hasta 2005. Desde ese momento y hasta 2008, el incremento en los precios rondó el 50% y en los últimos dos años, osciló entre el 20 y el 25% (ver cuadro).

O sea que “estamos sumando la inflación o, en algunos casos, algo menos”, estimó Luccisano. “No se han modificado significativamente los precios. El acomodamiento se fue dando por el incremento que la inflación genera en materiales de construcción y mano de obra, no porque la empresa constructora piense aumentar su ganancia”, opinó.

Ureta Cortes coincidió, en líneas generales, con el diagnóstico al afirmar que el aumento fuerte de las propiedades se dio entre 2003 y 2004 en adelante. “Hubo un auge en los precios de los valores inmobiliarios que nos hizo acordar al boom de la década de los ‘90, con la Ley de Convertibilidad”, aseguró.

Luego, el conflicto del gobierno con el campo provocó un parate en 2008. “Se siguió construyendo, a menor ritmo, pero había más oferta que demanda, entonces los precios se congelaron”, estimó el empresario. No obstante, esta situación empezó a mostrar signos de mejoría en el segundo semestre del año pasado y lo que va de éste. “La actividad inmobiliaria tiene buenas perspectivas, porque vemos que hay demanda, que la gente está tomando otra vez confianza”, manifestó.

Inseguridad

A las variables que influyen en el valor de las propiedades se suma la inseguridad. Este fenómeno determinó que en algunas zonas de la ciudad pierdan posibilidades de venta o sus propietarios se vean obligados a bajar los precios. De las consultas realizadas se desprende que la gente elige acercarse más al centro al optar por una casa, por considerarlo más seguro que determinados barrios. Un caso podría ser Guadalupe: antes era una zona muy buscada y hoy dejó de serlo por la distancia y la inseguridad.

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Nueva opción

Con la mirada fija en los potenciales inversores, están surgiendo nuevas alternativas como los condohoteles. Es “un concepto muy dinámico que en Santa Fe recién se está descubriendo dónde se venden habitaciones con una renta superior a un departamento”, explicó Luccisano. Ejemplos: el hotel de campo que Colón construye en la autopista y el proyecto Puerto Amarras.

 

Alquileres, estables

El valor de los alquileres de los inmuebles mantuvo cierta estabilidad. “En los últimos doce meses, no hubo modificaciones porque hay muchos inmuebles en oferta. A veces se termina un contrato y lejos de aumentar los precios, a veces hay que bajarlos un poco para que se alquile”, estimó Ureta Cortéz.

Luccisano explicó que, si bien los precios de los alquileres tuvieron en algún momento un ajuste importante, “hoy acompañan la inflación. Hablamos de alquileres que tienen un ajuste entre un 20 y un 25% anual, que no es más que la inflación real. Eso es normal”.

El presidente de Fides planteó que hoy el propietario de un inmueble no puede aspirar a la renta histórica del 1% del valor del inmueble. “Hoy una rentabilidad normal sería del 0,5% ó 0,6%” indicó. En promedio el precio del alquiler de un departamento de un dormitorio oscila entre 900 y 1.100 pesos, mientras que uno de dos está entre 1.400 y 1.700. Cifras que varían de acuerdo con las calidades y servicios.

foto: josé vittori

 
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Textual

Mario Luccisano, Fides

“Ni hay créditos baratos, ni hay plazos largos, ni la relación entre los ingresos y la cuota que te genera el banco te da posibilidades de acceder a un crédito real, como era en otra época”.

+ de 200%

en dólares

aumentaron en promedio los valores de los departamentos de un dormitorio entre 2002 y 2010. En los dos últimos años, el incremento de los precios se frenó, aunque acompaña los niveles inflacionarios.


 

Para arriba

Los que compran

El segmento que más se orienta a la adquisición de departamentos es el que tiene capacidad de ahorro y los vuelca a inmuebles. Ese mercado, aunque más lento que en otras épocas, se sigue moviendo.

Para abajo

Los que no compran

A los sectores que dependen del crédito hipotecario les resulta difícil acceder a la vivienda propia. Por ese motivo, en general los que necesitan una casa para vivir terminan alquilando a los inversores.

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