A diez años de la muerte de Rubén Luis Di Palma
A diez años de la muerte de Rubén Luis Di Palma
La viví desde la ruta hacia Río IV
Ya pasó una década desde que aquel sábado 30 de septiembre de 2000, el helicóptero que tripulaba el “Loco Luis” desde Santa Rosa hacia su Arrecifes natal, se precipitó a tierra y se llevó la vida de uno de los últimos ídolos del automovilismo argentino.

Desde los 19 años. Rubén Luis Di Palma se subió y brilló en cuanta categoría lo invitaron a participar.
Daniel Monticelli
Dicen los que saben que “cuando uno comienza a ser nostálgico es signo de que tiene más de 50...”; es mi caso. Por eso es que nunca miro el “retrovisor” y solamente me detengo “un ratito” en el tiempo para tratar de darme cuenta (la mayoría de las veces no lo logro), de los errores cometidos en el pasado para intentar no repetirlos. Pero hay hechos que uno ha vivido que lo marcan definitivamente. Debo reconocer que los momentos tristes o amargos trato de soslayarlos, aunque con la muerte de Rubén Luis Di Palma —para nosotros, los del ambiente, simplemente el “Loco Luis”—, lo primero que experimenté fue sorpresa y después dolor.
Ese sábado 30 de septiembre era un día fantástico, cielo despejado y sol a pleno. Con mi renovado Fiat 128 (restaurado por el querido Antonio Scándalo y motorizado por “Cañadita” Delbino, parecía un auto de colección), viajaba hacia Río IV porque el calendario indicaba que había Turismo Nacional. Tomé la Ruta 19 , desvié en Clucellas, María Juana, Sastre, San Jorge para encarar, antes de El Trébol, hasta Alicia (Córdoba), para evitar el tránsito por San Francisco. En ese trayecto, el sonido inequívoco del celular que llevaba —los primeros que llegaron a Argentina, el tipo “ladrillo”, que era del diario—, me hizo interrumpir un tema de Rod Stewart que tanto disfrutaba. Era Enrique Cruz (h.), que me llamaba para comentarme la noticia. Primero pensé que se trataba de una broma, pero “Panchi” me relató que estaba en la redacción mirando Crónica y que apareció la característica placa roja... Paré a un costado de la ruta, hice un par de llamadas y era tan real como penoso. A los que consultaba, atribulados, me ampliaban datos sobre el suceso...
“Luis estuvo en el circuito de Santa Rosa, donde corría Marcos (uno de sus cinco hijos), quien hizo la pole position en el Top Race. Después de saludarlo y estar en el box, se subió al helicóptero, un Robinson R44, para volverse urgente a su taller de Arrecifes donde estaba trabajando a destajo para terminar el Torino, con el que pensaba competir nuevamente en el Turismo Carretera en la fecha de Rafaela del 8 de octubre. No llegó. La aeronave se precipitó a tierra a la altura de Carlos Tejedor (en una estancia llamada La Fuente; eran cerca de las 17), se incendió con el lamentable saldo conocido: “Se murió el “Loco Luis’”.
Seguir o volver
Como sabía que la noticia iba a ser tapa de todos los medios nacionales y regionales, cerca de las 18 me comuniqué con Néstor Fenoglio, por ese entonces jefe de la sección Deportes de El Litoral (a propósito, fue el responsable de que quien esto escribe, sea el columnista de Automovilismo de este medio). “Estoy más cerca de Río IV que de Santa Fe, ¿qué hago?”, lo consulté. “Seguí”, me respondió. “Con el abundante material que llegará por distintas vías más tu aporte desde Córdoba, estamos cubiertos”, me explicó.
Así lo hice, arribé al “Imperio cordobés” y con los primeros que me crucé fue con Angel Monguzzi (afamado piloto que actualmente sigue corriendo), Alfredo Pisandelli (ex piloto de distintas categorías) y Hugo Paoletti (presidente de Apat). “Qué querés que te diga “Negro” (siempre me confundieron con Norberto Lezcano, compañero y amigo que trabajamos juntos durante mucho tiempo en LT9), estoy destruido...”. Esa misma frase la escuché durante todo el fin de semana de carreras. Las competencias del Turismo Nacional fueron sólo un trámite para todos.
Un manto de tristeza embargaba y recorría los boxes, es que Di Palma había muerto. Lo único que quería era que todo terminara y volverme a casa, a refugiarme entre los míos.

¡Fijate por favor! Acompañado por su hija Andrea (que era su copiloto), Rubén Luis Di Palma se acomodó en la silla de la sala de conferencias del autódromo de Buenos Aires y nos dijo: “Con lo que cuesta ganar, estos p... (Traverso y Marcos Di Palma), se pelean y me quitan protagonismo”, risas. Era su último triunfo en TC: 13/9/1998. En la toma, flanqueado por Satriano (buzo rojo) y Guillermo Ortelli. Foto: Agencia Télam
Campaña
De acuerdo con la estadística de la Revista Campeones, Rubén Luis Di Palma corrió en 15 categorías y/o acontecimientos de carácter nacional e internacional.
En Turismo Carretera disputó 217 carreras, logrando 2 títulos de campeón, 1 subcampeonato, 20 triunfos y 33 podios. En TC 2000: 121 carreras, 1 título, 2 subcampeonatos, 15 triunfos y 26 podios. En Sport Prototipos: 42 carreras, 2 títulos, 17 triunfos, 21 podios.
Mecánica Argentina F-1: 64 carreras, 2 coronas, 3 subtítulos, 22 victorias. Fórmula 2 y Fórmula 2 Codasur: 58 carreras, 2 subcampeonatos, 7 victorias.
Club Argentino de Pilotos: 36 carreras, 2 subcampeonatos, 8 triunfos. Turismo Mejorado: 9 carreras; Supercart: 44 carreras, 1 título, 9 victorias, Top Race: 19 carreras, 4 podios. SP Internacional: 4 carreras.
Rally Mundial. 2 carreras. Fórmula 5.000, “24 Horas de Le Mans”, “84 Horas de Nürburgring” y “84 Horas de la República Argentina”, 1 vez.
En total disputó 620 carreras, logró 8 títulos, 10 subcampeonatos, 99 victorias y 178 podios.