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“Los orígenes de la ley negra”

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“Derribando el muro del Parque de Richmond”. Grabado de un libro de 1751.

 

En Inglaterra, en mayo de 1723, por unanimidad y rápida sanción se creó la conocida como “ley negra”. Se proponía terminar con la inseguridad que acosaba a la vida y bienes de los propietarios. La primera categoría de delincuentes comprendidos por la ley eran las personas “armadas con espadas, armas de fuego u otras armas ofensivas, y con las caras pintadas de negro” que aparecieran en cualquier bosque, coto de caza, parque o territorio cercado “en el que habitualmente se hubieran tenido o se tuvieran ciervos”, o en cualquier corral, camino principal, brezal, ejido o colina. E.P. Thompson se ocupa de esta ley en “Los orígenes de la ley negra”, estudiando las circunstancias que dieron pie a que se introduzca la pena de muerte para quienes, armados y/o con la cara pintada de negro, cometieran delitos como talar árboles, cazar ciervos, destruir terraplenes, incendiar casas o graneros, exigir por carta “dinero, carne de venado o alguna otra cosa de valor”, y tantos otros actos delictivos, a tal punto que se ha dicho que “casi no hay acto delictivo que no quede encuadrado en las cláusulas de la ley negra; infracciones contra el orden público, contra la administración de la justicia criminal, contra la propiedad, contra las personas, daños maliciosos a la propiedad en distintos niveles, todas las ofensas quedaban comprendidas por este estatuto y todas eran punibles con la muerte”.

La ley en cuestión comenzaba diciendo: “Considerando que diversas personas malintencionadas y contrarias al orden se han asociado recientemente con el nombre de negros, y que han formado confederaciones para ayudarse y asistirse mutuamente en el robo y la destrucción de ciervos, el saqueo de corrales y estanques, la tala de arboledas cultivadas y otras prácticas ilegales, y que formando grandes grupos, armados con espadas, armas ...”, y concluía: “... serán considerados culpables de delito grave, y sufrirán la muerte como corresponde en estos casos, sin derecho a conmutación de la pena”.

Thompson revela en su libro una trama de tensiones sociales, corrupción política y desigualdad características de la época, y estima que la ley nació en gran parte de la necesidad de la oligarquía whig por asegurar sus privilegios mediante la creación de nuevas disposiciones y el endurecimiento de antiguas formas legales. Publicó Siglo XXI.