A 70 años de la muerte de Benjamin

 

Carlos Álvaro Roldán

(EFE)

El filósofo alemán Walter Benjamin, uno de los grandes teóricos de la modernidad, murió en la noche del 26 al 27 de septiembre de 1940 en una modesta fonda de la localidad de Port Bou, próxima a la frontera de España con Francia, exactamente 70 años atrás, dejando a su muerte un misterio aún por resolver.

El pensador, crítico literario y traductor de origen judío y nacido en Berlín, falleció esa noche por una sobredosis de morfina, en lo que según algunas voces fue un suicidio ante el acoso de los nazis o, según una teoría más reciente, un asesinato por agentes de Stalin. Sin embargo, para el doctor español Pedro Gorgot, que certificó entonces su muerte, se trató de una “hemorragia cerebral”.

El hombre, de 48 años, que soñaba con una cultura europea universal, más justa y humana, alejada de los autoritarismos y el consumismo, expiró en esa modesta pensión con mínimas posesiones. Una maleta de piel, un reloj de oro, una pipa, un pasaporte expedido en Marsella (Francia) por el American Foreign Service, seis fotografías tamaño carné, una radiografía, unas gafas, varias revistas, diversas cartas, unos cuantos papeles y algo de dinero: éstas eran sus pertenencias, según la documentación del juez que firmó su muerte.

Amigo de Bertolt Brecht y Theodoro Adorno, así como colaborador de la Escuela de Fráncfort, la figura del pensador berlinés que intentó fusionar el marxismo y el judaísmo permaneció casi oculta para el común de los mortales hasta su recuperación en 1994.

El 25 de septiembre de 1940, cuando un enfermo Benjamin llega a España con un grupo de exiliados tras cruzar los Pirineos, ya había publicado sus grandes obras (“La obra de arte en la era de su reproducibilidad técnica”, de 1936, y “El origen del drama barroco alemán”, de 1928), si bien “Tesis sobre la Filosofía de la Historia“ vio la luz póstumamente, en 1959. Ya en 1940, en el inicio de la Segunda Guerra Mundial y después de varios años de conflicto civil en España, Benjamin había pergeñado su tesis del “Ángel de la Historia” o “Angelus Novus”. Contempla ahí desolado las ruinas de la Historia arrasada por el huracán del progreso destructor y aniquilante, del que el hombre no puede escapar y que lo arrastra hacia un futuro aterrador construido sobre las cenizas de la humanidad.

El 26 de septiembre de 1940, con tres policías del régimen franquista en la puerta, tras serle negada la posibilidad de cruzar España y viajar en barco desde Lisboa hasta Estados Unidos, Benjamin muere solo en su habitación del Hotel Francia.

En una nota que dejó a su compañera de viaje Henny Gurland, fotógrafa que años después se casaría con el psicólogo Erich Fromm, Benjamin escribió: “En una situación sin salida no tengo más opción que ponerle fin”.

El escritor Stuart Jeffries, en un artículo publicado por el diario británico The Observer el 8 de julio de 2003, sostenía la hipótesis de que Benjamin fue asesinado por agentes soviéticos en connivencia con los nazis gracias al pacto de no agresión firmado entre la Unión Soviética y Alemania, el 23 de agosto de 1939.