No alcanza al 50 % del PBI

La deuda pública pesa menos y los acreedores son estatales

Télam

La deuda pública dejó de ser un problema para la Argentina, tomando en cuenta que su relación con el Producto Bruto Interno Bruto (PBI) no llega al 50 por ciento, según las cuentas que hace el propio gobierno; además, cerca de la mitad de esa deuda está en manos de organismos estatales.

Pese a la reactivación, la deuda representaba en 2002 el 166 por ciento del PBI. Las ofertas de canje permitieron reducirla al 74 por ciento en 2005 y al 48,1 por ciento del producto en la actualidad.

Otro dato significativo es que el propio Estado argentino comenzó a tener una mayor presencia como tenedor de títulos públicos, y en la actualidad posee casi el 50 por ciento del total a través de la Anses, del Banco Central y del Banco Nación.

“Indudablemente, dejó de ser un problema”, dijo el economista jefe del Banco Credicoop, Alfredo García, quien no obstante consideró que “hay que seguir con la política de desendeudamiento”.

Comentó que “hay margen para seguir tomando deuda a largo plazo”, pero aclaró que “el objetivo debe ser destinado a obras de infraestructura porque, si se invierte en generación de energía, por ejemplo, se permite un crecimiento económico futuro”.

Por su parte, el economista Aldo Ferrer dijo que la deuda pública argentina “está encuadrada, puede ser financiada con recursos propios y no se necesita de financiamiento externo. Hay un claro cambio de época”, destacó.

Ferrer señaló no obstante la importancia de captar el ahorro interno y evitar la fuga de capitales, “que tiene que ver con la crisis internacional, las tensiones políticas y la incertidumbre que viene del pasado”. Para el ex ministro de Economía, “no hay que tomar deuda afuera, hay que captar el ahorro interno”.

Los problemas de la deuda pública en la Argentina se remontan a los inicios de la Patria, cuando el primero de julio de 1824 el entonces presidente Bernardino Rivadavia contrató un préstamo de la inglesa Baring Brothers por un millón de libras, que el país tardó un siglo en cancelar.

La deuda pública volvió a los primeros planos durante el ocaso de la dictadura militar, cuando el plan de Martínez de Hoz dejó como resultado un pasivo externo de 30 mil millones de dólares. De poco sirvieron el Plan Brady de 1992 y el blindaje de 2000, previos al default.