Preciados recuerdos de los abuelos franceses

Tras seis años de investigación, Aldo de la Fuente quiso dar a conocer la historia de sus abuelos maternos franceses, María Guezennec y Ernesto Minerot, quienes se radicaron en nuestra ciudad y varias localidades argentinas.

TEXTOS. MARIANA RIVERA.

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En marzo de 1909, en Jobson, Alicia Minerot se casó con Alejo Lavielle.

“Las crónicas semanales sobre inmigrantes, quienes fueron nuestros ancestros, narradas en el suplemento Nosotros del diario El Litoral han sido la fuente de inspiración para armar la historia de mis abuelos maternos de origen francés”, admitió el santotomesino Aldo de la Fuente al enviarnos la investigación sobre su historia familiar, que le demandó seis años.

“La narración -aseguró- se basó en el recuerdo de comentarios surgidos en reuniones familiares, en particular aquellos contados por la tía Alicia, por cuanto procuré poner orden a todos esos hechos vividos de la mejor forma posible, cuya estela se extendió entre 1890 y 1920”.

“El trabajo incluye una completa revisión de la historia de esa época, atendiendo acontecimientos políticos-económicos, los que redundaron -aclaró- en haber tomado decisiones que los llevó a radicarse en diferentes lugares, la mayor parte del tiempo bajo condiciones precarias. En este punto, cabe aclarar que el texto debió ser editado por ser muy extenso”.

Según resumió, “la vida transcurrida desde el arribo de mis abuelos maternos franceses no fue fácil; la primera intención fue regresar pero no contaban con el recurso económico necesario. Se adaptaron a las circunstancias y siempre reconocieron haber sido tratados con mucho respeto y en un ambiente solidario, tanto de los europeos de diferentes orígenes como de los criollos. Sus actividades les permitían desarrollar un cierto bienestar, lo cual hacía mitigar todas las limitantes sufridas”.

María Guezennec y Ernesto Minerot -abuelos franceses de Aldo de la Fuente- arribaron al puerto de Buenos Aires el 20 de febrero de 1890, en el buque Santa Fe procedente de Burdeos, Francia. Ambos tenían 20 años. Ella había nacido en Plouha, sobre el Canal de La Mancha, y él en Port sur Saone, Alto Saone, provincia Franco Condado. Eran hijos de Francisco Guezennec y Joaquina Ropers, y de Francisco Minerot y Carlota Franck.

Se conocieron en París -contó- donde ella trabajaba de doméstica, destino común para muchas mujeres nacidas en la península Armoricana. Las parroquias se ocupaban de ubicarlas en centros urbanos donde era más fácil conseguir este tipo de conchabo.

El abuelo -continuó- también trabajaba en París: conducía un carro vendiendo carbón mineral a domicilio. Su familia era de agricultores dedicados a la explotación de vides y elaboración de vinos, hasta que un insecto -a mediados del siglo XIX- devastó la mayoría de los viñedos europeos. Su familia quedó en ruinas y la única alternativa fue su desplazamiento en busca de otra fuente de trabajo.

María y Ernesto se casaron y partieron hacia estas tierras -destacó- cargados con dos baúles, un montón de energía y las expectativas de un mejor bienestar. Entonces, las penurias vividas en su patria y el incentivo de pasajes subsidiados otorgados por el gobierno argentino para atraer inmigrantes de origen francés fueron importantes motores de tal decisión.

PRIMER DESTINO

En 1890, el matrimonio fue parte de los 110.594 inmigrantes que ingresaron al país ese año. “El propósito del abuelo era poder dedicarse a la destilación de bebidas, para lo cual trajo alambiques de cobre propiedad de su familia. Pero estos elementos se perdieron en el trajín de desembarco en el puerto de Buenos Aires. Al no contar con familiares, amigos o connacionales que les facilitaran su radicación y, sobre todo, no contar con capital para iniciar algún otro tipo de emprendimiento, debieron aceptar el destino ofrecido”, recordó de la Fuente.

Fueron puestos a disposición de la Oficina Central de Inmigrantes, que ordenó ubicarlos por breve tiempo en una pensión instalada en la zona de Retiro. El destino orientado, elegido o forzado, fue Concordia, provincia de Entre Ríos. [...] Allí el abuelo se desempeñó como operario en la fábrica de conservas montada por el empresario francés conde Eduardo de Machy.

El 26 de julio de 1890, a los cinco meses de haber arribado los abuelos al país estalló la revolución denominada del 90. [...] No se sabe bien si fue por esa causa o por desaveniencias con las autoridades locales, el conde de Machy se ausentó en 1891, sin retornar, la empresa entró en receso y nuestro abuelo debió cambiar de actividad y dedicarse a trabajar como albañil.

En 1891 nació la primogénita Alicia, y al año siguiente partieron para Asunción del Paraguay. El Concordia-Posadas y Encarnación-Asunción lo realizaron en ferrocarril.

EN PARAGUAY

Los abuelos -continuó- fueron atraídos por un programa de colonización sobre la costa del río Paraguay, a unos 200 kilómetros río arriba de la capital paraguaya. Sobre la ribera izquierda fueron desembarcadas unas veinte familias europeas, en su mayoría francesas.

El propósito de esta colonización era el cultivo del tabaco. El territorio era totalmente virgen, por lo que debieron construir precarias viviendas con paredes de palo a pique cubiertas de barro y techo de paja, desmontar y acondicionar el terreno, hacer almácigos para los plantines de tabaco a la sombra de los grandes troncos de árboles volteados. [...]

La promesa de los responsables de la empresa colonizadora del abastecimiento regular de alimentos y otros elementos esenciales no fue cumplida. Llegaron a depender, para subsistir, de la caza y de la pesca. El principal problema era el número de criaturas, algunas muy pequeñas.

Como medida extrema decidieron construir una canoa ahuecando un tronco. Aléxis Paradot fue el voluntario francés que se embarcó. De cuánto tiempo le requirió, navegando río abajo, para arribar a Asunción no se tiene noción. Lo cierto es que fueron rescatados. [...]

ARRIBO A SANTA FE

Desde Asunción desembarcaron en Santa Fe a comienzos de 1893. La atracción de los abuelos hacia este lugar fue la formación de una incipiente colonia de franceses propiciada por el ferrocarril de capital galo. [...]

A los seis meses se produjo la renuncia del gobernador Cafferata como consecuencia de las dificultades financieras y de la agitación política manifestada por la revolución radical expandida en tres provincias: Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. [...]

“Si bien los abuelos -por su corta permanencia en la ciudad- no participaron en esta agitación política sí recibieron el impacto de la incertidumbre vivida, cuyos rasgos comentaron en el resto de sus vidas”, mencionó su nieto.

Se instalaron en una casa ubicada en Balcarce y San Luis, demolida hace tiempo, adonde permanecieron hasta 1901 y nacieron dos hijos más: Ernesto Francisco León, en 1896, y Mar Leontina, en 1899. Los nombres de León y Leontina los imponía la abuela como buena bretona de profunda fe católica, en homenaje al Papa León XIII. [...]

El abuelo se desempeñó en la compañía francesa de ferrocarriles como guarda de trenes con un sueldo mensual de 45 pesos de curso legal y, la abuela se instaló con un bar-comedor en la esquina de Hipólito Yrigoyen y San Luis, dejando luego este comercio a Martín Piarrou, francés amigo de ellos.

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La familia Minerot-Guezennec se fotografió en 1920 en nuestra ciudad.

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Alicia y María Leontina vestidas a la moda Channel, en 1918.

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Ernesto, Alicia y María Leontina en Estación Florida, en 1908.

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en 1922 se casaron en Pilar María Leontina Minerot y Maximiano de la Fuente.

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Familia de la Fuente-Minerot en Jobson (Vera) en 1933.

OTROS DESTINOS

En 1901, la empresa de ferrocarril Santa Fe solicitó la autorización para extender sus líneas férreas unos 150 kilómetros, desde La Sábana hasta Barranqueras, territorio del Chaco. [...] El ramal proyectado permitiría la comunicación con la capital santafesina, Rosario y Buenos Aires. La empresa ofreció a los abuelos -comentó su nieto- la posibilidad de instalarse con un comedor en esa futura punta de riel, para atender el personal de ese obrador y el tránsito de pasajeros entre ambas orillas.

En esta empresa no les fue tan bien como esperaban. El Congreso Nacional demoró la autorización de la prolongación del ferrocarril y, una vez que fue acordada, los grandes cañadones y densos montes a sortear para el extendido de las vías hizo que esta obra se concretara recién en 1907.

Pudieron montar un comedor en una construcción de madera sobre pilotes a la vera de las barrancas del riacho Barranqueras, próximo al muelle flotante y enfrente de lo que sería el apeadero del ferrocarril. Pero las continuas crecientes del río debilitaron los pilares de la construcción y se volteó, circunstancia que limitó su estadía en ese lugar hacia fines de 1903.

Por este motivo, en 1904 se asentaron en la estación Florida, sobre el entonces ramal al Rey, que unía Intiyaco con Villa Guillermina. [...] En esta zona la densidad de quebrachales favoreció la radicación de un importante número de personas comprometidas con la explotación forestal, lugar donde se extrajo madera durante 50 años, en un principio en forma selectiva, luego en forma rasante. Allí,dentro de una construcción de madera con galería orientada al norte instalaron un comercio de almacén, despacho de bebidas y comedor. Todo se expendía a través de rejas. [...]

PROPIEDADES

Posteriormente pudieron comprarse una propiedad en el pueblo de Jobson, hoy Vera, en 1906. [...] El 12 de marzo de 1909, en esa casa de Jobson, Alicia (la hija primogénita) contrajo matrimonio con don Juan Alejo Lavielle, francés, maquinista de la empresa ferroviaria. La ceremonia y fiesta se realizaron con la participación de vecinos italianos, españoles, franceses y otras nacionalidades, con sus respectivos descendientes.

Luego se instalaron en Intiyaco. [...] “Los abuelos habían tomado la concesión del bar-comedor de la estación ferroviaria, habilitada en 1889. En esos tiempos el transporte de maderas (quebrachales) era el rubro más importante de cargas. [...]

La estación del ferrocarril era el punto de encuentro obligatorio, desde donde se remitían y recibían encomiendas, se usaba el servicio telegráfico del ferrocarril, y se despachaban y recibían cargas. Era la única vía segura de comunicación y abastecimiento de todo tipo de mercaderías. [...]

El cuarto hijo nació en 1910: Ives María, en memoria del hermano menor de la abuela de profesión marino mercante, quien poco tiempo antes había fallecido en Francia de fiebre amarilla contraída en Indochina. [...]

En 1912 adquieren una segunda propiedad en Jobson, contigua a la anterior. [...]. En 1916 volvieron a Jobson, alquilaron para la familia una casa en Juan de Garay y Rosario, y alquilaron también un terreno cercano a la cancha de fútbol del club Ferrocarril, adonde el abuelo levantó una construcción de tres habitaciones con techo de paja, para dedicarse a la elaboración de carne de cerdo, oficio aprendido en su país de origen. Allí faenaba porcinos comprados en la zona de Maciel, transportados por ferrocarril y arreados por el pueblo hasta los chiqueros del lugar indicado. [...]

Una gran familia

“La abuela era el jefe de toda la familia como esposa, madre administradora, consejera, maestra. Toda actividad se hacía con el consentimiento de ella”, aseguró Aldo de la Fuente.

Y agregó: “Los abuelos llegaron al país prácticamente sin nada, y con el correr del tiempo pudieron escalar posiciones económicas ubicándose dentro de la clase media común de la época. Todo lo logrado fue por medio del trabajo continuo, sin horarios, sin feriados, sin vacaciones, sin gastos superfluos, con una economía extrema donde se brindaba culto al ahorro”.

Con ese deambular periódico, a los tres hijos mayores no les fue posible concurrir a la escuela en forma regular, deficiencia cubierta por la abuela, quien les inculcó la disciplina por la lectura, en castellano o francés. El hijo menor, Ives María, logró completar el colegio secundario en La Salle de Santa Fe.

Como Ernesto Francisco León e Ives María no tuvieron hijos, el apellido Minerot se extinguió en esos lares. En cuanto a los matrimonios surgidos -con excepción del de Alicia con Juan Alejo Lavielle-, los demás hermanos no manifestaron ninguna tendencia en hacer pareja con descendientes del mismo origen. [...]

Ernesto Francisco León contrajo matrimonio con Benedicta García, criolla, nacida en San Roque Corrientes; María Leontina con Maximiano de la Fuente, español, oriundo de Renedo de la Vega, Palencia; e Ives María con Severina Enriqueta Pañeda, de padres españoles, quien con su hermana Faustina fueron, en 1928, las primeras mujeres empleadas como administrativas en la compañía francesa de ferrocarriles.

A estos matrimonios les sucedieron cuatro nietos, cinco bisnietos, cinco tataranietos. La mezcla de apellidos de diferentes orígenes es el mejor indicador de la integración de esta familia con raíces francesas. El abuelo -concluyó Aldo de la Fuente- falleció en julio de 1921, a los 52 años, como consecuencia de un coma diabético [...] y la abuela lo siguió a los 59 años, en enero de 1928, debido a una bronconeumonía.