El rafaelino Rodrigo Castagno, clave en las tareas de rescate de los mineros chilenos
El rafaelino Rodrigo Castagno, clave en las tareas de rescate de los mineros chilenos
“Fue un gran orgullo haber colaborado”

Rodrigo Castagno con la perforadora detrás. Foto:Familia Castagno
Gabriel Rossini
Rodrigo Castagno -rafaelino, 41 años, 4 hijos, geólogo recibido en la Universidad Nacional de Córdoba e hincha de 9 de Julio- terminó la última semana lo que probablemente haya sido su mejor trabajo: la perforación por la que viajó la cápsula Fénix 2 que sacó a los 33 mineros del fondo de la tierra en Copiapó.
“Cuando salió el último sentí un gran orgullo”, dice del otro lado del teléfono. Está radicado en Chile desde 1994. “Trabajé en una empresa junior canadiense durante 4 años, luego 8 años en Codelco, en Veladero en la provincia de San Juan y en la actualidad en Doña Inés del Coyaguan.
—¿Como llegaste a formar parte del rescate?
—La primera máquina que llegó a la mina se encargó de dar comunicación, la segunda oxígeno y agua, y la tercera activó lo que se llamó el Plan B. La máquina que podía hacer ese pozo, a esa profundidad y a ese diámetro, la teníamos nosotros. Y la empresa confió en mi persona para poder llevar adelante la tarea. Mi función fue hacer el control geológico y geotécnico del pozo. Teníamos las muestras de roca que salieron de la primera perforación, así que a través de la dureza, el tipo de roca, el fracturamiento, etc., podíamos predecir con qué nos íbamos a encontrar mientras perforábamos.
—¿Costo más o menos trabajo de lo que pensaban?
—Para nosotros estas tareas son usuales, pero a veces no tomamos todas las precauciones y trabajamos con un margen de error que, a lo más, puede hacerte perder plata o tiempo. En este caso teníamos la presión de cuidar 33 vidas.
—Los primeros días decían que el rescate iba a suceder a fines de año ¿Llegaron antes de lo previsto o efectivamente tenían pensado hacerlo en esta fecha pero no lo decían para evitar ansiedades?
—El primer plan era cavar con una máquina que perforaba un diámetro menor de 15 cm, llegar al taller, armar una plataforma y desde allí los mineros debían cavar de abajo hacia arriba. Eso demoraba cuatro meses y por eso hablaban de Navidad. A partir de allí se empezaron a manejar distintas opciones para llegar antes. Nosotros propusimos esa máquina que perfora a una velocidad mayor y siempre desde la superficie hasta la mina.
—¿Que hicieron una vez terminada la tarea?
—Nuestra misión fue hacer el conducto para que puedan salir, después se nos pidió encamisarlo porque tenemos experiencia en hacerlo y teníamos la máquina puesta en una posición correcta. Ahí terminó nuestra tarea y nos retiramos para facilitar el rescate. Así que lo vi por televisión tranquilo con mi familia en mi casa.
—El presidente prometió cambiar la legislación para tratar de evitar estos accidentes.
—Se tiene que cambiar la legislación en cuanto a la fiscalización de los estudios que se hacen porque, por ejemplo, se determina que la mina es peligrosa pero después no se le hace un seguimiento a las normas de seguridad. Seguramente, ahora vienen muchos cambios, regulaciones y fiscalizaciones.
—Hace muchos años que estás en Chile ¿Cómo ves el ánimo de la gente después de un terremoto devastador y el rescate de los mineros?
—Aquí los terremotos han ocurrido siempre y lo impresionante es ver cómo la gente se levanta después de una catástrofe. Lo que me dejó esta experiencia es que cuando se hacen las cosas sin intereses políticos ni individuales ni privados ni públicos -venga de donde venga la gente- se puede llegar al éxito en una situación de extrema complejidad como fue ésta. Hay una sensación de orgullo también, festejaron el Bicentenario en septiembre, con los mineros bajo tierra. Muchos chilenos dicen que fue motivo de darse a conocer a nivel mundial por una tarea bien hecha y no por una catástrofe, una situación complicada, una crisis política o regímenes militares. El orgullo que tienen es que se dieron a conocer por un ejemplo de cómo deben hacerse las cosas bien.
“Hay que fomentar la minería”
—¿Hay diferencias entre Chile y la Argentina con respecto al tratamiento de la minería? Con el proyecto de la Barrick Gold en el país hay un gran debate. ¿Cuál es tu posición?
—En la Argentina hay que mejorar la legislación minera para fomentar la inversión y ésa es una decisión política. La actividad minera siempre se ve como una industria agresiva hacia el medio ambiente, el consumo de agua, y así lo percibe la gente. Ahora, se tienen que dar a conocer también todos los beneficios que trae y que el impacto ambiental muchas veces no es tal como lo cuentan o sus efectos son mitigados. Por lo tanto, hay que cambiar un poco la cultura. Y los inversores necesitan estabilidad política para elegir el país donde van a instalarse porque son inversiones a muy largo plazo. No estoy hablando de ningún gobierno en particular. Lo que estoy diciendo es que para fomentar este tipo de industria tiene que favorecer la legislación. En la Argentina el petróleo, la ganadería, la agricultura están bien regulados. Quizás a la industria minera le falte un poco de desarrollo porque todavía no se ha invertido mucho, aunque ahora hay varios proyectos en marcha porque el precio de los metales está bien alto. Ojalá se le dé un gran impulso. Yo trabajé en Veladero, en San Juan. Hay grandes profesionales, se trabaja muy bien y hay que aprovechar la experiencia de empresas como la Barrick y de todas las que están allí. La Cordillera de Los Andes es una sola, no es que los yacimientos están sólo del lado de Chile. Por eso hay mucho por explorar y mucho potencial geológico en el país.
—El principal cuestionamiento es el impacto medioambiental...
—Bueno, si hay impacto, yo estoy a favor de que las empresas se comprometan a mitigarlo. Esto quiere decir que una empresa que explota una mina, cuando se va, tiene que dejar las cosas de la misma manera que cuando llegó. Claro, si se trata de sacar glaciares que son fuente de agua para los productores y eso va a tener un impacto en la gente, se tiene que estudiar, buscar soluciones distintas, trabajar con las comunidades y buscar alternativas.